El Canal no se toca: Latinoam¨¦rica cierra filas con Panam¨¢ ante la amenaza de Trump
El presidente electo nombra a Kevin Marino Cabrera como embajador en el pa¨ªs latinoamericano, que promete ¡°defender su audaz enfoque de la diplomacia internacional¡±
Fue una idea repentina lanzada al comienzo de las fiestas navide?as, pero en cuesti¨®n de horas su impacto activ¨® una reacci¨®n en cadena en toda Am¨¦rica Latina. La pretensi¨®n del presidente electo de Estados Unidos, Donald Trump, de retomar el control del Canal de Panam¨¢ choc¨® no solo con el rechazo inmediato del presidente del pa¨ªs centroamericano, Jos¨¦ Ra¨²l Mulino, sino que origin¨® una ola de solidaridad de largo alcance, de M¨¦xico a Chile a Colombia. La respuesta fue pr¨¢cticamente un¨¢nime, esto es, ¡°la v¨ªa interoce¨¢nica pertenece a los paname?os¡±. Pero el argumento de fondo era igual de n¨ªtido: la soberan¨ªa de los territorios de la regi¨®n no se toca.
¡°Cada metro cuadrado del Canal de Panam¨¢ y sus zonas adyacentes es de Panam¨¢ y lo seguir¨¢ siendo¡±, zanj¨® Mulino cuando est¨¢n a punto de cumplirse, el pr¨®ximo 31 de diciembre, 25 a?os de la entrega completa de la infraestructura pactada en 1977 con la firma de los Tratados Carter-Torrijos, en referencia al expresidente estadounidense Jimmy Carter y al coronel Omar Torrijos. La mandataria mexicana, Claudia Sheinbaum, el colombiano, Gustavo Petro, los gobiernos de Chile, Bolivia, Venezuela, y tambi¨¦n el secretario general de la Organizaci¨®n de los Estados Americanos (OEA), Luis Almagro, exigieron el cumplimiento de esos acuerdos. Aun as¨ª, la sugerencia de Trump fue suficiente para sembrar inquietud en amplios sectores pol¨ªticos de Latinoam¨¦rica.
Primero fue un mensaje en su red social, Truth, en el que Trump reabri¨® el debate, un s¨¢bado por la noche, sobre la gesti¨®n del Canal, un asunto que no estaba sobre la mesa. Al d¨ªa siguiente, ante 20.000 de sus simpatizantes en la conferencia de una organizaci¨®n ultraderechista de proselitismo pol¨ªtico juvenil en Phoenix (Arizona), elev¨® el tono al exigir que el pa¨ªs centroamericano reduzca las tarifas por cruzar el paso a los barcos estadounidenses o que devuelva su gesti¨®n a Estados Unidos. ¡°Esta estafa total a nuestro pa¨ªs cesar¨¢ de inmediato¡±, prometi¨®, sumando as¨ª otro asunto pendiente para los primeros d¨ªas tras su regreso a la Casa Blanca el 20 de enero, jornada de su toma de posesi¨®n.
Despu¨¦s, Trump amenaz¨® al presidente paname?o, que rechaz¨® de plano la sugerencia como una afrenta a la independencia del pa¨ªs, e incluso poste¨® un meme con una bandera americana ondeando con la infraestructura de fondo y el mensaje ¡°Bienvenidos al canal de Estados Unidos¡±. En un mensaje a la naci¨®n y a la comunidad internacional, Mulino subray¨® que ¡°las tarifas no son un capricho¡± y explic¨® su criterio: ¡°Se establecen de manera p¨²blica y en audiencias abiertas, considerando las condiciones del mercado, la competencia internacional, los costes operativos y las necesidades de mantenimiento¡±. El gobernante centroamericano, un pol¨ªtico derechista que fue catapultado al poder el pasado mes de mayo prometiendo mano dura y con una campa?a con muchos paralelismos con la del magnate republicano, insisti¨® en que ¡°el Canal no tiene control directo o indirecto ni de China, ni de la Uni¨®n Europea ni de Estados Unidos o de cualquier otra potencia¡± y ofreci¨® colaboraci¨®n a Washington en ¡°temas de seguridad como la migraci¨®n ilegal, el narcotr¨¢fico, el terrorismo y el crimen organizado¡±.
