I?aki Gabilondo: ¡°Entiendo que se me odie. Llevo peor el halago¡±
El periodista, que deja la primera l¨ªnea tras 60 a?os de carrera, confiesa que le ¡°cuesta much¨ªsimo opinar¡± y que le encantar¨ªa entrevistar a Juan Carlos I: ¡°Creo que no sabe lo que est¨¢ pasando¡±
Durante d¨¦cadas, cada madrugada, el capit¨¢n Gabilondo sacaba a su tripulaci¨®n del Hoy por hoy a la terraza de la SER a ver amanecer. ¡°Hoy no es ayer ni ma?ana, cada d¨ªa es ¨²nico, vamos a sacar la esencia de este¡±, les arengaba. Hoy, muchos de aquellos grumetes capitanean sus propios programas y han salido en bloque a homenajear al viejo patr¨®n, que acaba de anunciar su retirada de La voz de I?aki, su tribuna hablada diaria. Al principio, se resisti¨® a conceder esta entrevista. ¡°No quer¨ªa resultar pesado¡±, dijo, pero, al final, accedi¨®, claro. Sabe ¡°lo que jode¡± llamar a al...
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Durante d¨¦cadas, cada madrugada, el capit¨¢n Gabilondo sacaba a su tripulaci¨®n del Hoy por hoy a la terraza de la SER a ver amanecer. ¡°Hoy no es ayer ni ma?ana, cada d¨ªa es ¨²nico, vamos a sacar la esencia de este¡±, les arengaba. Hoy, muchos de aquellos grumetes capitanean sus propios programas y han salido en bloque a homenajear al viejo patr¨®n, que acaba de anunciar su retirada de La voz de I?aki, su tribuna hablada diaria. Al principio, se resisti¨® a conceder esta entrevista. ¡°No quer¨ªa resultar pesado¡±, dijo, pero, al final, accedi¨®, claro. Sabe ¡°lo que jode¡± llamar a alguien y que te diga que no cuando es noticia. Lleva haci¨¦ndolo toda la vida. Cita en su despacho de la planta noble de la radio, con preciosas vistas a una Gran V¨ªa a la vez refulgente y sucia por la nieve y el hielo. En una vitrina, una foto del titular vestido de director de orquesta haciendo que dirige una sinfon¨ªa en el Teatro Real, ¡ª¡°se pusieron a tocar Paquito, chocolatero¡±, revela¡ª en homenaje a la m¨²sica, su confesa pasi¨®n frustrada. En vivo, luce cual pincel, coqueto, pint¨®n, m¨¢s derecho que una vela. Dice que se va porque est¨¢ empachado hasta de s¨ª mismo. Empecemos por el principio.
?Cu¨¢ndo empez¨® a indigestarse?
Cuando percib¨ª que las palabras no sirven como elemento de comunicaci¨®n y de entendimiento, sino de confrontaci¨®n est¨¦ril. Empez¨® con ETA, sigui¨® con el tema catal¨¢n y, en la pandemia, lleg¨® el factor final de lo obsceno. ?Tampoco en esto vamos a poner nada en com¨²n? No lo asumo. Luego tambi¨¦n he ido acumulando cansancio. Es absurdo meterte en el centro de un foll¨®n cada ma?ana sin necesidad. Antes lo hac¨ªa porque ten¨ªa que hacerlo, pero ahora no quiero. Ya no quiero.
?Qui¨¦n no le dejaba irse?
Los dem¨¢s valoran mi trabajo mucho m¨¢s que yo. Cuando ha hecho falta un remero, no he dejado el barco. Soy responsable de nacimiento. Me viene de ser el mayor de nueve hermanos, de padre carnicero, en una casa donde hab¨ªa que trabajar mucho y a la vez pastorear a una turba de cr¨ªos. Entonces, a m¨ª me tocas la tecla de la responsabilidad y me paras cualquier argumento.
?Es su tal¨®n de I?aki?
S¨ª. Es como si exhalara algo que se huele. Eres un poco el primo. Aquel al que saben que pueden invocar. En una reuni¨®n, los jefes detectan al t¨ªo que se va a encargar de la jugada, siempre me han enchufado responsabilidades muy por encima de mi capacidad, y luego las sacaba. Pero, ahora he dicho: ¡°Chicos, hasta aqu¨ª hemos llegado¡±. Porque mis palabras me fatigan. Me canso de m¨ª, y de las cosas que digo, y que dicen, y que no sirvan de nada.
