V¨ªdeos de ajedrez | La inmortal espa?ola de Visier
El bicampe¨®n nacional, y gran difusor del ajedrez, no ahorra gastos para atacar y lo hace con la precisi¨®n y belleza propias de una obra de arte
Hay ajedrecistas que merecen un reconocimiento mucho mayor que el indicado por sus ¨¦xitos deportivos o su fuerza de juego porque han aportado mucho a la cultura del ajedrez y a su difusi¨®n. Un caso claro es el de Fernando Visier (Madrid, 1943), cuya mera presencia en un torneo siempre garantizaba que el viaje ¡ªya fuera como jugador, espectador o periodista¡ª iba a ser interesante. Porque adem¨¢s de su alta categor¨ªa como jugador ¡ªbicampe¨®n de Espa?a y componente de la selecci¨®n nacional en cuatro Olimpiadas de Ajedrez, entre otros ¨¦xitos¡ª, Visier compart¨ªa su muy vasta cultura, su simpat¨ªa personal y su gran profundidad en la comprensi¨®n estrat¨¦gica, por lo que siempre fue considerado como un excelente compa?ero de an¨¢lisis post-partida.
Merece, por tanto, ser inmortal, y la partida de este v¨ªdeo, disputada en el Campeonato de Espa?a (que ¨¦l gan¨®) de 1968, es muy apropiada para lograrlo. La citada visi¨®n profunda queda muy clara en ella: Visier entrega primero un pe¨®n a largo plazo para atacar; las m¨¢quinas de hoy se?alan que ese regalo no est¨¢ compensado, pero hace 82 a?os, y en una partida entre humanos, lo estaba de sobra. Sin embargo, eso no es m¨¢s que el aperitivo del gran sacrificio de material que viene a continuaci¨®n, de muy dif¨ªcil defensa. Su rival, el destacado jugador canario Juan Betancort, no la encontr¨®, y fue inmortalizado por Visier con brillantez y precisi¨®n.