Vendo cerebro atontado y receptivo
Un terrorista del Daesh que se queda en blanco en un v¨ªdeo de reclutamiento; una entrevista de la BBC a un invitado equivocado... El documental ¡®Fantastic Machine¡¯ muestra c¨®mo nos cambia la c¨¢mara. Y qui¨¦n se aprovecha de ello
Hay aqu¨ª una imagen que nos va a dejar perplejos, sobre todo en estos d¨ªas de violencia: varios miembros del Daesh se disponen a grabar un v¨ªdeo de propaganda para reclutar nuevos activistas cuando, atenci¨®n, se portan como cualquier adolescente con una c¨¢mara que no controlan. No son profesionales de la expresi¨®n, claro, y el temible terrorista de pu?al visible, chaleco cargado de cachivaches militares y dem¨¢s atrezo criminal se traba, se parte y se queda en blanco una y otra vez.
¡ª ?D¨®nde me p...
Hay aqu¨ª una imagen que nos va a dejar perplejos, sobre todo en estos d¨ªas de violencia: varios miembros del Daesh se disponen a grabar un v¨ªdeo de propaganda para reclutar nuevos activistas cuando, atenci¨®n, se portan como cualquier adolescente con una c¨¢mara que no controlan. No son profesionales de la expresi¨®n, claro, y el temible terrorista de pu?al visible, chaleco cargado de cachivaches militares y dem¨¢s atrezo criminal se traba, se parte y se queda en blanco una y otra vez.
¡ª ?D¨®nde me pongo?
¡ª T¨² empieza por Salam Alaikum.
¡ª ?Puede callarse ese p¨¢jaro?
¡ª Ponte la chuleta delante.
El di¨¢logo entre realizador, c¨¢mara y terrorista est¨¢ trufado de risas, de tonter¨ªas y de consejos para que se centre de una vez. Los chavales se han re¨ªdo a gusto pero, cuando logren acabar, los dem¨¢s no nos reiremos. Su v¨ªdeo fluir¨¢ por la red global con toda la amenaza inflamada, la est¨¦tica de videojuego y de victoria que atrae a lobos solitarios a sus filas. No es comedia.
El documental Fantastic Machine, de Axel Danielson y Maximilien Van Aertyck, que puede verse en Filmin, recoge esta y otras escenas asombrosas que, en suma, atraviesan la manera en que las c¨¢maras y la difusi¨®n nos cambian, nos condicionan y nos pueden hacer algo peores a¨²n de lo que somos. Ah¨ª va otra impresionante:
Nos ponemos en situaci¨®n. La prestigios¨ªsima BBC est¨¢ informando sobre una sentencia que afecta a los derechos de los Beatles y a Apple cuando un joven congole?o llamado Guy Goma se presenta en el edificio para una entrevista de trabajo. En plat¨® est¨¢n preparados para entrevistar a un experto en copyright llamado Guy Kewney, pero alguien confunde al contable y le introduce en pleno directo con la periodista. Su gesto cuando ella le presenta como especialista es memorable. R¨¢pidamente veremos que no sabe si est¨¢ ante una extra?a prueba que debe superar para lograr el trabajo o en un atolladero imposible:
¡ª ?Le ha sorprendido el veredicto?
¡ª Lo que me ha sorprendido es que el veredicto me haya ca¨ªdo a m¨ª ¡ªdice, inseguro, mientras intenta reponerse.¡ª Ha sido una gran sorpresa.
La periodista no sabe nada y sigue adelante con las preguntas hasta que le despide tan campante. ?l ha salido bastante airoso con ciertos lugares comunes sobre cibercaf¨¦s y descargas de m¨²sica. Y con una capacidad de reacci¨®n a prueba de bombas. Espero que le contrataran, aunque m¨¢s tarde leo en Wikipedia que no.
Aquello fue en 2006 y, desde entonces, la capacidad de riesgo, cambio y evoluci¨®n de nuestra relaci¨®n con las c¨¢maras se ha multiplicado hasta el infinito por los caminos abiertos por YouTube, TikTok y las redes en general. El documental nos mostrar¨¢ j¨®venes al borde de precipicios o rascacielos a los que jam¨¢s se asomar¨ªan si no les estuvieran grabando; otro que se deja caer en el agujero de un lago helado para grabar un tutorial sobre c¨®mo salir; terroristas ense?ando a hacer bombas; una mujer compartiendo una ca¨ªda dolorosa y rid¨ªcula que se hizo viral; un ni?o al que sus padres quitan un diente con un hilo; un Putin o un Kim Jong-un a caballo para exhibir virilidad¡ Cualquier excusa es buena para que nos vean, aunque hagamos el rid¨ªculo. Y todos nos hemos vuelto actores de un gran espect¨¢culo global.
Las redes, en realidad, han extendido una productividad visual que ya hab¨ªa empezado con las televisiones, que nacieron como esperanza de informaci¨®n y cultura y que pronto se convirtieron en negocio para mentes reblandecidas. Todo ello est¨¢ en el documental.
¡°Seamos realistas. Mi trabajo consiste en ayudar a CocaCola a vender sus productos¡±, asegura el director general del primer canal de televisi¨®n comercial franc¨¦s. ¡°Para que un anuncio se quede grabado en las mentes, los cerebros deben mantenerse entretenidos. Nuestro producto es el cerebro disponible del p¨²blico¡±.
?Y alguien se sorprende de los algoritmos que hoy fabrican los gigantes tecnol¨®gicos a partir de nuestros datos para vendernos nuevos y m¨¢s productos? Desde hace d¨¦cadas, empresas como Nielsen estudian las reacciones de los cerebros del p¨²blico. Lo veremos ah¨ª. Los productores compran los datos y los usan para dise?ar sus programas.
En una de las escenas m¨¢s dignas de recordar, un antrop¨®logo muestra a nativos de Pap¨²a Nueva Guinea fotos de ellos mismos. Estamos en 1969 y es la primera vez que se ven. Y entonces asistiremos a la transformaci¨®n de esos guerreros ataviados con sus pinturas y muestras de poder en seres indecisos, tambi¨¦n risue?os, perplejos. Uno de ellos decide al cabo de un rato quitarse el sombrero fl¨¢cido y penoso que muestra la foto. Sus certezas se han tambaleado y es presa de ese gran compa?ero de nuestros tiempos visuales que es la inseguridad.
Fantastic Machine nos lleva del presente al pasado y de este a aquel una y otra vez, en un espejo brutal de lo que nos cambia la c¨¢mara y que nos deja un gran interrogante: ?Qui¨¦nes somos en realidad? ?Somos lo que somos o lo que se ve??Somos ese aspirante a un puesto de trabajo en la BBC o el especialista digno de entrevistar? Porque en todo momento la c¨¢mara nos cambia, nos trastoca, nos confunde. Y siempre conviene salir airoso.
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