¡®The Present¡¯: atascados en el muro de Netanyahu
Un premiado cortometraje palestino, en Netflix, nos mete en la piel de quienes se saben ciudadanos de segunda porque se lo recuerdan todos los d¨ªas
Trump dej¨® la Casa Blanca sin haber construido el prometido muro con M¨¦xico, pero Netanyahu s¨ª ha terminado su largo mandato con el objetivo cumplido de separar con cemento grueso a israel¨ªes y palestinos, de forma que los primeros puedan hacer su vida de espaldas a las desdichas de los segundos.
Resulta conflictivo el uso de ...
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Trump dej¨® la Casa Blanca sin haber construido el prometido muro con M¨¦xico, pero Netanyahu s¨ª ha terminado su largo mandato con el objetivo cumplido de separar con cemento grueso a israel¨ªes y palestinos, de forma que los primeros puedan hacer su vida de espaldas a las desdichas de los segundos.
Resulta conflictivo el uso de la palabra apartheid, la etiqueta que defin¨ªa a la Sud¨¢frica racista de casi toda la segunda mitad del siglo XX, para definir lo que ocurre en Israel y en los territorios palestinos. Que Israel sea una democracia plena para los suyos no desmiente del todo la comparaci¨®n. Algunos creadores miran hoy el conflicto no tanto como una disputa territorial, sino ¡ªen la estela del Black Lives Matter¡ª como un escenario de discriminaci¨®n racial.
El cortometraje The Present (El regalo), de la directora britanicopalestina Farah Nabulsi, nominado a los Oscar y premiado en distintos festivales, es una historia muy peque?a, cotidiana, de las penalidades de una familia cisjordana que necesita comprar, al otro lado del control militar, una nevera. En solo 24 minutos, el corto (en Netflix) nos pone en la piel de quienes se saben ciudadanos de segunda porque se lo recuerdan todos los d¨ªas.
No hay visos de nada que se parezca a un proceso de paz entre los dos pueblos a los que separa el muro de Netanyahu. La soluci¨®n de los dos Estados, ideal sobre el papel, se ve muy lejos. Tanto que algunas voces ¡ªel intelectual Abraham B. Yehoshua o The Economist¡ª plantean explorar un solo Estado ¡ªplural, confederal o como sea¡ª en el que todos tengan iguales derechos. Otra idea condenada seguramente al fracaso, pero sin duda mejor que enquistarse en la humillaci¨®n diaria a una familia cualquiera por salir a una compra cualquiera.
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