¡®Barrio S¨¦samo¡¯: una clase magistral
El documental de HBO ¡®Street Gang: How We Got to Sesame Street¡¯, presentado en Sundance, cuenta el origen del programa que revolucion¨® la televisi¨®n para ni?os y mayores
La preocupaci¨®n sobre la cantidad de horas que los ni?os pasan delante de la pantalla no es nueva. Ahora hay m¨¢s pantallas. Pero antes, cuando solo hab¨ªa una, la televisi¨®n, lo ocupaba todo. En los a?os sesenta, los estudios de EE UU hablaban de que, despu¨¦s de dormir, ver la televisi¨®n era la actividad que m¨¢s tiempo les consum¨ªa a los peque?os. Unos datos que empeoraban entre las clases socioecon¨®micamente vulnerables que, adem¨¢s, ya ten¨ªan un retraso cuantificado en su educaci¨®n. Con esos datos Lloyd Morrisett, un psic¨®logo de la Carnegie Foundation, le plante¨® una pregunta a su amiga y productora, Joan Ganz Cooney: ?podr¨ªa utilizarse la televisi¨®n para ense?ar?
¡°Yo supe la respuesta inmediatamente¡±, recuerda una nonagenaria Cooney en el documental Street Gang: How We Got to Sesame Street que cuenta, a trav¨¦s de sus protagonistas con entrevistas actuales y de archivo, el origen del programa que revolucion¨® la televisi¨®n. Cooney lo supo: si los ni?os memorizaban y cantaban los temas de anuncios de cerveza sin darse cuenta, pod¨ªan aprender el abecedario o los colores mientras miraban la pantalla.
Cooney convenci¨® a Jon Stone, un productor decepcionado por el camino mercantilista de la televisi¨®n, quien a su vez se trajo a Jim Henson, el creador de los Tele?ecos, y el m¨¢s famoso entonces y ahora del tr¨ªo que dio forma a Barrio S¨¦samo (Sesame Street en su versi¨®n original). Los tres, junto a educadores, c¨®micos y guionistas, se hicieron dos preguntas: qu¨¦ les gustar¨ªa ver a los ni?os y qu¨¦ deb¨ªan ver. En un esfuerzo que hoy parece imposible, aquel equipo tuvo m¨¢s de un a?o y ocho millones de d¨®lares de dinero p¨²blico para investigar y dar con la f¨®rmula exacta que consiguiera entretener a los ni?os mientras les ense?aban a contar o conceptos abstractos como la igualdad o la felicidad.
Empez¨® a emitirse en 1969, ese mismo a?o se convirti¨® en un fen¨®meno que ha llegado hasta hoy cuando van a por la temporada n¨²mero 52 (emitida en HBO Max, en Espa?a se puede ver en HBO tambi¨¦n). ¡°Hoy es una instituci¨®n, es ox¨ªgeno de nuestra sociedad, pero se nos olvida que no lo era. Fue algo experimental, ¨²nico¡±, cuenta el productor Trevor Crafts, quien tuvo la idea de transformar en documental el libro Street Gang: The Complete Story of Sesame Street, de Michael Davis.
¡°Entre las cosas que descubr¨ª fue que crearon el programa para una audiencia muy espec¨ªfica: los ni?os de los barrios pobres de la ciudad y, en concreto, los ni?os negros de los barrios pobres¡±, dice Marilyn Agrelo, directora del documental que se estrenar¨¢ en HBO hacia finales de a?o. De ah¨ª que el escenario del programa no fuera un entorno de cuento sino una calle cualquiera de Nueva York. Con sus tiendas de barrio, sus vecinos¡ Y tambi¨¦n sus monstruos. Si algo hac¨ªa diferente a esa calle es que en ella viv¨ªan blancos, negros, latinos, peque?os, mayores y marionetas. Eso no gust¨® a todo el mundo en seguida. La Ley de Derechos Civiles se hab¨ªa firmado en 1964, pero la realidad en EE UU segu¨ªa siendo otra y se demostr¨® cuando en Misisipi lo censuraron por la aparici¨®n de personajes negros. En unos meses tuvieron que echarse atr¨¢s, los ni?os demandaron ver a Big Bird (En Espa?a se le conoci¨® como Paco Pico, no confundir con la Gallina Caponata), a la rana Gustavo, a Epi y Blas, y tambi¨¦n a Gordon, el personaje negro o Mar¨ªa, la mujer latina. ¡°No pensamos en S¨¦samo como algo pol¨ªtico, pero lo fue¡±, explica Agrelo.
Jon Stone, ¡°el alma de S¨¦samo¡±, era un irreverente, coinciden todos. El documental reivindica su papel como creador y director del programa durante sus mejores 25 a?os. M¨¢s de dos d¨¦cadas en las que un grupo de ¡°lun¨¢ticos¡± pudieron hacer lo que quisieran mientras sacara risas y ense?ara algo. Con sus chistes, pensaban en ni?os y en adultos porque sab¨ªan que si los padres ve¨ªan la tele con sus hijos, estos aprend¨ªan m¨¢s. En m¨¢s de 100 programas al a?o a los que su equipo dedicaba infinitas horas, no solo ense?aron los n¨²meros con el Conde Draco (Count van Count en ingl¨¦s), sino tambi¨¦n cultura musical ¨Cah¨ª estaba Joe Raposo al mando¨C con visitas de artistas como Johnny Cash o Dizzy Gillespie o creando canciones que fueron sin¨®nimo de igualdad como It¡¯s not easy being Green (No es f¨¢cil ser verde), que son¨® en el multitudinario funeral de Jim Henson en 1990.
La prueba de todas las barreras que rompi¨® Barrio S¨¦samo en la televisi¨®n infantil fue que hasta la muerte form¨® parte de aquella calle. Cuando Will Lee, el actor que encarnaba a Mr. Hooper, falleci¨® en 1982 decidieron no perder la oportunidad para explicar a sus peque?os espectadores por qu¨¦ no volver¨ªa y por qu¨¦ pod¨ªan estar tristes o enfadados. O las dos cosas. ¡°El programa les daba las herramientas que luego pod¨ªan usar en el mundo que quisieran vivir¡±, dice Sonia Manzano, quien fuera Mar¨ªa. Y Raposo lo resume todo: ¡°Saber que pod¨ªamos ser algo que ni siquiera hab¨ªamos so?ado: de eso iba Barrio S¨¦samo¡±.
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