Tragedia en la Plaza: la historia se repite
Nunca se reglament¨® o puso orden sobre la construcci¨®n de estas plazas de toros improvisadas en el territorio colombiano
Vivir en Colombia es como hacer el Tour de Francia en una sala de bicicletas de spinning. Se pedalea y se pedalea, se suda, se sufre, se padece, se suman kil¨®metros al contador, pero al final uno no llega a ning¨²n lado. Al terminar la sesi¨®n uno se baja de la pseudo bicicleta y nada ha cambiado. Uno est¨¢ en el mismo lugar en el que empez¨®.
Ayer en medio de las fiestas patronales del pueblo de ...
Vivir en Colombia es como hacer el Tour de Francia en una sala de bicicletas de spinning. Se pedalea y se pedalea, se suda, se sufre, se padece, se suman kil¨®metros al contador, pero al final uno no llega a ning¨²n lado. Al terminar la sesi¨®n uno se baja de la pseudo bicicleta y nada ha cambiado. Uno est¨¢ en el mismo lugar en el que empez¨®.
Ayer en medio de las fiestas patronales del pueblo de El Espinal, en el departamento del Tolima, vimos con horror un nuevo episodio que nos recuerda que la realidad de este pa¨ªs es una bicicleta est¨¢tica: se desplom¨® la estructura de una improvisada plaza de toros dejando tras de s¨ª muertos y heridos. En el momento en que escribo estas l¨ªneas las cifras siguen siendo bastante inciertas. Algunos hablan de tres muertos, otros de seis, mientras que los heridos se cuentan por decenas. Sin embargo, m¨¢s all¨¢ del tema de las v¨ªctimas, quiero ir a la g¨¦nesis del problema: la plaza o corraleja (que es como llaman a esos improvisados escenarios) construidos en madera para hacer encierro a los toros y que no representan ninguna garant¨ªa de seguridad.
Hace 42 a?os, en una ciudad al norte de Colombia llamada Sincelejo, se vivi¨® una situaci¨®n calcada a la de ayer. En el marco de los carnavales de la ciudad, se construy¨® la tradicional corraleja en madera que, al igual que en el caso de El Espinal, termin¨® cediendo al peso de sus ocupantes y se vino abajo aplastando al p¨²blico que en ella se encontraba. En aquel entonces los muertos se contaron por centenares, algunos hablan de cuatrocientas v¨ªctimas, otros dicen que fueron quinientas. La verdad es que nunca se tuvo un balance completo sobre la dimensi¨®n de ese hecho y, lo que es m¨¢s grave, nunca se reglament¨® o puso orden sobre la construcci¨®n de estas plazas de toros improvisadas en el territorio colombiano.
Basta con ver las denuncias que a comienzos de este a?o hac¨ªan algunos l¨ªderes de Sincelejo en las que advert¨ªan que no exist¨ªan garant¨ªas en la corraleja construida para las ferias que estaban a punto de desarrollarse en el mes de enero. Dec¨ªan que las maderas no eran de buena calidad. Que los constructores no garantizaban la seguridad de la estructura. Lo incre¨ªble de esto es que 42 a?os despu¨¦s de la tragedia en esa ciudad se sigan haciendo escenarios improvisados con palcos de varios pisos usando estructuras de madera poco fiables y nadie dice nada.
No hab¨ªa que ser ar¨²spice para anticipar que la tragedia se iba a repetir. Si seguimos con la misma forma de hacer las cosas que ya fallaron una vez, ?esper¨¢bamos algo distinto?
Seguro ahora vendr¨¢ la b¨²squeda de responsables. Unos dir¨¢n que solo deben responder quienes construyeron la plaza. Otros, y me incluyo, se?alar¨¢n tambi¨¦n al gobierno local de El Espinal como culpable por negligencia. Sin embargo, la clave est¨¢ en evitar que esto se repita. Y m¨¢s all¨¢ de prohibir esos espect¨¢culos, como ya lo solicit¨® el presidente electo, debe es exigirse una reglamentaci¨®n clara para la construcci¨®n de este tipo de escenarios.
No es justo que mientras en el mundo entero arman y desarman grader¨ªas met¨¢licas port¨¢tiles, con soportes muy resistentes y garant¨ªas de seguridad para el p¨²blico, aqu¨ª sigamos construyendo corralejas como si estuvi¨¦ramos en el siglo XVII y nadie dice nada.
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