?Bingo!
S¨¦ la tiran¨ªa que pueden imponer las adicciones, pero fingir que te pueden quitar la vida para que tu marido siga alimentando tu vicio o tu enfermedad se acerca al esperpento m¨¢s cruel
La noticia ocupaba poco espacio en el peri¨®dico de papel, el ¨²nico que yo ojeo, en el que me salto p¨¢ginas, informaciones, art¨ªculos y columnas despu¨¦s de leer las primeras y fatigosas l¨ªneas. Apuesto solo a lo seguro, a lo excepcional, al arte de narrar. Me cuentan que una dama llam¨® a su marido, que estaba hospitalizado, para notificarle que acababan de secuestrarla y que exig¨ªan 6.000 euros por su rescate. Este l¨®gicamente pag¨® y avis¨® a la polic¨ªa. Siguiendo la pista del dinero descubrieron que la presunta secuestrada ...
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La noticia ocupaba poco espacio en el peri¨®dico de papel, el ¨²nico que yo ojeo, en el que me salto p¨¢ginas, informaciones, art¨ªculos y columnas despu¨¦s de leer las primeras y fatigosas l¨ªneas. Apuesto solo a lo seguro, a lo excepcional, al arte de narrar. Me cuentan que una dama llam¨® a su marido, que estaba hospitalizado, para notificarle que acababan de secuestrarla y que exig¨ªan 6.000 euros por su rescate. Este l¨®gicamente pag¨® y avis¨® a la polic¨ªa. Siguiendo la pista del dinero descubrieron que la presunta secuestrada se estaba jugando su inventado rescate en un bingo.
Al principio alucino con el rapto que nunca ocurri¨®, no doy cr¨¦dito y posteriormente me estalla la carcajada. Tambi¨¦n imagino la estupefacci¨®n y la mala hostia de ese se?or enfermo al ser informado de la incre¨ªble verdad. Siento compasi¨®n.
No s¨¦ si Borges incluir¨ªa este suceso en su Historia universal de la infamia, pero s¨ª que tendr¨ªa un lugar de honor en la historia de la risa. Y vale, conozco a gente que est¨¢ de acuerdo con la vida, que poseen amor, familia, buen trabajo, responsabilidades asumibles, presente y futuro, y que a pesar de ello, confiesan que alguna vez querr¨ªan desaparecer durante un tiempo, encontrar pasajeramente su isla desierta, sentirse en la exclusiva compa?¨ªa de uno mismo, pero no puedo imaginar que se inventaran un secuestro para huir de sus obligaciones. S¨¦ la tiran¨ªa que pueden imponer las adicciones y el brutal precio que llega a pagar por ello la gente que quiere a los enganchados, pero fingir que te pueden quitar la vida para que tu marido siga alimentando tu vicio o tu enfermedad se acerca al esperpento m¨¢s cruel. Espero que la imaginativa, aunque tambi¨¦n incalificable se?ora, al menos cantara l¨ªnea o bingo.
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