Los extraordinarios salarios de los congresistas colombianos
Teniendo en cuenta el nivel de vida de cada pa¨ªs, Colombia tiene a los congresistas mejor pagados de las democracias de Am¨¦rica Latina, y tambi¨¦n a los que m¨¢s ganan respecto al resto de la poblaci¨®n
El nuevo Congreso de Colombia se encuentra inmerso en un debate tan agrio como recurrente sobre su propia remuneraci¨®n. Un proyecto de ley de un nuevo senador (el youtuber Jota Pe Hern¨¢ndez, que obtuvo r¨¦cord de votos en el partido Alianza Verde) sum¨® 115 firmas de 291 posibles, una primera toma de temperatura informal sobre el apoyo o reparos que suscita una iniciativa que apenas nace. En el proceso, los argumentos ya se empiezan a cruzar, pero lo hacen sin datos. No del salario, que est¨¢ meridianamente claro: unos 35 millones de pesos mensuales brutos (poco m¨¢s de 8 mil d¨®lares) a d¨ªa...
El nuevo Congreso de Colombia se encuentra inmerso en un debate tan agrio como recurrente sobre su propia remuneraci¨®n. Un proyecto de ley de un nuevo senador (el youtuber Jota Pe Hern¨¢ndez, que obtuvo r¨¦cord de votos en el partido Alianza Verde) sum¨® 115 firmas de 291 posibles, una primera toma de temperatura informal sobre el apoyo o reparos que suscita una iniciativa que apenas nace. En el proceso, los argumentos ya se empiezan a cruzar, pero lo hacen sin datos. No del salario, que est¨¢ meridianamente claro: unos 35 millones de pesos mensuales brutos (poco m¨¢s de 8 mil d¨®lares) a d¨ªa de hoy. Sino de c¨®mo se compara el mismo con otros pa¨ªses de su entorno. La falta de informaci¨®n viene porque estas comparaciones siempre son complicadas, aproximadas y condicionales: un salario tiene diferentes componentes en cada pa¨ªs (gastos, primas, transporte, complementos), se divide de forma distinta (a veces una paga por mes, otras con una, dos o m¨¢s adicionales), y se ubica en sociedades con estructuras de ingreso distintas, niveles y costes de vida no equivalentes. Pero el ejercicio m¨¢s preciso que se puede realizar a d¨ªa de hoy deja poco lugar a dudas: los congresistas colombianos son los mejor pagados de las democracias latinoamericanas, y los que m¨¢s ganan con respecto a sus conciudadanos.
Esto resulta de una meticulosa recopilaci¨®n de salarios mensuales medios de congresistas, diputados o representantes (no senadores), excluyendo siempre que sea posible las pagas extras de vacaciones o navidad, as¨ª como los complementos condicionados solo a ciertos perfiles de congresistas (por funciones en sus C¨¢maras, o porque viven lejos). Y el margen entre Colombia y el segundo en la lista, Chile, es tan grande que incluso asumiendo un margen de error o incertidumbre considerable ser¨ªa muy dif¨ªcil quitarle a Colombia ese primer puesto. Est¨¢ incluso por encima de Alemania, una de las naciones europeas que mejor remunera a sus representantes electos.
Y es que el grueso de la diferencia de Colombia respecto al resto no est¨¢ en la existencia o no de complementos. Tomemos, por ejemplo, Per¨²: al salario com¨²n mensual de 26.000 soles se le deber¨ªa a?adir una remuneraci¨®n extra en julio y diciembre de 15.600 soles. Pero ni en ese caso se ubicar¨ªa por encima de su vecino al norte de los Andes. De la misma forma, el dato para Panam¨¢ incluye 1.000 d¨®lares brutos al mes para ¡°gasolina¡± que se incluyen en la clasificaci¨®n porque son generales, no dependientes de la distancia a la capital (como pasa, por ejemplo, en las C¨¢maras argentinas o en Espa?a). Pero ni ese extra sit¨²a al istmo cerca de su antigua patria. No: la ventaja de Colombia es grande sencillamente porque, en relaci¨®n con el poder adquisitivo de su pa¨ªs, sus congresistas ganan m¨¢s.
