Las emociones tristes nos tienen jodidos
No hemos sido capaces de encauzar las pasiones pol¨ªticas de tal manera que beneficien al conjunto de la sociedad
Es la gran conclusi¨®n del libro El viejo malestar del Nuevo Mundo, del erudito polit¨®logo y profesor Mauricio Garc¨ªa Villegas, excelente columnista. Las emociones tristes son los odios, la rabia, la envidia, la venganza, el miedo, la desesperanza, la indignaci¨®n, la verg¨¹enza, el remordimiento, la c¨®lera, la amargura, el desprecio, la malevolencia. Sentimientos que han producido muchas guerras con montones de muertos. Conflictos que se hubieran podido evitar por las buenas. Proyectos que ...
Es la gran conclusi¨®n del libro El viejo malestar del Nuevo Mundo, del erudito polit¨®logo y profesor Mauricio Garc¨ªa Villegas, excelente columnista. Las emociones tristes son los odios, la rabia, la envidia, la venganza, el miedo, la desesperanza, la indignaci¨®n, la verg¨¹enza, el remordimiento, la c¨®lera, la amargura, el desprecio, la malevolencia. Sentimientos que han producido muchas guerras con montones de muertos. Conflictos que se hubieran podido evitar por las buenas. Proyectos que fracasaron por las disputas de facciones. Consensos que se rompieron por peque?eces. L¨ªderes que se enredaron en mezquindades.
Por supuesto, agrega Garc¨ªa Villegas, en todos esos fracasos tambi¨¦n ha habido injusticia social, despotismo, oligarqu¨ªa, incapacidad administrativa y corrupci¨®n; pero todos estos pesares habr¨ªan sido m¨¢s f¨¢ciles de superar si no hubiesen estado envenenados por las furias de la pol¨ªtica, por el cerramiento espiritual de los esp¨ªritus. No hemos sido capaces de encauzar las pasiones pol¨ªticas de tal manera que beneficien al conjunto de la sociedad. Aunque el autor se refiere, como lo dice el t¨ªtulo del libro a la Am¨¦rica Latina, es obvio que Colombia encaja perfecto en el marco de la reflexi¨®n y lo m¨¢s grave: en pleno siglo veintiuno permanecen intactas esas caracter¨ªsticas perturbadoras del bienestar general.
Miren este p¨¢rrafo del libro: ¡°En Am¨¦rica Latina la palabra revoluci¨®n se ha desgastado, como se roen las monedas de tanto pasar de mano en mano. En un continente tan descontento termin¨® us¨¢ndose como un sin¨®nimo de cambio, cualquier cambio, con tal de no quedarse en el presente. Am¨¦rica Latina es el continente de las revoluciones, unas pocas efectivas, otras simb¨®licas, muchas enga?osas y la mayor¨ªa ilusorias y son muchos los militares que, en nombre de la revoluci¨®n, han tomado el poder para garantizar el statu quo econ¨®mico o social¡±.
Y m¨¢s adelante: ¡°Hace muchos a?os que estudio la cultura del incumplimiento de las reglas en Am¨¦rica Latina. Con el transcurso de los a?os, he aprendido a cuidarme de las afirmaciones demasiado rotundas que hacen algunos colegas cuando hablan de ese tema. Es cierto que en Am¨¦rica Latina mucha gente no acata las reglas. Pero ?significa eso que la mayor¨ªa de la gente lo hace? Es f¨¢cil llegar a esa conclusi¨®n, pero es igualmente f¨¢cil demostrar que se trata de una conclusi¨®n falsa. La gran mayor¨ªa de la gente cumple con lo previsto en el derecho y en la moral¡±.
Y remata: ¡°En Am¨¦rica Latina existe algo que podr¨ªamos llamar sesgo de ilusi¨®n revolucionaria, el cual se sustenta en esta triple creencia: 1) La justicia siempre triunfa; 2) La voluntad pol¨ªtica tiene un poder ilimitado; y 3) La realidad social es d¨²ctil. Estos supuestos, verdaderas reglas de oro del imaginario ut¨®pico, hacen de la revoluci¨®n una verdad ineluctable y, por tanto, a ellos hay que adherir con los deseos, con las tripas, no con la raz¨®n. Y debido a eso, los movimientos revolucionarios han tenido tanto de condena, de resentimiento, de venganza y tan poco de viabilidad¡±.
Ahora mismo una exministra de esta administraci¨®n del presidente Petro, de brillante trayectoria, Cecilia L¨®pez, advierte que es el momento de partir en dos el Gobierno y arrancar de una manera distinta. ¡°Me pareci¨® demasiado duro el discurso del Presidente ¨Dafirma L¨®pez¨D, pero tambi¨¦n me parece terrible que el Congreso est¨¦ a ver qui¨¦n es m¨¢s agresivo. Estoy aterrada de c¨®mo est¨¢ funcionando. El Congreso me parece una plaza de mercado. Se perdi¨® la dignidad¡±.
Parece un p¨¢rrafo sacado del ensayo sobre las emociones tristes en Am¨¦rica Latina, sus desafueros y sus pesares. Si bien es cierto que, como dice el jurista e investigador Rodrigo Uprimny, muy cercano al autor del libro, la democracia en nuestro pa¨ªs est¨¢ funcionando en forma robusta, tambi¨¦n es cierto que el deterioro de la seguridad y de la econom¨ªa es innegable, y que las discrepancias entre Gobierno y oposici¨®n crecen para situarse en los extremos.
El centro ideol¨®gico no existe como alternativa electoral en las pr¨®ximas elecciones de octubre en las que elegiremos alcaldes, gobernadores, diputados y concejales. As¨ª podremos conocer c¨®mo van las fuerzas electorales del Pacto Hist¨®rico y de los partidos independientes lo mismo que los de la oposici¨®n. Un corte de cuentas que, seg¨²n las encuestas, no favorece al Gobierno. Un term¨®metro para saber si ¡°las emociones tristes¡± nos tienen jodidos. El ministro del Interior, Luis Fernando Velasco, anticip¨¢ndose a los hechos, ha manifestado que las elecciones por su naturaleza no representan un examen para el Gobierno Nacional porque en ellas se definen preferencias exclusivamente de asuntos locales.
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