¡®The Boys¡¯: cr¨®nica pol¨ªtica en rojo (sangre)
La serie que mejor cuenta la realidad pol¨ªtica estadounidense desde ¡®Homeland¡¯ da mucha risa, pero deber¨ªa darnos miedo. Hace tiempo que ya no es una serie de entretenimiento, sino un documental de terror
La bala todav¨ªa no hab¨ªa rozado la oreja de Trump y las conciencias de la izquierda ya nos estaba susurrando que no pod¨ªamos ¡°ser como ellos¡±, o sea, que nos aferr¨¢semos al sentido com¨²n y a la investigaci¨®n oficial y no a los c¨¢lidos brazos de la conspiranoia. Complicado para los que rezamos a San Alan J. Pakula y ning¨²n monstruo nos aterra m¨¢s que la Eleanor Shaw de El mensajero del miedo.
Antes, la conspiranoia molaba. Tras cualquier acto aparentemente fortuito se ocultaban los tejemanejes de siniestras corporaciones dirigidas por hombres sin rostro cuyo ¨²nico inter¨¦s era domi...
La bala todav¨ªa no hab¨ªa rozado la oreja de Trump y las conciencias de la izquierda ya nos estaba susurrando que no pod¨ªamos ¡°ser como ellos¡±, o sea, que nos aferr¨¢semos al sentido com¨²n y a la investigaci¨®n oficial y no a los c¨¢lidos brazos de la conspiranoia. Complicado para los que rezamos a San Alan J. Pakula y ning¨²n monstruo nos aterra m¨¢s que la Eleanor Shaw de El mensajero del miedo.
Antes, la conspiranoia molaba. Tras cualquier acto aparentemente fortuito se ocultaban los tejemanejes de siniestras corporaciones dirigidas por hombres sin rostro cuyo ¨²nico inter¨¦s era dominar el mundo, as¨ª, sin frusler¨ªas, mientras el ciudadano corriente viv¨ªa ajeno a su funesto destino. Hoy se publicita en titulares y es tan poco refinada como una bola de derribo. Tampoco es minoritaria. No s¨®lo es que haya una porci¨®n considerable de ciudadanos estadounidenses que creen a pie juntillas que Hillary Clinton bebe sangre de beb¨¦ y es una adicta al adrenocromo, una substancia que supuestamente se extrae de la adrenalina de ni?os torturados, es que hay congresistas republicanos para los que es una certeza. Tambi¨¦n tienen pruebas del ¡°gran reemplazo¡±, un plan de las ¡°¨¦lites globales¡± para borrar del mapa al hombre blanco al que J.D. Vance, flamante candidato a vicepresidente, da total credibilidad. Que ¨¦l est¨¦ casado y tenga tres hijos con una mujer de origen hind¨² es una muestra de la elasticidad del discurso conspiranoico.
Cuando las noticias pol¨ªticas no pod¨ªan convivir perfectamente con la secci¨®n de humor, Homeland era la ficci¨®n que mejor contaba la pol¨ªtica estadounidense, ahora es The Boys, una s¨¢tira que entre desmembramientos, pulpos enamorados y culos que explotan est¨¢ narrando a tiempo real la descomposici¨®n del pa¨ªs m¨¢s poderoso del mundo. En la serie de Prime Video no hay sutilezas, los mal¨ªsimos son un pu?ado de superh¨¦roes tronados pastoreados por gente muy lista y muy rica que quiere seguir siendo muy rica y que el resto sean m¨¢s pobres y m¨¢s tontos. De ah¨ª que las dos grandes aportaciones de la temporada que hoy finaliza hayan sido Hermana Sabia, la mujer m¨¢s lista del mundo, s¨ªmbolo de los estrategas amorales que mueven los hilos, y Dinamita, la esencia de Qanon hecha carne y licra, representante de los tontos ¨²tiles que comulgan con ruedas de adrenocromo. The Boys da mucha risa, pero deber¨ªa darnos miedo. Hace tiempo que ya no es una serie de entretenimiento, sino un documental de terror.
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