Los exjefes de las FARC reconocen su crimen de guerra: ¡°?Claro que el secuestro es tortura!¡±
V¨ªctimas de secuestro que estuvieron hasta 13 a?os en cautiverio acusaron a los exdirigentes de la guerrilla en una audiencia judicial de reconocimiento
El sargento Cesar Lasso agita unas cadenas y se las cuelga al cuello; el polic¨ªa Olmes Duque se quiebra al contar que sufri¨® abuso sexual en cautiverio; el sargento Raimundo Malag¨®n resopla al recordar las torturas que padeci¨®. Enfrente de ellos, escucha el antiguo secretariado de las FARC, los hombres que ordenaron sus secuestros y los mantuvieron cautivos por diez, 13, por un sinf¨ªn de a?os.
No es el primer cara a cara para alguno...
El sargento Cesar Lasso agita unas cadenas y se las cuelga al cuello; el polic¨ªa Olmes Duque se quiebra al contar que sufri¨® abuso sexual en cautiverio; el sargento Raimundo Malag¨®n resopla al recordar las torturas que padeci¨®. Enfrente de ellos, escucha el antiguo secretariado de las FARC, los hombres que ordenaron sus secuestros y los mantuvieron cautivos por diez, 13, por un sinf¨ªn de a?os.
No es el primer cara a cara para algunos, pero s¨ª la primera vez que los miembros del secretariado reconocen, mir¨¢ndolos a los ojos, que el secuestro fue un delito atroz, que lo ordenaron y que acabaron con la vida de miles de familias en Colombia. Que fue, adem¨¢s, el crimen que evidenci¨® la degradaci¨®n de esa guerrilla que entreg¨® las armas en 2016. ¡°En mi calidad de ¨²ltimo comandante vengo a asumir uno de los m¨¢s abominables cr¨ªmenes que cometi¨® nuestra organizaci¨®n, yendo en contrav¨ªa de los valores que inspiraron nuestra causa¡±, dijo Rodrigo Londo?o durante el primer d¨ªa de la Audiencia de Reconocimiento ante la Jurisdicci¨®n Especial para la Paz (JEP).
Reconocer p¨²blicamente su responsabilidad era uno de los requisitos de la justicia transicional nacida de los acuerdos de paz. La JEP recogi¨® las historias de 3.111 v¨ªctimas, escuch¨® a 260 mandos medios y rasos de las FARC e imput¨® a los miembros del secretariado por ordenar cr¨ªmenes de guerra y de lesa humanidad. Este martes se sentaron al banquillo a admitir y a escuchar.
Fue un d¨ªa hist¨®rico que no solo revel¨® las verdades m¨¢s crudas de la guerra sino tambi¨¦n la nobleza de las v¨ªctimas. ¡°A m¨ª el perd¨®n me ha sanado el coraz¨®n¡±, dijo Lasso, que estuvo secuestrado entre 1998 y 2012, mientras dejaba caer las cadenas contra la mesa. El sonido met¨¢lico era tan elocuente como sus palabras. Lasso se perdi¨® ver crecer a sus hijos y disfrutar m¨¢s a su esposa, que muri¨® de covid el a?o pasado. Sufri¨® la que llam¨® una de las peores humillaciones: llevar cadenas al cuello durante ocho a?os.
?Qui¨¦nes dieron las ¨®rdenes?
Londo?o conocido como Timochenko, Pablo Catatumbo, Juli¨¢n Gallo, Joaqu¨ªn G¨®mez, Mauricio Jaramillo, Pastor Alape y Rodrigo Granda, los ¡°comparecientes¡±, callaban. Cada tanto, Timochenko se pon¨ªa las manos en la barbilla, Granda tomaba notas, Joaqu¨ªn G¨®mez actuaba como si estuviera en una charla y el resto, escuchaban. Unas horas antes hab¨ªan intervenido para reconocer sus actos. ¡°Reconocemos que esas cadenas del sometimiento y humillaci¨®n generaron profundas heridas. Todos estos vej¨¢menes no los estamos trayendo aqu¨ª para olvidarlos. Los estamos incorporando a parte de nuestra historia. Lo que ha sido el horror de la guerra¡±, dijo Alape.
Para las v¨ªctimas, algunas de las palabras de los exguerrilleros sonaban a mero formalismo, pero todas admitieron que nada de esto hubiera sido posible sin el proceso de paz. ¡°El reconocimiento de ustedes ha sido vago. Ninguno ha dicho yo orden¨¦. Queremos esas verdades¡±, apunt¨® Lasso. ¡°?Qu¨¦ pas¨® con el cabo Pe?a y tantos que tienen sus hijos desaparecidos?¡±, dijo despu¨¦s de afirmar que el ¡°acuerdo era injusto pero necesario para empezar a vivir en paz y felices¡±.
El secuestro en Colombia fue una pol¨ªtica de las FARC que ven¨ªa desde sus m¨¢ximos comandantes y ocurri¨® de manera generalizada en casi todos los departamentos del pa¨ªs, seg¨²n determin¨® la JEP, que hall¨® tres patrones criminales. La magistrada Julieta Lemaitre explic¨® que el secuestro se dio para forzar un intercambio por guerrilleros presos o canje; para financiar su accionar y para hacer control territorial.
