El Gobierno necesita al ELN
En la mesa de di¨¢logo, el Gobierno abre discusiones sobre asuntos esenciales del Estado no solo porque est¨¢ de acuerdo con las solicitudes, sino porque encajan perfectamente en el proyecto pol¨ªtico de una constituyente
El Gobierno necesita al ELN y a las disidencias de las antiguas Farc para perfeccionar su pretensi¨®n de agrupar al pueblo que lo respalda en la creaci¨®n de un poder constitucional, que a su vez saque adelante los proyectos de lo que denominan el Gobierno del cambio y de la paz. Para eso se firm¨® el 25 de mayo el primer punto de la agenda de negociaci¨®n entre el gobierno y...
El Gobierno necesita al ELN y a las disidencias de las antiguas Farc para perfeccionar su pretensi¨®n de agrupar al pueblo que lo respalda en la creaci¨®n de un poder constitucional, que a su vez saque adelante los proyectos de lo que denominan el Gobierno del cambio y de la paz. Para eso se firm¨® el 25 de mayo el primer punto de la agenda de negociaci¨®n entre el gobierno y el ELN. Ese marco recoge un primer ejercicio de participaci¨®n con m¨¢s de 8.000 personas. Es un planteamiento falso, mediante el cual quien se oponga al proceso constitucional y a la posible convocatoria de una Asamblea Nacional Constituyente es enemigo del cambio y de la paz.
Algunos analistas han considerado que el Gobierno se pas¨® de generoso al haber aceptado muchas concesiones a cambio de nada. No se ve claro por qu¨¦ el Gobierno acept¨® que la agenda de discusi¨®n la haya impuesto el ELN, se?al¨® el abogado Ramiro Bejarano, en su columna de El Espectador.
La raz¨®n es muy sencilla. El Gobierno est¨¢ de acuerdo con las solicitudes del ELN. ¡°Es un acuerdo de c¨®mo participar para ejercitar las transformaciones con la gente¡±, dijo Vera Grabe, la jefe de la delegaci¨®n del Gobierno colombiano.
Se abren discusiones sobre asuntos esenciales del Estado, concluy¨® La Silla Vac¨ªa. El modelo pol¨ªtico, econ¨®mico, ambiental, educativo y cultural del pa¨ªs. Adem¨¢s, esas discusiones en las que se embarcar¨ªa toda la sociedad ser¨ªan vinculantes y se convertir¨ªan en pol¨ªticas de Estado. Todos estos puntos de an¨¢lisis y discusi¨®n de la mesa de negociaci¨®n encajan perfectamente en el proyecto pol¨ªtico de una constituyente. Es claro que el Gobierno necesita del ELN y de las disidencias para las ¡°consultas¡± al constituyente primario. El debate de si se contin¨²a o no con el secuestro como sistema de financiaci¨®n de los grupos subversivos se aplaza para una nueva reuni¨®n. De la entrega de las armas, ni hablar.
Tampoco importa el marco jur¨ªdico mediante el cual se resuelva el obst¨¢culo que Iv¨¢n M¨¢rquez firm¨® en 2016, consistente en que no se puede volver a negociar con desertores de dicho acuerdo, como lo establece el art¨ªculo 66 transitorio del acto legislativo 01 de 2012, que expresamente proh¨ªbe otorgar instrumentos de justicia transicional a reincidentes.
Con el autodenominado Estado Mayor Central, seg¨²n el diario El Tiempo, se ha presentado una escalada de la violencia en el Meta por el efecto de un incremento del uso de artefactos explosivos y reclutamiento forzado. Prevalece la necesidad de formalizar acuerdos al detal para impedir el naufragio de la paz total.
La gran inquietud que queda sobre la mesa es la omisi¨®n del papel del Congreso, dentro de las hip¨®tesis para salt¨¢rselo a base de artilugios que se asemejan a un mecanismo ¡°para robar una joyer¨ªa¡±. A base de trapisondas, se pasan por la faja los procedimientos para reformar la Constituci¨®n se?alados taxativamente en la carta de 1991.
Por lo pronto, el debate de si la constituyente s¨ª o la constituyente no, le ha permitido al Gobierno mantener la iniciativa para llenar las primeras p¨¢ginas de los medios y bajarle el tono a los esc¨¢ndalos y a la perturbaci¨®n del orden p¨²blico, enti¨¦ndase inseguridad a tutipl¨¦n.
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