El Loco de la Colina: la b¨²squeda de la mejor pregunta del mundo
Familiares y amigos revelan, en una serie de RTVE, qui¨¦n era Jes¨²s Quintero m¨¢s all¨¢ de su personaje. El documental incluye parte de la censurada entrevista a Jos¨¦ Mar¨ªa Garc¨ªa: ¡°Aznar sal¨ªa mal parado¡±
Han pasado solo dos a?os de la muerte de su protagonista, pero El loco, los silencios de Quintero, que se estrena este mi¨¦rcoles en RTVE play, habla de un mundo que ya no existe, previo a Twitter, (ahora X) y al debate period¨ªstico sobre quedarse o no; antes de los youtubers, de los realities, de la aparici¨®n de las plataformas y del consumo televisivo ¡°a la carta¡±. ¡°Con ¨¦l¡±, explica Javier Salvago, guionista que trabaj¨® con Jes¨²s Quintero (San Juan del Puerto, Huelva, 1940- Ubrique, C¨¢diz, 2022) durante tres d¨¦cadas, ¡°se acab¨® una manera de entender la comunicaci¨®n, la vida, todo; una manera de ser¡±. De esto va la serie documental (dos cap¨ªtulos de una hora cada uno): describir al hombre tras el personaje. Del padre hablan sus hijas, Lola Quintero Bonet y Andrea Quintero Urrutia; Del novio; su expareja Joana Bonet; del amigo, Isabel Gemio, Vicky Mart¨ªn Berrocal, Francisco Rivera; del colega, Angels Barcel¨®, Jos¨¦ Mar¨ªa Garc¨ªa... La serie incluye fragmentos de una entrevista con este ¨²ltimo en febrero de 2007 que RTVE censur¨® en su momento. ¡°Aznar sal¨ªa muy mal parado¡±, explica el propio Garc¨ªa. Quintero abandon¨® el programa ¡°por enfermedad¡± poco despu¨¦s. Ahora es esa misma casa, junto a la productora En Cero Coma, la que le rinde homenaje con este documental que cuenta con im¨¢genes in¨¦ditas, dentro y fuera del plat¨®.
El propio Quintero explica su particular m¨¦todo en un momento de la serie. Intentaba que el entrevistado olvidase que estaba en televisi¨®n, convertirse en su c¨®mplice y confesor. No quer¨ªa que le contasen lo que ya hab¨ªan contado a otros ¡ª¡±No soporto la rutina, los d¨ªas iguales, los presentadores que hacen y dicen lo mismo. La sensaci¨®n de lo ya visto, lo ya o¨ªdo mil veces...¡±¡ª y para evitarlo usaba dos herramientas. La primera, preguntas diferentes. Muy diferentes: ¡°?T¨² crees que los hombres que nacen junto al mar son distintos a los hombres que nacen tierra adentro?¡± (A Paco de Luc¨ªa); ¡°?T¨² has conocido el amor?¡± (A Lola Herrera); ¡°Despu¨¦s de toda la vida creyendo en Dios, llegas al final y no hay nada. ?Qu¨¦ chasco, no? (A Jos¨¦ Mar¨ªa Ruiz Mateos). Y la segunda: callarse. El Loco afrontaba la entrevista como el cirujano una operaci¨®n y el silencio, que empujaba con bocanadas de humo ¡ªhasta que le prohibieron fumar durante las grabaciones¡ª, era el bistur¨ª para abrir. Lo explica Bonet, madre de una de sus hijas: en lugar de repreguntar, esperaba. ¡°El entrevistado sent¨ªa que no hab¨ªa completado la respuesta, y entonces, daba la respuesta buena¡±. Quintero no buscaba, en realidad, el titular. Buscaba, a?ade la periodista, la pregunta perfecta, ¡°la mejor del mundo¡±. ¡°Eso le atormentaba, pero a la vez, le divert¨ªa¡±.
Al principio, le minti¨® sobre su edad. Ten¨ªa casi 30 a?os m¨¢s que ella. El periodista Javier Rioyo, que fue quien los present¨®, cuenta que no hab¨ªa dos personas m¨¢s diferentes: Bonet, intelectual, catalana, cosmopolita, dirig¨ªa entonces la revista Woman. ?l, andaluz de origen humilde, hijo de electricista y de campesina, encarnaba una improbable mezcla: trasgresi¨®n y tradici¨®n. Se enamor¨®. ¡°Much¨ªsimo¡±. Del Loco, del sur y de su forma de dirigirse a los habitantes de los m¨¢rgenes ¡°sin condescendencia o paternalismo¡±. Quintero, que generaba el magnetismo de lo exc¨¦ntrico, que cambi¨® la corbata de presentador por llamativos pa?uelos y la gomina por unos indomables rizos, sent¨ªa, a su vez, atracci¨®n por otros locos no tan cuerdos, los perros verdes, los ratones coloraos. A ellos les ofreci¨® horas de prime time que ya son historia de la televisi¨®n. Conectaba ¡°con otros esp¨ªritus libres¡±, describe Bonet, quien fue testigo de ese momento, por ejemplo cuando, tras un desfile de alta costura en Par¨ªs al que la acompa?¨®, se hizo amigo en dos minutos de John Galliano.
En 1998, tuvieron una hija, Lola. Era la segunda de Quintero, que ya hab¨ªa sido padre de una ni?a, Andrea (1992), en una relaci¨®n anterior. ¡°Mi padre dec¨ªa que sus tres pasiones eran la noche, la radio y sus hijas. Y ese era el orden¡±, subraya Lola en la serie. Andrea aparece en un v¨ªdeo familiar antiguo besando al televisor durante uno de sus programas. Ambas hablan de las ausencias, de la competici¨®n desigual contra la pasi¨®n de El Loco por el periodismo y el poco tiempo que dejaba para lo dem¨¢s.
Tambi¨¦n habla la serie de las depresiones de Quintero, su insatisfacci¨®n permanente, el mazazo del suicidio de Rafi Escobedo, condenado por el crimen de los Marqueses de Urquijo, d¨ªas despu¨¦s de que lo entrevistara en la c¨¢rcel. Y de la aparici¨®n de la telebasura, cuando nuevos programas empezaron a llevar al plat¨® a otros ratones coloraos, pero para re¨ªrse de ellos. ¡°Le parec¨ªa vomitivo¡±, recuerda Bonet. Hab¨ªa pasado su tiempo, y el ¨²ltimo lo guard¨® para acercarse a sus hijas. Andrea Quintero, la primog¨¦nita, cuenta emocionada en el documental que, al contrario que la mayor¨ªa de los hu¨¦rfanos, hoy tiene el privilegio de seguir escuchando a su padre fuera de su cabeza, transformando en consejos las reflexiones que dej¨® en decenas de audios y v¨ªdeos. ¡°En la voz se manifiesta todo: la risa, la rabia, el llanto, el dolor¡¡±, dec¨ªa El Loco. Lola revela que en sus ¨²ltimos d¨ªas, cuando ya no recordaba el nombre del pueblo donde hab¨ªa nacido, le puso una canci¨®n:
- ?Sabes qu¨¦ es esto?
- Pink Floyd.
Era Shine on you crazy diamond, el tema con el que hab¨ªan empezado tantos de sus programas.