Los miembros del secretariado est¨¢n imputados por toma de rehenes, homicidio, tortura y tratos crueles, violencia sexual, as¨ª como desaparici¨®n forzada y esclavitud, entre otros. No solo dieron las ¨®rdenes, sino que, en algunos casos, omitieron controlar los malos tratos de sus subalternos a los secuestrados. Si reconocen los hechos, pueden acceder a sanciones propias, pero si la Sala de Reconocimiento considera que no lo hacen, deben someterse a un juicio ordinario con penas de hasta de 20 a?os de c¨¢rcel. Solo un delito, el de esclavitud, ha causado una pol¨¦mica jur¨ªdica. Pero seg¨²n el magistrado Eduardo Cifuentes, este asunto ser¨¢ asumido por el Tribunal para la Paz que determinar¨¢ si es la calificaci¨®n jur¨ªdica correcta una vez dicte sentencia.
Los ni?os fusilados
Solo uno de los siete sentados en el banquillo hab¨ªa tenido contacto directo con los secuestrados. Milton de Jes¨²s Toncel, m¨¢s conocido como Joaqu¨ªn G¨®mez, fue autor directo de secuestros. Como si fuera una an¨¦cdota m¨¢s de su vida, relat¨® que entre el p¨²blico estaba uno de los primeros secuestrados de Colombia. Y en un acto que a algunas v¨ªctimas les indign¨®, le pidi¨® a esa persona que se levantara. ¡®P¨¢rate¡¯, le dijo al oficial retirado de la polic¨ªa Manuel Ceballos, quien tal vez por la sorpresa, o por su formaci¨®n militar, se levant¨®. ¡°El 10 de febrero de 1989, cuando ten¨ªa el grado de subteniente, fui atacado y secuestrado por ¨¦l y por Iv¨¢n M¨¢rquez. Estuve en cautiverio durante un mes¡±, relat¨® a este diario, y a?adi¨® que se hab¨ªa sentido inc¨®modo con el mensaje de G¨®mez.
Tambi¨¦n fue molesto para Ingrid Betancourt, presente en el auditorio, que ese mismo exguerrillero dijera que a ella la trat¨® bien durante la primera parte del cautiverio. ¡°Cada palabra es una daga en el coraz¨®n. En mi caso quiero deshacer una narrativa de la que he sido v¨ªctima desde hace 20 a?os¡±, replic¨® luego ella.
El d¨ªa no fue f¨¢cil para nadie. Los civiles, quienes fueron los primeros en hablar en la audiencia, recriminaron los tratos crueles y el tiempo perdido en la selva. El excongresista Orlando Beltr¨¢n, secuestrado durante seis a?os, los llam¨® ¡°asesinos y genocidas¡±; el tambi¨¦n pol¨ªtico Oscar Tulio Lizcano, que estuvo en cautiverio durante ocho a?os, les dijo que deb¨ªan contarle al pa¨ªs qu¨¦ pas¨® con los ni?os reclutados que fusilaron. ¡°Quiero saber qu¨¦ pas¨® con el cuerpo de un ni?o de 14 a?os que trat¨® de huir y lo fusilaron. Con aquella ni?a de 14 a?os que dijo: fus¨ªleme a m¨ª porque no soy capaz de ver morir a mi hermano¡±, dijo Lizcano.
Sobre el cabo de la Polic¨ªa Jos¨¦ Norberto P¨¦rez, quien no fue liberado, aunque su hijo ten¨ªa c¨¢ncer, los exguerrilleros dijeron que no encuentran una explicaci¨®n acerca de por qu¨¦ no se tom¨® la decisi¨®n de liberarlo. ¡°Fue una deshumanizaci¨®n¡±, dijo Rodrigo Londo?o. Y sobre el episodio de violencia sexual sufrido por una de las v¨ªctimas presentes, le dijo: ¡°Vergonzante lo que pas¨® con usted. Trato de entender el esfuerzo que ha hecho para relatar su historia¡±.
¡°No siento rencor en mi coraz¨®n¡±
La crueldad de las historias no impidi¨® que hablaran de perd¨®n. Sigifredo L¨®pez, el ¨²nico sobreviviente de los 11 diputados asesinados en cautiverio, dijo que ¡°esta es una manera viva de hacer justicia¡±. L¨®pez fue doblemente v¨ªctima. Cuando la guerrilla dispar¨®- se sabe ahora por una confusi¨®n- contra los diputados y Sigifredo se salv¨®, la Fiscal¨ªa y medios de comunicaci¨®n pusieron la lupa sobre ¨¦l y dijeron que estaba involucrado con las FARC. Una vez recuper¨® su libertad fue encarcelado como si fuera de la guerrilla. Logr¨® demostrar su inocencia. ¡°En el primer comunicado sobre este caso ustedes mintieron y se plasm¨® una sombra de duda sobre m¨ª. Ustedes me da?aron la vida porque era preferible morir en la selva como v¨ªctima a tener la libertad de los villanos¡±. Durante la tarde, Pablo Catatumbo dej¨® claro que el diputado jam¨¢s fue de las FARC, sino que fue una v¨ªctima m¨¢s.
Tambi¨¦n lo hizo el coronel Malag¨®n, liberado durante la Operaci¨®n Jaque. ¡°Que estos hechos condenables desde todo punto de vista no se repitan m¨¢s en la patria (¡). No siento rencor en mi coraz¨®n. Ser¨ªa vivir con ese karma toda la vida. Eso queda en la memoria de uno. Es tener resiliencia¡±, concluy¨®.
Este mi¨¦rcoles, los exjefes guerrilleros tendr¨¢n que seguir escuchando, esta vez a las v¨ªctimas de secuestro econ¨®mico, y reconocer los hechos para acceder no solo a las sanciones de la justicia transicional sino al perd¨®n que a¨²n no les da Colombia.
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