Mi bistec de primera calidad
El eurodiputado alem¨¢n Markus Ferber reclam¨® los 323 euros de dietas que sus se?or¨ªas han dejado de percibir por las restricciones de la pandemia. La realidad pol¨ªtica, una vez m¨¢s, adelanta a la s¨¢tira
En el ¨¢lbum de Ast¨¦rix La hoz de oro hay una persecuci¨®n donde el perseguido se lleva sin pagar un bistec de primera calidad de un puesto de mercado. El carnicero se une a la carrera, que acaba frente al centuri¨®n romano. Ante ¨¦l, el carnicero enloquecido grita qui¨¦n le paga su bistec, su bistec de primera calidad. Harto, el centuri¨®n le espeta: ¡°Os mostrar¨¦ lo que voy a hacer con respecto a vuestro bistec de primera calidad¡±, y le suelta uno de esos sopapos que solo se ven en vi?eta.
El chiste juega con un clich¨¦ tan arraigado como injusto: la mezquindad de los tenderos,...
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En el ¨¢lbum de Ast¨¦rix La hoz de oro hay una persecuci¨®n donde el perseguido se lleva sin pagar un bistec de primera calidad de un puesto de mercado. El carnicero se une a la carrera, que acaba frente al centuri¨®n romano. Ante ¨¦l, el carnicero enloquecido grita qui¨¦n le paga su bistec, su bistec de primera calidad. Harto, el centuri¨®n le espeta: ¡°Os mostrar¨¦ lo que voy a hacer con respecto a vuestro bistec de primera calidad¡±, y le suelta uno de esos sopapos que solo se ven en vi?eta.
El chiste juega con un clich¨¦ tan arraigado como injusto: la mezquindad de los tenderos, indiferentes a lo que sucede m¨¢s all¨¢ de su mostrador. Justo la actitud contraria que se espera de los autodenominados servidores p¨²blicos. Por eso fue muy de agradecer la bronca que el eurodiputado alem¨¢n Markus Ferber mont¨® este mi¨¦rcoles en la c¨¢mara, interrumpiendo una sesi¨®n plenaria para reclamar a gritos y coces que le abonasen su bistec, su bistec de primera calidad. En su caso, los 323 euros de dietas que sus se?or¨ªas han dejado de percibir por las restricciones de la pandemia. Hay que agradecerle, sobre todo, que tire por tierra con dos berridos toda la farsa de los servidores p¨²blicos. En un continente lleno de tenderos que encaran estoicos su ruina, mientras los bistecs de primera calidad se pudren sin venderse, Markus Ferber protagoniz¨® un espect¨¢culo revelador que podr¨ªa consignarse en un guion de Parl¨¦ment, la serie francesa que satiriza con mucha corrosi¨®n y gracia la vida interior del Europarlamento, pero all¨ª nos parecer¨ªa burdo y exagerado. La realidad pol¨ªtica, una vez m¨¢s, adelanta a la s¨¢tira.
Si yo me cruzara con Ferber, har¨ªa de centuri¨®n: le arrojar¨ªa los 323 euros de mi propio bolsillo, pero en monedas de c¨¦ntimo, y contemplar¨ªa largamente c¨®mo se agacha a recogerlas.