El poder de las palabras de un presidente
Las palabras desde el poder pueden afectar mercados, impactar a la democracia y golpear al mismo Gobierno, como acaba de pasar
Detr¨¢s de la guerra verbal desatada entre el presidente Gustavo Petro y el fiscal Francisco Barbosa hay muchos problemas. Vale destacar uno de ellos: la dificultad que tiene el presidente para comunicarse asertivamente. Sus palabras desatinadas son, con mucha frecuencia, las peores enemigas de su Gobierno.
Ni el presidente es el jefe del fiscal como lo dijo, ni es un dictador como respondi¨® el fiscal. A los dos se les fueron las luces en una pelea que hace mucho da?o a las instituciones. Batalla de egos y pelea pol¨ªtica tambi¨¦n, porque el fiscal se ha convertido en el jefe m¨¢s visible d...
Detr¨¢s de la guerra verbal desatada entre el presidente Gustavo Petro y el fiscal Francisco Barbosa hay muchos problemas. Vale destacar uno de ellos: la dificultad que tiene el presidente para comunicarse asertivamente. Sus palabras desatinadas son, con mucha frecuencia, las peores enemigas de su Gobierno.
Ni el presidente es el jefe del fiscal como lo dijo, ni es un dictador como respondi¨® el fiscal. A los dos se les fueron las luces en una pelea que hace mucho da?o a las instituciones. Batalla de egos y pelea pol¨ªtica tambi¨¦n, porque el fiscal se ha convertido en el jefe m¨¢s visible de la oposici¨®n, crecido ahora por el grave error del jefe de Estado.
El Presidente ya rectific¨® sin decir que rectifica pero acept¨® el sensato llamado de la Corte Suprema de Justicia y ha quedado planteado un di¨¢logo institucional que puede servir para superar una crisis que est¨¢ lejos de resolverse. El fiscal quiere seguir atizando el fuego, busca apoyo para hacerlo y ya tiene el respaldo de 24 expresidentes de la regi¨®n, entre ellos Iv¨¢n Duque y Andr¨¦s Pastrana, de Colombia. La defensa de Nicol¨¢s Petro, el hijo del presidente, pesca en el r¨ªo revuelto y recusa al fiscal Barbosa. La candela sigue viva.
Al fiscal Barbosa le sirve mantener la calentura, entre otras cosas, para no dar respuesta a una denuncia delicada que fue la chispa de este enfrentamiento y que se debe ver con sumo cuidado: ?desde?¨® la Fiscal¨ªa alertas que podr¨ªan haber evitado asesinatos, como lo denunci¨® el periodista Gonzalo Guill¨¦n? El fiscal Daniel Hern¨¢ndez ha negado las acusaciones, ha dicho que el presidente puso en riesgo a su familia y pide protecci¨®n, pero se trata de una denuncia muy grave que amerita, m¨¢s que una pelea de esquina, un tratamiento riguroso por parte de las entidades del Estado.
El presidente Gustavo Petro, que dio muestras de no tener claro lo que significa la separaci¨®n de poderes en nuestro Estado de Derecho, no acaba de entender el poder que tiene una frase pronunciada por un presidente en ejercicio y el impacto que tiene su voz en la institucionalidad. Si lo hubiera tenido claro, jam¨¢s habr¨ªa dicho que era el jefe del fiscal ni le habr¨ªa dado a su oponente argumentos para sacar del escenario del debate las acciones y respuestas que le estaba pidiendo.
Como el presidente Gustavo Petro parece considerar que ¡°la comunicaci¨®n soy yo¡±, se equivoca con frecuencia en su Twitter o en declaraciones improvisadas y poco sopesadas. Formado durante d¨¦cadas en la oposici¨®n, el presidente parece ignorar que desde el Gobierno las palabras tienen otro peso y otro precio. Oponerse es decir no, pelear, criticar, exagerar los problemas para pedir soluciones. Gobernar es buscar esas soluciones, sumar apoyos y dejar de lado al individuo para hablar desde la instituci¨®n que se encarna. Las palabras desde el poder pueden afectar mercados, impactar a la democracia y golpear al mismo Gobierno, como acaba de pasar.
Algunos presidentes entienden lo que significa la dignidad de un cargo y saben que un presidente no solamente es una persona, es una instituci¨®n que va m¨¢s all¨¢ de quien lleva el cargo. En el comienzo del Gobierno algunos llegamos a pensar que el presidente Gustavo Petro lo hab¨ªa entendido cuando llam¨® al di¨¢logo a ?lvaro Uribe, su peor contendor pol¨ªtico, cuando se acerc¨® a Venezuela para restablecer relaciones por el bien de Colombia y cuando llam¨® a su gabinete a dirigentes de distintos sectores en la b¨²squeda de consensos m¨¢s all¨¢ de su grupo pol¨ªtico. El Petro estadista se asom¨® all¨ª. Sin embargo, el Petro que piensa y habla a la velocidad de Twitter le gana. No son pocas las imprecisiones, los datos err¨®neos, las cifras equivocadas que publica desde su trinchera tuitera. Salidas en falso con sus palabras que parecen ser de un opositor.
La peor de todas es esa declaraci¨®n sobre el fiscal y es apenas obvio que eso provoque preocupaci¨®n en distintos sectores pol¨ªticos y se convierta en munici¨®n para una oposici¨®n feroz que ha convertido el miedo al presidente de izquierda en la bandera para agitar. Hasta el momento el presidente Gustavo Petro ha mantenido su Gobierno en el marco de las instituciones: tramita sus reformas en el Congreso, busca alianzas, intenta nivelar el desajuste que recibi¨® con el Fondo de Estabilizaci¨®n de Precios de los combustibles en una decisi¨®n impopular que aplauden muchos analistas. Tambi¨¦n cambia ministros y presenta reformas dentro de lo que le permite su cargo. Si las propuestas son acertadas o no, si cambiar tantos ministros es bueno o no, son temas para otros debates, pero el presidente ha seguido el camino democr¨¢tico.
A pesar de eso, la oposici¨®n insiste en el riesgo de que el Gobierno se salga del carril institucional. Cuando el presidente Gustavo Petro dice que es el jefe del fiscal, da argumentos a ese mensaje de miedo irracional. Y ya sabemos que el miedo es p¨¦simo consejero para las sociedades que pueden, por ejemplo, decir no a un acuerdo de paz. Las palabras tienen un poder inmenso y cuando las pronuncia un presidente todo puede pasar.
No tiene sentido gastar capital pol¨ªtico con declaraciones equivocadas que lo llevan a ¨¦l y a su equipo a perder tiempo y energ¨ªa corrigiendo errores graves que no se pueden cometer cuando hay tantos frentes de batalla para conseguir las reformas prometidas. Las palabras presidenciales tienen inmenso poder y ser¨ªa bueno que el presidente midiera un poco m¨¢s las suyas y contemplara la posibilidad de comunicar mejor sus ideas y decisiones.
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