Carles Francino: ¡°Para mis hijos peque?os sigo siendo Superman, pero con dudas¡±
El periodista, emocionad¨ªsimo en su vuelta a la radio tras pasar la covid, se confiesa desbordado por el afecto recibido y confiesa que, tras la ¡°hostia¡± de la enfermedad, la vida le ha dado una bola extra
Llega a la radio directo del hospital donde las pas¨® ¡°canutas¡± con la covid y donde hoy le han puesto un holter para controlar su actividad card¨ªaca durante 24 horas como parte de su proceso de recuperaci¨®n. Por eso, para no remover los cables con el traj¨ªn del cambio de ropa, no se pone la camiseta con la leyenda ¡°la hostia¡± ¡ªuno de sus habituales tacos-muletillas¡ª que la periodista Nieves Concostrina, colaboradora...
Reg¨ªstrate gratis para seguir leyendo
Si tienes cuenta en EL PA?S, puedes utilizarla para identificarte
Llega a la radio directo del hospital donde las pas¨® ¡°canutas¡± con la covid y donde hoy le han puesto un holter para controlar su actividad card¨ªaca durante 24 horas como parte de su proceso de recuperaci¨®n. Por eso, para no remover los cables con el traj¨ªn del cambio de ropa, no se pone la camiseta con la leyenda ¡°la hostia¡± ¡ªuno de sus habituales tacos-muletillas¡ª que la periodista Nieves Concostrina, colaboradora de La ventana, le envi¨® durante su baja para que la usara como bandera cuando volviese a antena. El jefe est¨¢ como siempre y como nunca. A¨²n no ha recuperado del todo el fuelle del excentrocampista que ultimaba la alineaci¨®n de la pachanga de amigotes de los s¨¢bados durante la emisi¨®n del programa, aunque sus abrazos siguen haciendo crujir las costillas del pr¨®jimo. ¡°Tengo anticuerpos para exportar¡±, justifica las efusiones. Lo nuevo es el agua que le inunda sin desbordarse los ojos y el temblor que le quiebra la voz sin romp¨¦rsela del todo ante ciertas preguntas. Est¨¢ tocado y no tiene el menor inter¨¦s en disimularlo.
?Le ha visto las orejas al lobo?
Ahora s¨ª: he sabido despu¨¦s que estuve un par de d¨ªas a punto de palmar, pero en el hospital no tem¨ª morir casi en ning¨²n momento, y subrayo lo de casi. Primero estaba muy cabreado, luego me encontraba muy muy mal y luego ten¨ªa muchas ganas de curarme.
?Cabreado con el mundo?
Con todo. No me ven¨ªa nada bien. Cuando me puse en cuarentena por un contacto estrecho pens¨¦: co?o, no estoy enfermo, ?por qu¨¦ me mandan a casa? Al d¨ªa siguiente tos¨ªa como un fumador y al cuarto estaba ingresado pas¨¢ndolas canutas. Pas¨¦ del cabreo al estupor, al ¡®esto a m¨ª no me pod¨ªa pasar y me est¨¢ pasando¡¯.
La vida me ha dado una bola extra, lo tengo clar¨ªsimo.
?Qu¨¦ le ha supuesto el virus?
Una hostia en mitad de la cabeza que me ha obligado a parar en seco. No s¨¦ si me la merec¨ªa, pero la he recibido en toda la jeta.
?Por qu¨¦ iba a merec¨¦rsela?
Me ha salido la culpa sola. Por la educaci¨®n judeocristiana a veces pensamos que lo malo que nos pasa es por una especie de balanza o ajuste de cuentas. Pero no, no me lo merec¨ªa yo, ni mi mujer, que ha tenido la peor p¨¦rdida, ni mi familia. Estoy muy triste por lo que ha sufrido. Ver a quienes quieres pasarlas canutas por tu culpa, o a causa de ti, me ha jodido mucho m¨¢s que la enfermedad.
