Paramilitarismo, apuestas y poder: la vida de Enilce L¨®pez, alias ¡®La Gata¡¯
Condenada por asesinato, la mujer de origen humilde creci¨® como empresaria del chance, lleg¨® a ubicar a sus hijos en cargos pol¨ªticos y financiar una campa?a presidencial de ?lvaro Uribe
La vida de Enilce L¨®pez fue una monta?a rusa. Naci¨® pobre, muri¨® rica y en el proceso estuvo envuelta en un sinf¨ªn de esc¨¢ndalos y delitos con personajes de todo tipo. A los 72 a?os, con m¨²ltiples complicaciones de salud, falleci¨® en un centro m¨¦dico de Barranquilla, a donde hab¨ªa sido trasladada 10 d¨ªas antes por el deterioro de su estado. Parti¨® mientras purgaba una condena de 38 a?os por homicidio y con un nutrido prontuario que salpica a los miembros de su familia. La mujer que financi¨® decenas de campa?as pol¨ªticas, incluyendo ...
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La vida de Enilce L¨®pez fue una monta?a rusa. Naci¨® pobre, muri¨® rica y en el proceso estuvo envuelta en un sinf¨ªn de esc¨¢ndalos y delitos con personajes de todo tipo. A los 72 a?os, con m¨²ltiples complicaciones de salud, falleci¨® en un centro m¨¦dico de Barranquilla, a donde hab¨ªa sido trasladada 10 d¨ªas antes por el deterioro de su estado. Parti¨® mientras purgaba una condena de 38 a?os por homicidio y con un nutrido prontuario que salpica a los miembros de su familia. La mujer que financi¨® decenas de campa?as pol¨ªticas, incluyendo la primera aspiraci¨®n presidencial de ?lvaro Uribe V¨¦lez en 2002, no estuvo libre de esc¨¢ndalos ni hasta en sus ¨²ltimos momentos.
L¨®pez naci¨® en 1952, en el municipio de Sucre, del departamento hom¨®nimo, pero creci¨® varios kil¨®metros al norte, en Magangu¨¦ (Bol¨ªvar). En aquel puerto fluvial caribe?o, en la d¨¦cada de los ochenta, se cans¨® de ganar pocas monedas leyendo el tarot y fund¨® Apuestas El Gato, por lo que empezaron a llamarla La Gata, apelativo con el que se le conocer¨ªa desde entonces. A trav¨¦s de la venta de chance ¡ªun juego de azar similar a la loter¨ªa, que usualmente maneja cifras menores y entregan los departamentos a privados como concesionarios¡ª, extendi¨® su presencia a otras poblaciones de la zona, especialmente despu¨¦s de que esta actividad fuera legalizada en 1982 por el Congreso.
Su ¨¦xito le sirvi¨® para amasar una amplia cantidad de riqueza, pero tambi¨¦n atrajo la atenci¨®n de la guerrilla. Las FARC, que crecieron por la misma ¨¦poca por esa regi¨®n, la convirtieron en uno de sus objetivos. Secuestraron a su padre, luego a H¨¦ctor Julio Alfonso, su esposo, y en 2003 asesinaron a uno de sus socios. La revista Semana, en diciembre de 2004, le dedic¨® una portada que titul¨® El enigma de La Gata, en la que contaba su influencia con los pol¨ªticos de Bol¨ªvar y la describ¨ªan como ¡°una empresaria que es venerada por unos y muy temida por otros¡±. El reportaje tambi¨¦n narraba la existencia del rumor popular que circulaba sobre un presunto nexo entre L¨®pez y el narcotraficante Gonzalo Rodr¨ªguez Gacha, alias El mexicano, quien fue dado de baja en un operativo militar en 1989. Se dec¨ªa que el capo hab¨ªa enterrado canecas con efectivo en una de las propiedades de L¨®pez y que ella, luego de que este muriera, hizo pasar ese dinero como ganancias del chance que vend¨ªa. El supuesto v¨ªnculo, hasta hoy, no se ha comprobado.
Pero de lo que s¨ª existe evidencia es de su estrecha relaci¨®n con estructuras paramilitares. Fue capturada y acusada de lavado de activos por primera vez en 2006, pero recobr¨® su libertad dos a?os despu¨¦s. Un reporte de la DEA, de octubre de 2009 y que fue revelado por El Espectador, daba cuenta de una red de compa?¨ªas y personas que ocultaban el patrimonio de Salvatore Mancuso, excomandante de las Autodefensas Unidas de Colombia (AUC). Los l¨ªderes de aquel entramado ilegal eran Enilce L¨®pez y uno de sus tres hijos, Jorge Luis Alfonso L¨®pez, quienes recib¨ªan colaboraci¨®n de antiguos miembros de la Polic¨ªa para el capital de Mancuso.
