El Gobierno de Colombia y el ELN llegan a M¨¦xico con la urgencia de concretar el alto al fuego que persigue Petro
El presidente quiere acordar cuanto antes un armisticio que ayude a reducir el n¨²mero de homicidios en el pa¨ªs
Las negociaciones de paz con el ELN aterrizan esta semana en M¨¦xico. Los negociadores del Gobierno y la guerrilla discutir¨¢n a partir de este lunes en el pa¨ªs norteamericano el alto el fuego que con tanta insistencia persigue Gustavo Petro, que ha logrado colocar el asunto en el centro de la agenda. El presidente tiene prisa por concretar un cese de hostilidades que cree que reducir¨¢ el n¨²mero de homicidios en las regiones y pondr¨¢ la piedra sobre la que debe asentarse la paz total, el proyecto que busca que todos los actores armados del pa¨ªs entreguen las armas.
Las partes tambi¨¦n negociar¨¢n algo tan vago y general como ¡°los mecanismos de participaci¨®n de la sociedad en la construcci¨®n de la paz en Colombia¡±. El reto es descifrar qu¨¦ significa exactamente la participaci¨®n pol¨ªtica y cu¨¢l es la metodolog¨ªa que se puede usar. El ELN, a diferencia de las FARC, no tiene ambici¨®n de crear un partido pol¨ªtico, sino que est¨¢ convencido de que de esta discusi¨®n tienen que salir cambios concretos en la sociedad. Los negociadores entienden que se trata de incluir la opini¨®n de la gente en las reformas que est¨¢ llevado a cabo el Gobierno. Suena obvio, pero no es nada sencillo de concretar. Petro trat¨® de llevar a cabo al comienzo de su mandato unos di¨¢logos populares, muy al estilo de los que hizo ?lvaro Uribe en su d¨ªa, que no han tenido mucho ¨¦xito. Las palabras se pierden por el camino.
Los negociadores tratar¨¢n de aislarse de todo el ruido exterior en este segundo ciclo de conversaciones ¡ªel primero fue en Caracas¡ª. En la ¨²ltima semana, ha habido mucho revuelo por la liberaci¨®n del hijo de La Gata, una mujer condenada por sus relaciones con el paramilitarismo y por el asesinato de tres personas, entre ellas un periodista. Fue puesto en libertad como facilitador de paz. Se entend¨ªa que se le excarcelaba para que fuese portavoz de uno de los grupos delictivos con los que se va a negociar. El Gobierno, despu¨¦s, neg¨® haber pedido su liberaci¨®n y el Comisionado de Paz, el encargado de este asunto, le retir¨® su condici¨®n de facilitador, por lo que debe volver a prisi¨®n. Lo sucedido revela la confusi¨®n que en ocasiones existe alrededor del proceso; sin duda, este es otro de sus grandes enemigos.
En el aspecto interno, el ELN, y as¨ª lo ha dicho p¨²blicamente Antonio Garc¨ªa, su m¨¢ximo comandante, no quiere bajo ning¨²n concepto que se le equipare al resto de grupos armados organizados. La guerrilla fue creada hace 60 a?os por un pu?ado de estudiantes entusiastas de la revoluci¨®n cubana. Por el camino ha vivido como organizaci¨®n muchas situaciones, incluso una posible extinci¨®n, pero ha llegado hasta aqu¨ª como la ¨²ltima guerrilla activa en Latinoam¨¦rica. En la ¨²ltima d¨¦cada, las autoridades la han relacionado con insistencia con el tr¨¢fico de drogas. Sin embargo, sus dirigentes resaltan su car¨¢cter pol¨ªtico, su portavoc¨ªa de la sociedad civil, y ese es el trato que quieren recibir. En un mensaje arriesgado en Twitter, Petro le preguntaba a la guerrilla si quer¨ªa seguir el camino de Camilo Torres Restrepo, un cura revolucionario, o el de Pablo Escobar, el narcotraficante que desafi¨® al Estado colombiano en los a?os ochenta. Acab¨® tiroteado en el techo de un edificio de Medell¨ªn.
La delegaci¨®n del ELN lleg¨® el s¨¢bado a la Ciudad de M¨¦xico. Pablo Beltr¨¢n, el jefe de los negociadores de la guerrilla, se grab¨® un v¨ªdeo delante de un mural del cura Hidalgo: ¡°Acabamos de llegar, tenemos al fondo al gran insurgente mexicano, Hidalgo, que nos alienta. Esperamos que los trabajos de este segundo ciclo sean un efectivo avance y apoyo para el proceso¡±. Despu¨¦s se refiri¨® a los j¨®venes de forma escueta: ¡°Las grandes transformaciones de nuestro pa¨ªs solo se ganan con lucha y esa lucha sin la presencia de la juventud no avanza¡±.
En paralelo a la mesa de negociaci¨®n con el ELN, el Gobierno ha abierto conversaciones con otros dos grupos a los que reconoce un car¨¢cter pol¨ªtico, las EMC FARC y la Segunda Marquetalia. Est¨¢n compuestos por grupos de combatientes que no se acogieron al anterior proceso de paz ¡ªel de las FARC en 2016¡ª o que desertaron por el camino. Se les conoce como disidencias. El comisionado de paz, Danilo Rueda, ya se ha visto con el l¨ªder de la Segunda Marquetalia, Iv¨¢n M¨¢rquez, que lleg¨® a ser portavoz de la guerrilla en La Habana y despu¨¦s regres¨® a la selva al sentirse perseguido judicialmente, pese a su condici¨®n de desmovilizado. M¨¢rquez se encuentra ahora mismo en Venezuela convaleciente de un atentado que perpetraron, seg¨²n fuentes oficiales, un grupo de mercenarios que quer¨ªa cobrar una recompensa por su cabeza. De acuerdo a estas mismas fuentes, ha perdido la visi¨®n de un ojo y tiene paralizadas algunas partes del rostro.
Hay un tercer supuesto para las bandas criminales que no tienen car¨¢cter pol¨ªtico, como la del hijo de La Gata. Con ellos, textualmente, se abrir¨¢n espacios de acercamiento y conversaci¨®n para crear mecanismos jur¨ªdicos que permitan la rendici¨®n de cuentas a la sociedad y la desestructuraci¨®n de las motivaciones econ¨®micas y criminales que las sustenta. En este apartado entran el Clan del Golfo, un grupo paramilitar dedicado al narcotr¨¢fico, las autodefensas de la Sierra Nevada y varios grupos de violencia urbana. De estos ¨²ltimos, el ejemplo m¨¢s evidente ocurri¨® en Buenaventura, donde dos facciones enfrentadas durante a?os se comprometieron a no asesinar, ni torturar, ni desaparecer a ninguno de sus enemigos. La reducci¨®n de la violencia ha sido dr¨¢stica.
Lo que persigue Petro es que eso se extienda a todo el pa¨ªs. Y eso pasa, en primer lugar, por convencer al ELN de que un alto el fuego con el Ej¨¦rcito les permite continuar las conversaciones hasta un acuerdo de paz con una reducci¨®n de los homicidios inmediata. El presidente quiere que se haga ya, ahora. Siente que muchas vidas est¨¢n en juego. M¨¦xico es el escenario donde ese acuerdo debe producirse.
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