El Gobierno de Colombia y el ELN acuerdan la agenda para alcanzar un alto el fuego y la participaci¨®n pol¨ªtica de la guerrilla
El proceso de paz cierra en M¨¦xico el segundo ciclo de conversaciones con la presencia de Francia M¨¢rquez
Los negociadores se van de M¨¦xico con una hoja de ruta que marcar¨¢ el destino de las conversaciones de paz. El Gobierno de Colombia y el ELN han acordado una agenda despu¨¦s de una larga discusi¨®n donde queda plasmado el camino para conseguir un alto el fuego y la participaci¨®n pol¨ªtica de la guerrilla. El Gobierno quiso respaldar el proceso de paz enviando a la clausura de este ciclo de negociaciones a la vicepresidenta, Francia M¨¢rquez, que como mujer afro del Cauca ha sufrido todas las violencias sist¨¦micas de este pa¨ªs, incluida a la guerrilla. ¡°Quiero decirle al ELN que es la primera vez q...
Los negociadores se van de M¨¦xico con una hoja de ruta que marcar¨¢ el destino de las conversaciones de paz. El Gobierno de Colombia y el ELN han acordado una agenda despu¨¦s de una larga discusi¨®n donde queda plasmado el camino para conseguir un alto el fuego y la participaci¨®n pol¨ªtica de la guerrilla. El Gobierno quiso respaldar el proceso de paz enviando a la clausura de este ciclo de negociaciones a la vicepresidenta, Francia M¨¢rquez, que como mujer afro del Cauca ha sufrido todas las violencias sist¨¦micas de este pa¨ªs, incluida a la guerrilla. ¡°Quiero decirle al ELN que es la primera vez que le veo a los ojos sin miedo¡±, dijo.
No ha sido un acuerdo f¨¢cil de alcanzar. Las partes discutieron durante tres semanas y no fue hasta el ¨²ltimo d¨ªa que hubo consenso. El martes hubo un rifirrafe tenso entre el jefe negociador de la guerrilla, Pablo Beltr¨¢n, y el del Gobierno, Otty Pati?o. En el texto firmado, el ELN no quiso reconocer a Colombia como un Estado Social de Derecho, como viene en su Constituci¨®n, por lo que de alguna manera, aunque suene contradictorio, lo considera ileg¨ªtimo, seg¨²n fuentes de la negociaci¨®n. En cambio, Colombia le da a la guerrilla car¨¢cter de ¡°organizaci¨®n pol¨ªtica militar rebelde¡±. A los guerrilleros les obsesionaba este punto, ya que su anterior estatus, el de grupo armado organizado, los asemejaba a los carteles de la droga.
En el colegio de San Ildefonso, en un edificio del siglo XVI, frente al primer mural que pint¨® Diego Rivera en su vida, los negociadores presentaron sus conclusiones. En este ciclo se esperaba poder acordar el alto el fuego, una prioridad para Petro, pero se vuelve un tema dif¨ªcil para la guerrilla, que teme quedar desprotegida frente a otros grupos criminales. Tras la intervenci¨®n del canciller mexicano Marcelo Ebrard, tom¨® la palabra Beltr¨¢n, vestido con pantal¨®n blanco y una rebeca gris. Ley¨® cuatro folios de un discurso potente en el que habl¨® de la paz, las v¨ªctimas y la necesidad de pasar la p¨¢gina de ¡°la tr¨¢gica noche de la violencia estructural¡±. Se lograr¨¢ la paz, continu¨®, con justicia social y cuando se erradique ¡°el imperio de lo il¨ªcito sostenido por la fuerza¡±.
El siguiente en tomar la palabra fue Otty Pati?o, quien record¨® que le han pedido que no se levante de la mesa hasta que haya un acuerdo de paz, y no lo har¨¢. ¡°Ese es mi compromiso¡±, dijo. Pati?o puso la nota de humor, al confundir los Estados Unidos Mexicanos con los Estados Unidos de Am¨¦rica. ¡°Est¨¢ bueno, ?no?¡±, brome¨®. Rememor¨®, como muestra de la hermandad de las dos naciones, que en este pa¨ªs Gabriel Garc¨ªa M¨¢rquez empez¨® a escribir Cien a?os de soledad, y continu¨® homenajeando a la figura de Carlos Pizarro, l¨ªder del M-19, guerrilla en la que tanto ¨¦l y como el presidente Gustavo Petro militaron. Ese grupo armado se desmoviliz¨® hace 33 a?os. Cree que ese debe ser el destino final del ELN.
¡°Hemos creado una agenda para la paz en Colombia. Es una br¨²jula que nos guiar¨¢ en este tr¨¢nsito hasta la paz so?ada¡±, continu¨®. Se basa en tres pilares: la participaci¨®n ciudadana, la democracia real y las transformaciones socioecon¨®micas. Se trata, y entonces cit¨® a Petro, de construir una unidad dentro de la diversidad. Francia M¨¢rquez escuchaba en primera fila, con las manos entrelazadas. Era a quien todo el mundo quer¨ªa escuchar. Pati?o se dirigi¨® a ella: ¡°Soy seco de l¨¢grimas, pero se me aguaron los ojos escuch¨¢ndola (en una reuni¨®n previa)¡±. En ese encuentro privado, M¨¢rquez recibi¨® un informe con los alivios humanitarios que hab¨ªa concretado la mesa en una regi¨®n ¡°deprimida y olvidada¡± como es la de la costa pac¨ªfica.