Trump, sin embargo, no desisti¨®. El d¨ªa de Navidad, dese¨® las fiestas, en otro post en Truth, ¡°a todos, incluidos a los maravillosos soldados de China, que operan amorosa, pero ilegalmente el Canal de Panam¨¢ (donde perdimos 38.000 personas en su construcci¨®n hace 110 a?os), asegur¨¢ndose siempre de que Estados Unidos ponga miles de millones de d¨®lares en dinero para ¡®reparaciones¡¯, pero no tendr¨¢n absolutamente nada que decir sobre ¡®nada [de lo relativo a su gesti¨®n]¡±. En ese mensaje, aprovechaba para mostrar su proverbial matonismo con Justin Trudeau, primer ministro canadiense, y con las autoridades de Groenlandia, dos objetivos de un brote de fiebre expansionista que parece haberle cogido estos d¨ªas.
El presidente electo tambi¨¦n aprovech¨® el d¨ªa de Navidad para nombrar embajador ante el pa¨ªs centroamericano. El elegido es Kevin Marino Cabrera, que cumple dos requisitos esenciales para formar parte del equipo del nuevo presidente: su lealtad a Trump (antes de desempe?arse como comisionado del distrito de Miami Dade, trabaj¨® en la campa?a presidencial republicana de 2020) y el hecho de ser de Florida, el Estado que m¨¢s efectivos aporta al Gabinete del presidente electo. ¡°Estoy comprometido a apoyar la visi¨®n ¡®Estados Unidos Primero¡¯ del presidente Trump y trabajar¨¦ incansablemente a diario para defender su audaz enfoque de la diplomacia internacional¡±, dijo en un comunicado el mi¨¦rcoles Cabrera, que habla espa?ol.
El argumento de Trump para reclamar la devoluci¨®n del canal se basa sobre dos exageraciones. China no controla la infraestructura, por m¨¢s que una filial de CK Hutchinson Holdings, con sede en Hong Kong, gestione dos puertos situados en las entradas caribe?a y pac¨ªfica del canal, respectivamente. Tampoco murieron 38.000 estadounidenses durante la construcci¨®n del atajo artificial de 82 kil¨®metros, que, cuando empez¨® a funcionar en 1910, revolucion¨® el tr¨¢fico mar¨ªtimo internacional al permitir a los barcos pasar de un lado a otro sin tener que rodear todo el continente. ¡°Es una cifra rid¨ªcula¡±, advierte en un correo electr¨®nico la profesora de Historia de la Universidad de Maryland Julie Greene, autora de The Canal Builders: Making America¡¯s Empire at the Panama Canal (Los constructores del Canal: construyendo el imperio estadounidense en el Canal de Panam¨¢, Penguin 2010). ¡°Las estad¨ªsticas oficiales indican que 5.800 personas perecieron durante la construcci¨®n del canal en Estados Unidos. Lo m¨¢s probable es que las cifras fueran mayores, ya que era dif¨ªcil para el Gobierno llevar un registro preciso de todos sus trabajadores y de las causas de sus muertes. En cualquier caso, la mayor mortalidad afect¨® a los trabajadores negros caribe?os en el canal, no a los ciudadanos estadounidenses, cuyas bajas durante la construcci¨®n pueden situarse entre las 1.000 y las 1.200, una mortalidad m¨¢s baja que la registrada en desarrollos industriales [parecidos] en Estados Unidos¡±, aclara Greene, que en enero tiene previsto un segundo ensayo sobre el tema.
