El pueblo exige
Faltan cuatro d¨ªas para descubrir si fuimos capaces de entender que presionar a los jueces en las calles es un error garrafal que resulta inaceptable en una democracia
Quedan cuatro d¨ªas para que llegue un nuevo jueves de emociones de la mano de la Corte Suprema de Justicia y la elecci¨®n de fiscal general. Cuatro d¨ªas para ver qu¨¦ ocurre en las calles aleda?as al Palacio de Justicia. Cuatro d¨ªas para descubrir si fuimos capaces de entender que no est¨¢ bien presionar a los jueces con gritos de ¡°el pueblo exige tal cosa¡±. Cuatro d¨ªas para saber si los magistrados entendieron que esta elecc...
Quedan cuatro d¨ªas para que llegue un nuevo jueves de emociones de la mano de la Corte Suprema de Justicia y la elecci¨®n de fiscal general. Cuatro d¨ªas para ver qu¨¦ ocurre en las calles aleda?as al Palacio de Justicia. Cuatro d¨ªas para descubrir si fuimos capaces de entender que no est¨¢ bien presionar a los jueces con gritos de ¡°el pueblo exige tal cosa¡±. Cuatro d¨ªas para saber si los magistrados entendieron que esta elecci¨®n no puede convertirse en un pulso pol¨ªtico: el pa¨ªs no est¨¢ para jueguitos y las integrantes de la terna de donde han de elegir no son unas aparecidas.
De las inquietudes anteriores la respuesta que m¨¢s me angustia es la que se refiere a si entendimos o no que eso de andar enarbolando la bandera de ¡°El pueblo exige¡± es un error garrafal que resulta inaceptable en una democracia y m¨¢s a¨²n en un pa¨ªs donde muchos quisieran ver al desorden germinar para actuar de tal o cual manera.
¡°El pueblo exige¡± est¨¢ muy bien para campa?as populistas, pero debilita al Estado en su totalidad, pues pone por encima de normas y leyes a una masa informe que puede ser m¨¢s o menos grande a la que se le pone el nombre grandilocuente de ¡°el pueblo¡±, pero que nadie se atreve a definir y mucho menos a asegurar que representa al crisol de nuestra sociedad.
Imagine que en vez de estarse dando en la Corte Suprema la votaci¨®n para elegir fiscal, fuese la Corte Constitucional la que de repente se viera rodeada por miles de manifestantes justo el d¨ªa en que se fuera a dar fallo a un importante expediente que, en este caso hipot¨¦tico, busca que en Colombia se vuelva a penalizar la interrupci¨®n voluntaria del embarazo (IVE o aborto para los no legos). Imagine que desde todas las tribunas el presidente empieza a lanzar mensajes expresando su deseo de que la Corte proh¨ªba el aborto. Imagine que las redes sociales se llenan de pol¨ªticos, activistas, humanos y bots que promueven mensajes contra la IVE y contra la Corte si no la vuelve a convertir en delito. Imagine que el presidente por todas las v¨ªas invita al ¡°pueblo¡± a salir a las calles y hacer o¨ªr su voz a la Corte. Imagine a los enemigos del aborto convertidos en ¡°pueblo¡±, convocados por l¨ªderes pol¨ªticos, pastores y dem¨¢s, abarrotando las calles y lanzando improperios contra los magistrados y hasta cerrando el paso de todo aquel que trabaja en el Palacio de Justicia porque la protesta es lo que quiere ¡°el pueblo¡±.
?Queremos que esa sea nuestra democracia? ?La de multitudes a veces agresivas que no piden sino que dan ¨®rdenes a los poderes p¨²blicos? ?La de bravucones que a nombre del ¡°pueblo¡± exigen que la constituci¨®n o los derechos adquiridos sean vistos como pa?uelos desechables?
La movilizaci¨®n popular, las protestas, las marchas son un ingrediente clave de las democracias para funcionar. Son como la v¨¢lvula de la olla expr¨¦s: alivian la tensi¨®n y evidencian que algo se cuece. No hay que menospreciarlas, al contrario, hay que atenderlas.
Pero recuerde que mientras la v¨¢lvula est¨¢ desfogando, la olla no se puede abrir de sopet¨®n. Hacerlo antes de tiempo puede llegarle a costar la vida. Lo mismo que pasa cuando ¡°el pueblo exige¡± sin entender las instrucciones de uso del pa¨ªs o al menos aquel principio de nuestro estado de derecho que se?ala que a veces la multitud no tiene la raz¨®n. De lo contrario, hoy en Colombia no habr¨ªa IVE legal ni muchas otras conquistas en derechos que a una gran mayor¨ªa de ¡°el pueblo¡± no gustan.
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