Le toc¨® hablar a ella. ¡°El mensaje de hoy es de paz. La guerra nos ha dejado destrozados, con un dolor profundo, una sociedad rota¡±, prosigui¨®. ¡°En cada hogar de Colombia se han sufrido los efectos de la guerra¡±. Y record¨® que esa guerra ¡°ha tenido rostro de hombre. Ha sido el machismo y el patriarcado lo que ha impulsado esta guerra que nunca debi¨® ser¡±. Acab¨® con fuerza: ¡°Convoco al ELN y al Gobierno a mantenerse en la mesa, pase lo que pase. Los ni?os y ni?as de Colombia esperan mucho de ustedes¡±. Se llev¨® un aplauso general de casi un minuto.
El punto sobre la participaci¨®n pol¨ªtica de la guerrilla resulta complejo. Sus dirigentes no creen en la democracia representativa, sino en la directa. ¡°Si un alcalde no cumple, habr¨¢ revocatoria de mandato¡±, dijo Beltr¨¢n en una entrevista con este peri¨®dico. A ellos les gustar¨ªa llevar ese modelo a los territorios donde m¨¢s presencia tienen, como Arauca. En ese lugar son el poder de facto. A trav¨¦s de militantes y organizaciones sociales tienen una gran presencia en la sociedad civil. Cuando unos j¨®venes idealistas y unos curas seguidores de la teolog¨ªa de la liberaci¨®n crearon el grupo armado ten¨ªan aspiraciones de asaltar el poder, a la manera de Fidel Castro. Desde hace 20 a?os, sin embargo, han abandonado ese anhelo y se conforman con las regiones en las que tiene apoyo popular. En cierto modo, se han convertido en una guerrilla acomodada.
En el punto uno de la agenda se recalca que este es un camino para la construcci¨®n de una alianza pol¨ªtica y social hacia un gran acuerdo nacional. Esas palabras grandilocuentes, ¡°gran acuerdo nacional¡±, sobrevuelan constantemente la mesa de negociaci¨®n. Por eso, Gustavo Petro ha incluido en la discusi¨®n a los militares y a figuras importantes de la derecha colombiana como Jos¨¦ F¨¦lix Lafaurie, representante de los ganaderos. Sin embargo, el ELN parece m¨¢s enfocado en asuntos locales, ensimismado en su microuniverso. Sorprende, por ejemplo, que no hayan pedido una Asamblea Constituyente, una exigencia muy habitual de todas las guerrillas que se han sentado a negociar con el Estado colombiano.
Da la sensaci¨®n de que el ELN est¨¢ ante una oportunidad hist¨®rica. Enfrente tiene a un Gobierno progresista, el primero en la ¨¦poca moderna de Colombia, con una actitud abierta y dispuesta. Petro y los suyos desean ese acuerdo ante todo. El presidente ha instado a la organizaci¨®n a tomar este camino de paz despu¨¦s de 60 a?os de guerra. No va a ser f¨¢cil: la guerrilla tiende a imponer en la conversaci¨®n su visi¨®n del mundo, muy apegada al siglo XX.
Cuando acabe el conflicto armado, la agenda establece que, adem¨¢s de reconocer el car¨¢cter pol¨ªtico del ELN, habr¨¢ que resolver la situaci¨®n de los guerrilleros procesados y condenados. Tambi¨¦n se tendr¨¢n que dar las condiciones y garant¨ªas de seguridad para que el grupo pueda participar en pol¨ªtica. Se establece que se debe erradicar ¡°toda forma de paramilitarismo¡±. Sobre las armas, se dice que se construir¨¢ ¡°un acuerdo en sincron¨ªa con la estrategia para superar la violencia y neutralizar el armamentismo y el belicismo¡±.
Se habla, por fin, de las crisis que puedan surgir durante el proceso. Ha habido dos, las dos propiciadas por Petro. El presidente anunci¨® en Twitter un alto el fuego que no exist¨ªa y m¨¢s tarde hizo una comparaci¨®n entre el ELN y Pablo Escobar, el narcotraficante, tambi¨¦n en esa red social. La guerrilla enfureci¨® y pidi¨® explicaciones. El proceso no lleg¨® a peligrar, pero sin duda sufri¨® una sacudida. Ahora, en la agenda se dice que esos problemas se discutir¨¢n en la mesa y, en el caso de no llegar a un acuerdo, se pedir¨¢ la mediaci¨®n de los pa¨ªses garantes y acompa?antes permanentes.
Acordada la agenda, ahora toca desarrollarla. Sin duda, lo m¨¢s dif¨ªcil. Pareciera que despu¨¦s de siete meses empiezan de verdad las negociaciones. La violencia sigue en los territorios, por lo que no hay tiempo que perder ni margen para muchos errores. La discusi¨®n para lograr la paz continuar¨¢ dentro de unas semanas en la pr¨®xima parada: La Habana, Cuba.
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