Los zombis se instalan en Francia

Todo, o casi todo, del mundo de los zombis comenz¨® en 1968 con una pel¨ªcula de serie B y un presupuesto que no lleg¨® a los 120.000 d¨®lares: La noche de los muertos vivientes, la primera pel¨ªcula de George A. Romero. Desde entonces el n¨²mero de pel¨ªculas y series de televisi¨®n sobre el tema se increment¨® exponencialmente. The Walking Dead se convirti¨® en la madre de todas las series de zombis, con secuelas lamentables como The Walking Dead: World Beyond. Ahora llega a Netflix La Revoluci¨®n, una trama que transcurre poco antes del estallido de la Revoluci¨®n Francesa d...

Todo, o casi todo, del mundo de los zombis comenz¨® en 1968 con una pel¨ªcula de serie B y un presupuesto que no lleg¨® a los 120.000 d¨®lares: La noche de los muertos vivientes, la primera pel¨ªcula de George A. Romero. Desde entonces el n¨²mero de pel¨ªculas y series de televisi¨®n sobre el tema se increment¨® exponencialmente. The Walking Dead se convirti¨® en la madre de todas las series de zombis, con secuelas lamentables como The Walking Dead: World Beyond. Ahora llega a Netflix La Revoluci¨®n, una trama que transcurre poco antes del estallido de la Revoluci¨®n Francesa de 1789 y que poco o nada tiene que ver con los hechos hist¨®ricos, algo que tampoco pretend¨ªa su m¨¢ximo responsable, Aur¨¦lien Molas.

Francia vive momentos tensos. La aristocracia, o una parte de ella, no solo no est¨¢ dispuesta a renunciar a sus privilegios feudales sino que planea masacrar a la ciudadan¨ªa con una pandemia devastadora de un nuevo virus, ideado y estimulado en el Versalles de Luis XVI. La torpeza mon¨¢rquica, incapaz de aceptar las m¨ªnimas reformas para afrontar las mis¨¦rrimas condiciones de vida de los ¡°sin camisa¡±, encuentra en el virus de ¡°sangre azul¡± la soluci¨®n, una enfermedad que convierte a quienes la padecen en zombis, casi en inmortales, al mismo tiempo que fomenta el canibalismo.

Olv¨ªdense de las sutilezas: los malos son mal¨ªsimos y el pueblo, justiciero, y a?¨¢danle una direcci¨®n art¨ªstica, un vestuario, unos decorados y localizaciones excelentes y unas correctas interpretaciones, y el resultado es una serie con una notable producci¨®n que entretiene a quienes no les disgusten las escenas en las que la sangre corre a raudales en el condado de los Montargis. El rigor hist¨®rico queda para otra ocasi¨®n.