En su serie de andanadas, Trump tambi¨¦n criticaba al expresidente Jimmy Carter, que cumpli¨® 100 a?os el pasado mes de septiembre, por regalar ¡°tontamente por un d¨®lar¡± el canal, con la firma en 1977 de los acuerdos. ¡°Si no se respetan los principios morales y legales de este magn¨¢nimo gesto de donaci¨®n, entonces exigiremos que se nos devuelva el Canal de Panam¨¢, en su totalidad, r¨¢pidamente y sin cuestionamientos¡±, dijo el presidente electo en Phoenix.
Greene no est¨¢ de acuerdo con esa idea del ¡°gesto magn¨¢nimo¡±. ¡°No lo fue. Fue m¨¢s bien el resultado de cuidadosas negociaciones; corrigieron muchas d¨¦cadas de colonialismo y devolvieron la soberan¨ªa plena sobre su territorio a la Rep¨²blica de Panam¨¢, que tuvo un papel central que en la construcci¨®n y permiti¨® que su territorio se dividiera mediante la creaci¨®n de la Zona del Canal de Panam¨¢, una vasta regi¨®n que atravesaba el coraz¨®n de la naci¨®n, que pas¨® a ser propiedad de Estados Unidos¡±. Los procesos de descolonizaci¨®n de las d¨¦cadas de los sesenta y setenta dejaron claro que ¡°la negaci¨®n de la soberan¨ªa a Panam¨¢ no pod¨ªa sostenerse¡±.
En esa perspectiva, las amenazas de Trump se enmarcan, para la historiadora, ¡°en un patr¨®n de larga data en el que Estados Unidos trata a Am¨¦rica Latina como territorio para ser explotado, cuyos recursos se expolian, en lugar de un conjunto de naciones a las que se respeta¡±. ¡°Adem¨¢s¡±, contin¨²a Greene, ¡°encaja con el gansterismo fundamental de Trump de tratar de apoderarse de activos donde y cuando pueda. La falta de respeto que est¨¢ mostrando hacia la Rep¨²blica de Panam¨¢ es impactante. No conozco un precedente preciso de esto. S¨ª los hay de demandas de Estados Unidos a Panam¨¢, antes y despu¨¦s de que se aprobara el tratado Carter-Torrijos. No hay que olvidar que invadi¨® Panam¨¢ en 1989 para derrocar a Manuel Noriega¡±.
Esta disputa, de momento ret¨®rica, sobre la v¨ªa interoce¨¢nica contribuy¨® a avivar un sentimiento de orgullo patrio tambi¨¦n en algunos pa¨ªses vecinos. M¨¢s all¨¢ del respaldo a Panam¨¢, el colombiano Gustavo Petro aprovech¨® para poner el acento en el desarrollo y la autonom¨ªa de la regi¨®n, rechazando precisamente la explotaci¨®n a la que apunta Greene. ¡°Si el nuevo Gobierno de Estados Unidos quiere hablar de negocios, hablaremos de negocios, de t¨² a t¨² y en beneficio de nuestros pueblos, pero jam¨¢s se negociar¨¢ la dignidad. El presidente Trump se ha equivocado y contradicho. Si no quiere mir¨ªadas [de migrantes] pasando el Dari¨¦n, incrementadas por millones desde Panam¨¢ hasta M¨¦xico, debe entender que depender¨¢ de la prosperidad y libertad de nuestros pueblos. Si le parece costoso pagar por pasar el Canal de Panam¨¢ en manos de los paname?os, mucho m¨¢s costoso ser¨¢ hundir a Panam¨¢, Sudam¨¦rica, Centroam¨¦rica o M¨¦xico en la pobreza¡±, escribi¨® en un largo mensaje en X, antes de cerrar: ¡°Si no nos quieren en Estados Unidos, hay que volver pr¨®speras todas las Am¨¦ricas¡±. Tras la toma de posesi¨®n del 20 de enero, este ser¨¢ solo uno de los frentes abiertos del republicano en Latinoam¨¦rica.