¡¯Bonding¡¯, una serie c¨®mica sobre el masoquismo
?Se puede hacer una serie sobre las pr¨¢cticas er¨®ticas vinculadas a la dominaci¨®n y el masoquismo sin molestar en exceso? Se puede y 'Bonding' lo ha hecho para Netflix
?Se puede hacer una serie sobre las pr¨¢cticas er¨®ticas vinculadas a la dominaci¨®n y el masoquismo sin molestar en exceso? Se puede y Rightor Doyle lo ha hecho con Bonding para Netflix. Una joven universitaria neoyorquina se paga sus estudios de Psicolog¨ªa ejerciendo de dominatriz y para desarrollar m¨¢s c¨®modamente su trabajo contrata a un amigo gay como su asistente. Y todo ello con un tono m¨¢s pr¨®ximo a la comedia que al previsible ambiente s¨®rdido de las mencionadas pr¨¢cticas sexuales.
Son siete cap¨ªtulos cortos, poco m¨¢s de 15 minutos cada uno, en los que se ir¨¢n mostrando dis...
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?Se puede hacer una serie sobre las pr¨¢cticas er¨®ticas vinculadas a la dominaci¨®n y el masoquismo sin molestar en exceso? Se puede y Rightor Doyle lo ha hecho con Bonding para Netflix. Una joven universitaria neoyorquina se paga sus estudios de Psicolog¨ªa ejerciendo de dominatriz y para desarrollar m¨¢s c¨®modamente su trabajo contrata a un amigo gay como su asistente. Y todo ello con un tono m¨¢s pr¨®ximo a la comedia que al previsible ambiente s¨®rdido de las mencionadas pr¨¢cticas sexuales.
Son siete cap¨ªtulos cortos, poco m¨¢s de 15 minutos cada uno, en los que se ir¨¢n mostrando distintos vicios de lo que algunos llaman sexo, otros amor y alguno, incluso, el placer de las babas, sin otra pretensi¨®n que la de entretener. La moralina de contrasolapa no tiene cabida aqu¨ª, como tampoco la tiene un tratado sobre el masoquismo, lo que no evita el que recibiera algunas cr¨ªticas por quienes consideran que es una frivolizaci¨®n de, al parecer, tan transcendente tema.
Lo cierto es que sus protagonistas, Zoe Levin y Brendan Scannell, ejercen una profesi¨®n m¨¢s habitual de lo que pueda parecer y ah¨ª est¨¢n casos de ficci¨®n como el de Charles Chuck Rhoades Jr., fiscal de los Estados Unidos (Paul Giamatti) en la excelente Billions o la ducha dorada real de una guineana a un afamado periodista espa?ol. Las perversiones, si no molestan, admiten la tolerancia y, desde luego, un tratamiento narrativo audiovisual.
Mistress May, nombre comercial de la dominatriz, y Peter, su ayudante que aspira a ser monologuista c¨®mico, satisfacen los deseos de los distintos clientes a cambio de un dinero, es decir, forman parte de la llamada econom¨ªa de libre mercado. El resto es pura coartada de los biempensantes.