Que el espanto me lo cuente Pedro Sim¨®n
Jodida tarea la suya. Convivir con el horror, con los que sobrevivieron en nombre del ¡°s¨¢lvese quien pueda¡±, con aquellos a los que solo les queda la resignaci¨®n o las ganas de morirse cuando han perdido a los que amaban con la dana
Como el viernes era el d¨ªa de los Santos (?Qui¨¦n ser¨¢ esa divinizada especie?) y hoy s¨¢bado el de los Difuntos (eso si lo s¨¦, todos los hemos llorado) decrece por las ma?anas en las televisiones la atenci¨®n hacia el monstruo. Solo La 1 sigue insistiendo en la atenci¨®n a los n¨¢ufragos y a los muertos. El resto exhiben las enlatadas y acostumbradas majader¨ªas, concursos, realities, esas cositas tan populares y cochambrosas. Pero hay un momento en el que apago la televisi¨®n, es horrible ser testigo todo el rato de la tragedia ajena, sentirte calentito en tu casa ...
Como el viernes era el d¨ªa de los Santos (?Qui¨¦n ser¨¢ esa divinizada especie?) y hoy s¨¢bado el de los Difuntos (eso si lo s¨¦, todos los hemos llorado) decrece por las ma?anas en las televisiones la atenci¨®n hacia el monstruo. Solo La 1 sigue insistiendo en la atenci¨®n a los n¨¢ufragos y a los muertos. El resto exhiben las enlatadas y acostumbradas majader¨ªas, concursos, realities, esas cositas tan populares y cochambrosas. Pero hay un momento en el que apago la televisi¨®n, es horrible ser testigo todo el rato de la tragedia ajena, sentirte calentito en tu casa ante los que lo han perdido todo o casi todo. Algunos no gritan contra su destino, se muestran resignados, han sobrevivido o a lo peor est¨¢n bloqueados por el dolor extremo. Cuentan que han muerto muchos viejos y tambi¨¦n ni?os. Pobrecitos los ancianos, me da igual que hayan sido virtuosos o cabrones. No tuvieron fuerzas para escapar del desastre.
Y apago la tele. Estoy de los nervios. No soy capaz de escuchar tanto testimonio del espanto. Tambi¨¦n me he conmovido viendo a tantas personas, fuera del asqueroso mundo pol¨ªtico, que intentan ayudar a las v¨ªctimas, con un pico y una pala, ofreci¨¦ndoles un hombro para que lloren su desdicha. Y estoy esperando un reportaje, o mejor un libro, del periodista, el escritor, o lo que sea, que mejor ha narrado la vulnerabilidad, el mundo de los perdedores, ahora los llaman vulnerables, ese t¨¦rmino del que se han apropiado pensando en su n¨®mina tantas farsantas y farsantes que han encontrado por fin un empleo a costa de sensibilizarse hip¨®critamente con los que no tienen nada.
Y desear¨ªa que mi amigo Pedro Sim¨®n, la persona que ha escrito con m¨¢s potencia, expresividad, sentimiento y comprensi¨®n de los aut¨¦nticos perdedores, me contara con detalles lo que ha supuesto esta tragedia. Jodida tarea la suya. Convivir con el horror, con los que sobrevivieron en nombre del ¡°s¨¢lvese quien pueda¡±, con aquellos a los que solo les queda la resignaci¨®n o las ganas de morirse cuando han perdido a los que amaban.
Ha sido la dana, un fen¨®meno de la naturaleza o propiciado por el cambio clim¨¢tico. Que les pregunten a los ni?os de Gaza qu¨¦ han hecho ellos para ser masacrados por los bombazos del siempre oprimido y victimista Israel. A ellos no les pill¨® la dana. Solo la intolerable masacre del fuerte sobre el d¨¦bil. Asegurando que las bestias de Ham¨¢s ejecutaron a 1.200 inocentes que estaban de fiesta. Pero Israel se ha cargado hasta ahora, y ser¨¢n infinitos, a 45.000 palestinos.