?Cu¨¢nto tiempo le costaba hacer el v¨ªdeo de tres minutos de La voz de I?aki?
Todo el d¨ªa, todos los d¨ªas. Hay una manera de vivir del periodista puro. Lo leo todo, lo escucho todo, quiero saberlo todo. Pero, sobre todo, tardo en tener opini¨®n. Me cuesta much¨ªsimo opinar. Es una de las cosas que m¨¢s me han hecho sufrir. En el actual juego de polarizaci¨®n tan radical y superlativa, parece que hay un recetario de respuestas, seg¨²n seas de derechas o izquierdas. Nunca he ocultado mi ideolog¨ªa de centroizquierda, pero eso no me ha resuelto nunca las dudas. Y cada vez me resulta m¨¢s imposible decir nada sin tener en cuenta la monta?a de matices y contradicciones que obvias. Hay quien no tiene dudas y s¨ª certezas absolutas, cosa que a m¨ª me aterra. No tengo ese consuelo.
?Fue su pregunta ¡°?organiz¨® usted los GAL?¡± al presidente Felipe Gonz¨¢lez en 1995 la m¨¢s embarazosa de su vida?
Las preguntas no son ni f¨¢ciles ni dif¨ªciles, sino pertinentes o no. Aquella lo era. La importancia de aquella pregunta fue que la vieron ocho millones de personas. Eso te da su dimensi¨®n hist¨®rica.
Imagine que Juan Carlos I le concede una entrevista. ?Dejar¨ªa su retiro e ir¨ªa?
Qu¨¦ preguntas me haces. Como un clavo.
Le dijo usted en una entrevista a mi compa?ero Jes¨²s Ruiz Mantilla que le daba cierta verg¨¹enza el rey em¨¦rito. ?Qu¨¦ le preguntar¨ªa frente a frente?
Cierta verg¨¹enza no, verg¨¹enza cierta. Le dir¨ªa: ¡°?Sabe usted qu¨¦ est¨¢ pasando?¡± o ¡°cu¨¦nteme qu¨¦ ha pasado¡±, porque creo que no lo sabe. Creo que la respuesta podr¨ªa darnos una pista de las cosas que ha ido haciendo, seguramente con la sensaci¨®n de que no era para tanto ni ten¨ªa tanto de particular. Creo que parte de su deriva viene de ese extra?amiento de la realidad. Me gustar¨ªa saberlo.
?C¨®mo deglute usted tanta lisonja?
Lo paso mal. Parece un exorcismo, pero cuando alguien se mete conmigo, y podr¨ªa contarte episodios muy fuertes, no me descompongo. Vas por la calle como un pr¨ªncipe de la Iglesia y te increpan. Lo acepto y lo entiendo. Entiendo que no le guste a alguien, y que se me odie. Llevo peor el halago, me da apuro, me paraliza, quiero desaparecer.
Pues su retirada ha provocado un alud de elogios p¨²blicos. ?C¨®mo es leer sus esquelas en vida?
Bueno, un ministerio de Cultura del PP me dio un premio p¨®stumo, me llam¨® hasta el ministro deshecho en disculpas. En serio: es curioso. El proceso de hacerse mayor para alguien a quien no le preocupa envejecer, ni ponerse enfermo, ni morir, que lo tengo asumido, es interesante. Envejecer es ir cerrando puertas, un encadenado de despedidas naturales. Dejar el Hoy por hoy, dejar la tele, dejar la opini¨®n, son despedidas, parciales pero despedidas.
?C¨®mo se prepara uno para eso?
Desde cr¨ªo he tenido esa consciencia de la finitud, de la fugacidad del tiempo, de la muerte, de la vida. Cre¨ªa que todo el mundo la ten¨ªa, hasta que me di cuenta de que no, y me qued¨¦ descolocado. Me parece tan obvio, que lo que me sorprende es que no lo sea. Ese que te dice: ¡°Se ha muerto Pepito, f¨ªjate, que lo vi ayer¡±. Ya, pero es que ayer no estaba muerto, est¨¢ muerto hoy. Yo llevo las adversidades de salud con un estoicismo total. Te lo puede decir cualquiera de mi entorno. No le tengo miedo a nada. ?Que me voy a morir? Pues vaya novedad.
Es usted Dios en la profesi¨®n. ?C¨®mo se lleva con sus disc¨ªpulos?