?Va a tomarse un par¨¦ntesis tras el golpe?
Ya lo he hecho. Nunca, en 40 a?os de profesi¨®n, hab¨ªa tenido que parar a la fuerza. He redescubierto la radio desde fuera, y mola tanto... He descubierto los podcasts, y, joder, est¨¢n muy bien. Igual, con el bicho, tambi¨¦n me ha picado el virus de Paulo Coelho, pero he parado a escucharme, a cuidarme, a reconocerme de nuevo, y eso, dentro del horror, s¨ª que ha sido maravilloso.
?Le gusta lo que ha visto?
Digamos que estoy bastante de acuerdo conmigo mismo. Puedo ser muchas cosas, pero nunca he sido un cabr¨®n. La vida no solo es el trabajo, pero hay much¨ªsimas cosas m¨¢s importantes que hay que cuidar, y, a veces, las descuidamos. El otro d¨ªa, en la vuelta a la radio, llor¨¦ como una pepa porque, de repente, me atropell¨® la ola de sentimientos y de afecto que he recibido en este tiempo. Estoy desbordado, me pregunto qu¨¦ pinto dando esta entrevista, si yo me dedico a contar las historias de otros. Luego pienso, co?o, si uno recoge lo que siembra, no estar¨¢ tan mal.
?Se considera un superviviente?
La vida me ha dado una bola extra, lo tengo clar¨ªsimo. Hace muchos a?os me sucedi¨® una cosa est¨²pida. Estuve a punto de morir atrapado entre mi coche y el port¨®n del garaje. En esa ocasi¨®n, estando a punto de ahogarme, pens¨¦: voy a morir como un gilipollas. Pero esta vez soy muy consciente de que me ha pasado algo muy grave, de que la vida me ha dado una pr¨®rroga y de que tengo que aprovecharla.
?Qu¨¦ ya no, por ejemplo?
Ya no m¨¢s perder tiempo con cosas que no puedes controlar, y no m¨¢s aguantar a tipos t¨®xicos. La vida tiene el tiempo tasado.
Es curioso porque vivimos en una sociedad-escaparate, nos encanta mostrarnos, pero nos editamos a nosotros mismos
?Ha aguantado a muchos?
He intentado alejarme de ellos siempre, pero por educaci¨®n te cuesta dar cortes. En estos d¨ªas, por ejemplo, hay cambios en la SER. La cosa m¨¢s absurda que se me ocurre es elucubrar en la cafeter¨ªa con qu¨¦ va a pasar. Nosotros tenemos que seguir trabajando con la misma ilusi¨®n. Para qu¨¦ aguantar la brasa de alguien que sabes que es un ladr¨®n de tiempo y no aporta nada. Eso ya no.
?Qu¨¦ son el prestigio, la pasta y la fama a la hora de la verdad?
A la hora de la verdad, te sirve la ayuda de los sanitarios, a los que no me cansar¨¦ de decir que hemos olvidado injustamente, y el apoyo an¨ªmico de los tuyos y de tanta gente que te aprecia. La fama nunca me ha gustado. Otra cosa es el prestigio. Igual que si fuera un m¨¦dico, me gustar¨ªa pensar que tengo credibilidad en mi oficio. Lo otro no sirve de nada, y nada es nada.
?Por qu¨¦ cree que ha sorprendido tanto o¨ªr a un t¨ªo como un castillo llorar en antena?
Porque somos unos pamplinas, porque los sentimientos nos dan verg¨¹enza. Es curioso porque vivimos en una sociedad-escaparate, nos encanta mostrarnos, pero nos editamos a nosotros mismos. Somos personas editadas. Cuando nos derrumbamos nos da verg¨¹enza, a m¨ª el primero. Es como cuando te caes al suelo y te da corte, pero es una tonter¨ªa, porque esa es la verdad y la vida con m¨¢s verdad ser¨ªa mucho mejor. Tenemos que llorar m¨¢s.