Ese ¡°en relaci¨®n con el poder adquisitivo de su pa¨ªs¡± es, en realidad, la clave: los alrededor de 35 millones de pesos colombianos representan al cambio de hoy unos 8.000 d¨®lares estadounidenses. Pr¨¢cticamente lo mismo que los 7 millones de pesos chilenos que se cobran all¨¢ despu¨¦s de una rebaja impulsada al calor de las protestas de 2019 y el profundo cambio institucional que sigui¨®. Pero la vida en Santiago (y en Chile en general) es m¨¢s cara que en Bogot¨¢ (y que en toda Colombia). Para poder tener en cuenta estas diferencias es que se usan los ¡°d¨®lares PPP¡± o ¡°d¨®lares en paridad de poder adquisitivo¡±: una divisa imaginaria que transforma todas las monedas del mundo en una suerte de d¨®lar aproximado que tiene en cuenta las diferencias en los niveles de vida de cada pa¨ªs. Es esta la m¨¦trica que hace posible comparar vol¨²menes de ingresos a lo largo y ancho del mundo: cuando uno lee cifras de PIB de m¨¢s de un pa¨ªs, si est¨¢n correctamente especificadas, deber¨ªan estar en d¨®lares PPP. Y es al pasar los salarios de congresistas por este conversor que resulta Colombia en primer lugar de la clasificaci¨®n.
As¨ª, uno puede cuestionar si incluir o no las primas vacacionales o los subsidios condicionados a distancia en el grueso del salario calculado, pero igualmente resulta que la brecha entre los representantes colombianos y sus representados es superior a la del resto de democracias de la regi¨®n. Esto puede aproximarse tambi¨¦n viendo la distancia entre el ingreso aproximado de la mediana (el 50%, punto intermedio) de la distribuci¨®n y el ingreso del legislador. Colombia encabeza esta clasificaci¨®n.
Como tambi¨¦n encabeza la distancia de ¨¦stos ¨²ltimos respecto al 10% que menos gana, que en Colombia es adem¨¢s especialmente pobre por el alto grado de informalidad y las brechas entre las zonas urbanas y rurales del pa¨ªs.
Esto reforzar¨ªa uno de los argumentos centrales que defienden quienes considerar¨ªan oportuno reconsiderar el salario de los representantes: el de la equidad. Normalmente se expresa en m¨²ltiplos del salario m¨ªnimo, que est¨¢ en 1 mill¨®n de pesos actualmente: los congresistas cobran m¨¢s de 34 veces esta cantidad. Pero lo mismo se obtiene al dividir su salario mensual en PPP entre el ingreso medio: un m¨²ltiplo de 34. Ni m¨¢s ni menos. Mientras, el m¨²ltiplo en Brasil es de 22; en Chile, de 17; en Alemania, de menos de 6. La propuesta de Jota Pe Hern¨¢ndez, de 25 salarios m¨ªnimos, ser¨ªa tambi¨¦n superior a todas ellas.
La defensa m¨¢s habitual de mantener remuneraciones elevadas a los representantes electos es la del m¨¦rito y la atracci¨®n del talento. Seg¨²n esta l¨®gica, no corresponder¨ªa pagar por debajo de mercado de trabajos altamente cualificados a quienes van a desempe?ar una labor socialmente tan importante como es la pol¨ªtica. Pero, de nuevo, faltan datos para establecer qu¨¦ ser¨ªa un salario competitivo de alto nivel. Una posibilidad es partir del ingreso estimado para el 10% que m¨¢s gana en cada sociedad. Y es ac¨¢ donde la comparaci¨®n entre pa¨ªses se vuelve m¨¢s variada. Ahora bien: una vez m¨¢s, Colombia lidera la lista, con sus congresistas multiplicando por tres la media de ingresos de este decil, superando los patrones de Per¨², Honduras o El Salvador (de x2 o x2,5). Y es que, en Colombia, los salarios de m¨¢s de 30 millones mensuales no son del top 10%, sino m¨¢s bien del top 2% o incluso 1%.
En el extremo contrario se sit¨²a Argentina, que paga notablemente menos a sus congresistas que al resto de su ¨¦lite profesional. Aqu¨ª, el argumento de la atracci¨®n del talento parece tener mucho m¨¢s apego a la realidad. Chile o Guatemala han optado por niveles similares (es decir, competitivos), mientras que Alemania otorga un cierto plus. Pero Colombia sigue fuera de toda liga, aunando en una sola cifra los argumentos por la equidad con las cuestiones en torno al m¨¦rito de unos congresistas que cuentan con la desaprobaci¨®n de abrumadoras mayor¨ªas de la ciudadan¨ªa.
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