Me sorprende que me quieran, porque les he montado broncas bestiales. Pero me quieren mucho: Ana Pastor me llama aita. He sido siempre muy exigente porque me considero un privilegiado: so?aba de ni?o con trabajar en la SER, y el paso de jugar a ser profesional no se hace sin esfuerzo. Pero nunca me atrever¨ªa a echar broncas si no fuera capaz de elogiar y de pedir perd¨®n.
?Cu¨¢nto tarda en detectar el talento ajeno?
Muy poco. Pero a los vagos los detecto ipso facto, tengo radar. He conocido a muy poquitos genios, pero sobre todo a gente trabajadora y a gente que no lo es. Me emociona el talento de la voluntad. Un taxista que tiene el taxi impecable, un tendero que te atiende con esmero, ese amor al trabajo bien hecho. La gente que intenta hacerlo bien me inspira. Con esos me voy al fin del mundo.
Conoce palacios y caba?as, ?qu¨¦ le interesa m¨¢s del ser humano?
Lo que dec¨ªa Kasantzakis: el fuego que mueve al hombre. Todo el mundo tiene un motor y un fuego dentro, algo que le mueve. Puede ser un sentimiento religioso, social, hedonista, art¨ªstico... Cuando tengo delante a alguien me interesa escucharlo, conocer su explicaci¨®n, porque todos tenemos una.
?A cu¨¢nta gente ha conocido?
Conocer de conocer, poca. [r¨ªe]
?Querr¨ªa conocer a m¨¢s?
Estoy absolutamente colmado en ese sentido, muy felizmente emparejado. Lola [Carretero, su esposa] es una persona clave en mi vida, la adoro, somos muy felices. Lo m¨¢s parecido al infierno es una pareja desgraciada, y lo m¨¢s parecido al cielo, una pareja feliz.
Y usted, ?cu¨¢nto se quiere a s¨ª mismo?
Me aprecio. No me quiero mal.
Expl¨ªqueme ese pelazo a los 78.
Es una sorpresa para m¨ª, un fen¨®meno de la naturaleza. Como puedes imaginar, much¨ªsimas otras cosas se han arruinado hace tiempo. Es curioso lo de envejecer.
Defina ¡°aburrimiento¡±.
No lo conozco. Cuando muera quiero que pongan en mi l¨¢pida: ¡°No se aburri¨® nunca¡±.
Defina ¡°diversi¨®n¡±.
Esa es una palabra m¨¢s ancha. No es solo esa cosa de cascabeles. Diversi¨®n es estar ocupado, interesado, atento. No necesito mucho para disfrutar. Pero, es curioso, cada vez soy m¨¢s sensual. A medida que te van quitando capacidades, podr¨ªa dejar de apetecerte cosas, dejar de gustarte el jam¨®n. Pero no. Te haces viejo y te vas recolocando, terminas teniendo m¨¢s morro fino para comer, para el vino, para todo. El placer no cesa.
Enterr¨® a su primera esposa, ha estado usted gravemente enfermo, tambi¨¦n lo estuvo su hija. ?Ha gozado o ha sufrido m¨¢s en la vida?
No estoy dispuesto a que nada de lo que diga suene a queja, a lamento, ser¨ªa injusto. No me quejo de nada. Ahora hay como una moda de quejarse. Yo, no. Las amarguras de la vida le pasan a todos y, sin embargo, la vida no le sonr¨ªe a todo el mundo igual que me ha sonre¨ªdo a m¨ª.
Y ahora, ?qu¨¦?
Ahora, todo lo dem¨¢s. No voy a dejar de trabajar, ni a echar miguitas a las palomas. Todo el mundo supone que me quito de enmedio y me dedico a morirme. Siempre voy a hacer cosas. Me retiro de una tribuna que me daba cierta autoridad, porque creo que no sirve. Pero eso no quiere decir que est¨¦ en contra de la pol¨ªtica, ni contra los pol¨ªticos. Es la ¨²nica manera de entenderse. Y no, no todos son iguales.
DUDO, LUEGO EXISTO
La foto de WhatsApp de I?aki Gabilondo (San Sebasti¨¢n, 78 a?os) es ¨¦l mismo, en pose 'El pensador' de Rodin, al lado de un signo de interrogaci¨®n. Hacer y hacerse preguntas, y buscar las respuestas ha sido y es su vida. Tras 60 a?os de carrera, en los que ha compaginado radio y televisi¨®n, deja su tribuna hablada diaria en la SER y EL PA?S, 'La voz de I?aki', para dedicarse a escuchar a los j¨®venes. No entiende la sorpresa ajena: "Lo raro no es que lo deje, sino que siguiera haci¨¦ndolo a mis a?os".