?Los periodistas estamos informando bien de la pandemia?
A medias. Estamos haciendo rutinario lo que es un drama con much¨ªsimo sufrimiento detr¨¢s. Lo hemos convertido demasiado a menudo en una especie de carrusel de deportes o balance de banco. Tampoco s¨¦ muy bien c¨®mo se evita eso: el hartazgo que tenemos con la pandemia. Lo que nos molesta, lo que nos hiere, preferimos meterlo bajo la alfombra, pero es dif¨ªcil camuflar 100.000 muertos y a veces creo que es lo que estamos haciendo.
?Qu¨¦ es lo ¨²ltimo que se pierde como enfermo en un hospital?
La verg¨¹enza. Estar desnudo, que te laven, que te sonden. Me da much¨ªsimo pudor. Hubo un momento en que me dijeron que, si no iba al ba?o, me tendr¨ªan que sondar. Me sondaron para mear, pero para lo otro aguant¨¦ tres o cuatro d¨ªas como un campe¨®n de la verg¨¹enza que me daba. No s¨¦ si est¨¢ bien contar esto, pero a m¨ª me ocurri¨® y no me da apuro reconocerlo.
Lo que nos molesta, lo que nos hiere, preferimos meterlo bajo la alfombra, pero es dif¨ªcil camuflar 100.000 muertos
?Qu¨¦ le queda por hacer con la bola extra?
Uf, tantas cosas. En el periodismo, en la vida, ver crecer a mis hijos, ser feliz con ellos. Y si pudiera volver a correr, pagar¨ªa lo que fuera. Si alguien tiene un remedio milagroso para la artrosis, por favor que me lo diga.
?Qu¨¦ le dijeron sus hijos peque?os cuando volvi¨® a casa?
Creo que para ellos sigo siendo Superman, pero con dudas. Cuando llegu¨¦ a casa not¨¦ su alivio, aunque sin alharacas, tampoco, aunque les contaran de la misa la mitad. Los ni?os son de goma, pero tienen 11 y 8 a?os y empiezan a saber por d¨®nde van los tiros. Digamos que han visto a Clark Kent debajo del superh¨¦roe. Ven¨ªa con barba, como Tom Hanks en esa pel¨ªcula...
?N¨¢ufrago?
Esa. Es que vengo de un naufragio, pero lo he podido contar. Esto te desarbola. Nos ha desarbolado a m¨ª y a mi familia. La vida cambia en un segundo. El virus nos puso la vida patas arriba y estamos a¨²n en la fase de recolocar las piezas del puzle.
RISAS Y L?GRIMAS
La emoci¨®n desbordada de Carles Francino (Barcelona, 63 a?os) al volver a la radio el pasado lunes despu¨¦s de que la covid lo arrasara a ¨¦l y a los suyos ¡ªenfermaron ¨¦l, su esposa, sus hijos peque?os y su familia pol¨ªtica, uno de cuyos pilares falleci¨® en el trance¡ª ha conmocionado al pa¨ªs y a todo el que pudo escucharla en directo o en las redes. Hasta el celeb¨¦rrimo escritor Paulo Coelho, cuyo ¡°virus", bromea Francino, le ha pose¨ªdo durante la convalecencia, le envi¨® su apoyo en Twitter y quiso despu¨¦s charlar con ¨¦l en La ventana desde su domicilio en Francia. El aludido est¨¢ desbordado, confiesa. Sus colaboradores han tenido que explicarle lo que significa ser trending topic mundial, cosa que, se nota, no le disgusta especialmente. Sigue neg¨¢ndose a tener redes sociales y WhatsApp en el m¨®vil, eso s¨ª. Ahora, m¨¢s que nunca, don Francino, seg¨²n le llam¨® Coelho, quiere ser due?o de su tiempo.
Puedes seguir EL PA?S TELEVISI?N en Twitter o apuntarte aqu¨ª para recibir nuestra newsletter semanal.