En febrero de 2011, un juzgado de Bogot¨¢ le impuso nueve a?os de prisi¨®n por el delito de concierto para delinquir, tras determinar que las pruebas del expediente eran suficientes para confirmar ¡°su trato cercano con los jefes m¨¢ximos de la agrupaci¨®n paramilitar, colaborando con sus pretensiones il¨ªcitas¡±. El Tribunal Superior de Bogot¨¢, en diciembre del a?o siguiente, revis¨® el caso y concluy¨® que L¨®pez, adem¨¢s de brindar asistencia a las AUC, tambi¨¦n coordin¨® con ellas el homicidio de Amaury Ochoa, un vigilante de peaje se?alado de ser cooperante de la guerrilla. Su condena se aument¨® a 37 a?os. L¨®pez intent¨® llevar su caso hasta las ¨²ltimas instancias, pero la Corte Suprema de Justicia no le concedi¨® el recurso. Desde su primera hasta su ¨²ltima detenci¨®n, padeci¨® diferentes enfermedades y pidi¨® en reiteradas ocasiones que se le permitiera estar detenida en su hogar. Sus abogados sosten¨ªan que si era enviada a un penal corr¨ªa el riesgo de que le envenenaran la comida.
La pujanza de la madre impuls¨® a sus dos hijos mayores, Jorge Luis y H¨¦ctor Julio, a ingresar a la vida p¨²blica. Jorge Luis fue elegido alcalde de Magangu¨¦ en 2003 y posteriormente separado del cargo por la Procuradur¨ªa por irregularidades durante su Administraci¨®n. El primog¨¦nito de L¨®pez confesaba que la familia se arrepent¨ªa de tomar ese camino. ¡°Mi madre pens¨® que si nosotros particip¨¢bamos en pol¨ªtica podr¨ªamos hacer m¨¢s trabajo social por la gente en la regi¨®n, pero ella maldice la hora en que lo hizo. Dice que esa es la causa de su estr¨¦s y de nuestra desgracia personal¡±, le dijo a Semana en 2007.
Una d¨¦cada despu¨¦s, la Corte Suprema dej¨® en firme una sentencia previa del Tribunal Superior de Bogot¨¢, condenando a Jorge Luis a 29 a?os de c¨¢rcel por ordenar el asesinato del periodista Rafael Prins, en 2005, cuando fung¨ªa como alcalde. Recientemente, volvi¨® a ser noticia cuando un juez orden¨® su libertad, ya que estaba en una lista de gestores de paz designados por el Gobierno de Gustavo Petro. El hecho caus¨® un enorme revuelo medi¨¢tico y la Oficina del Alto Comisionado para la Paz ech¨® para atr¨¢s el nombramiento.
La Corte actualmente procesa a H¨¦ctor Julio, el segundo hijo de Enilce L¨®pez, por v¨ªnculos con paramilitares. El pol¨ªtico lleg¨® dos veces al Capitolio Nacional: como representante a la C¨¢mara por Bol¨ªvar, en 2006, y como senador, en 2010. Su etapa de legislador no estuvo libre de sobresaltos. En 2007 renunci¨® a su curul alegando quebrantos de salud y, cuando cumpl¨ªa tres a?os como senador, la Secretar¨ªa de Transparencia de la Presidencia demand¨® su elecci¨®n por violar el r¨¦gimen de inhabilidades. A la par que era congresista, una compa?¨ªa suya hab¨ªa contratado con entidades p¨²blicas. El Consejo de Estado decret¨® la p¨¦rdida de su investidura.
El menor de los hijos de L¨®pez, Jos¨¦ Julio, no est¨¢ exento de l¨ªos judiciales. Aunque se le presta menos atenci¨®n medi¨¢tica, en su contra cursan procesos por lavado de activos, enriquecimiento il¨ªcito y concierto para delinquir. El pasado 10 de enero, en los d¨ªas previos al fallecimiento de su madre, se conoci¨® que la Jurisdicci¨®n Especial para la Paz (JEP) rechaz¨® la solicitud de Jos¨¦ Julio de someterse a esa justicia transicional porque, en su criterio, ¡°no cumpl¨ªa con el compromiso claro, concreto y programado conforme a los principios del Sistema Integral para la Paz¡±. Con la misma suerte ya hab¨ªan corrido su madre y sus dos hermanos.
El hoy presidente Gustavo Petro denunci¨® en el Congreso, en 2005, que el dinero de Enilce L¨®pez entr¨® a las arcas de la campa?a de ?lvaro Uribe. Con la muerte de L¨®pez, el expresidente Uribe se refiri¨® a ese suceso en su cuenta de X. ¡°Reconocimos en su momento que Enilce L¨®pez aport¨® dinero, a trav¨¦s de una sociedad, a nuestra primera campa?a presidencial. Dicho aporte qued¨® registrado en las cuentas¡±. Recalc¨® que nunca fue su intenci¨®n ocultarlo.
Cuatro a?os despu¨¦s de aquella denuncia, el propio Petro, que se preparaba para su aspiraci¨®n presidencial en 2010, le ofreci¨® a L¨®pez una vejez tranquila. En ese momento, si bien hab¨ªa sido acusada penalmente, sobre ella no pesaba ninguna condena. ¡°A cambio que entreguen el poder, a cambio entreguen las tierras, a cambio entreguen la contrataci¨®n p¨²blica en manos de los ciudadanos de su propia regi¨®n. A cambio de que pidan perd¨®n, a cambio de que reparen a sus v¨ªctimas¡±, afirm¨® el entonces congresista en un acto multitudinario.
El entierro de L¨®pez se llev¨® a cabo en el cementerio Jardines de la Eternidad, en Barranquilla. Cientos de personas asistieron a darle el ¨²ltimo adi¨®s.
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