Deshumanizaci¨®n a la Trump
La deshumanizaci¨®n de un grupo deber¨ªa ser inadmisible. No solo porque corre una frontera ¨¦tica que no deber¨ªa moverse, sino porque una vez corrida nada evita que se siga moviendo
La historia de la humanidad puede ser narrada de distintas formas. Una de ellas es a trav¨¦s de episodios en los que le hemos negado a personas y grupos enteros su m¨¢s b¨¢sica condici¨®n humana. La esclavitud, el Holocausto, el apartheid son algunos de esos episodios. Hoy, en general, los rechazamos, pero, en su momento, ocurrieron en medio de la validaci¨®n y naturalizaci¨®n social. El horror que hoy nos producen esos hechos deber¨ªa ser suficiente para rechazar abiertamente las estrat...
La historia de la humanidad puede ser narrada de distintas formas. Una de ellas es a trav¨¦s de episodios en los que le hemos negado a personas y grupos enteros su m¨¢s b¨¢sica condici¨®n humana. La esclavitud, el Holocausto, el apartheid son algunos de esos episodios. Hoy, en general, los rechazamos, pero, en su momento, ocurrieron en medio de la validaci¨®n y naturalizaci¨®n social. El horror que hoy nos producen esos hechos deber¨ªa ser suficiente para rechazar abiertamente las estrategias que puedan llevarnos a nuevas formas de deshumanizaci¨®n.
Sin embargo, en los ¨²ltimos meses hemos presenciado un esfuerzo sistem¨¢tico de deshumanizar al que no hemos respondido con la contundencia que deber¨ªamos. De manera acelerada, pero calculada, Trump ha aplicado una f¨®rmula vieja con algo de ret¨®rica renovada.
El primer paso es construir sobre lo que han dejado otros. En este caso, montarse sobre la idea de que la migraci¨®n es un problema para la sociedad. Para popularizar esta idea, basta con asociar problemas econ¨®micos y la percepci¨®n de aumento de inseguridad con la llegada de migrantes. Esta ret¨®rica circula libremente en distintos pa¨ªses que han recibido grandes flujos migratorios. No importa que la evidencia muestra que la migraci¨®n hace aportes importantes a los pa¨ªses tanto a nivel cultural como econ¨®mico. Siempre es f¨¢cil culpar de nuestros problemas al otro y nunca faltar¨¢n los casos, muchas veces aislados, que confirmen esta idea.
El segundo paso es crear un culpable ideal y amplificar el problema. Qu¨¦ mejor que concentrarse en quienes migran de manera irregular. En ese grupo est¨¢n las personas m¨¢s pobres y quienes tienen menos posibilidad de defenderse. Mucho mejor si se trata de migrantes de algunos pa¨ªses que no son tan poderosos. Con ellas como enemigo concreto, resuena m¨¢s en el p¨²blico la idea de ilegalidad. La idea de que hicieron algo malo, aunque solo hubiera sido cruzar una frontera. Desde all¨ª, la desconfianza y el recelo pueden crecer en la sociedad, incluso sin alimentarlas.
El tercer paso es convertir a ese enemigo p¨²blico que construiste en un criminal. Parece un cambio sencillo y casi imperceptible de palabras: de ¡°ilegales¡± a criminales. Pero es un cambio profundo. No es necesario que las personas migrantes hagan nada distinto a migrar. Basta con que les llames criminales y lo ser¨¢n ante el p¨²blico. A partir de all¨ª, ser¨¢n vistas como un grupo de personas que no merece mayor solidaridad. La sociedad dejar¨¢ de hacerse preguntas sobre qui¨¦nes son o por qu¨¦ migraron. No importar¨¢n sus historias de vida o si son familias que buscan un lugar en el que puedan vivir en paz. No importar¨¢, ni siquiera, si han trabajado duro para ganarse un lugar en la sociedad a la que intentaban integrarse. Ahora podr¨¢s perseguirlos y tratarlos de forma denigrante. Se lo buscaron.
El cuarto paso es terminar de construir al enemigo ideal. Ahora que son criminales, es bueno reafirmar los problemas que causan. Ya no solo ser¨¢n los causantes de problemas econ¨®micos. Ahora tambi¨¦n ser¨¢n los causantes de una crisis sin precedentes, as¨ª te la tengas que inventar. Lo importante es que ahora podr¨¢s justificar enviarlos a una c¨¢rcel que se supon¨ªa reservada para terroristas y militarizar la frontera. As¨ª, puedes construir espacios de no derechos que reservas para ese enemigo p¨²blico. Para este punto, ya has pasado de tratarlos de forma indigna a negar que tienen dignidad; de violar derechos a negar que son titulares de derechos. Las bases de la deshumanizaci¨®n est¨¢n listas.
A partir del quinto paso, todo puede pasar. Si las personas que migraron irregularmente ya no tienen derechos, les puedes negar todo trato humano. Mientras tanto, les sigues persiguiendo en las calles. Infundes miedo en ellas, las disciplinas. No importa que en esas redadas persigas tambi¨¦n a migrantes legales o incluso a nativos americanos porque, claro, se ven diferentes. Sus rasgos y/o cultura no corresponden con el nosotros homog¨¦neo que quieres crear.
La deshumanizaci¨®n de un grupo, cualquiera que sea, deber¨ªa ser inadmisible. No solo porque corre una frontera ¨¦tica que no deber¨ªa moverse y de la cual es dif¨ªcil regresar, sino porque una vez corrida nada evita que se siga moviendo: de los migrantes irregulares latinos a los migrantes del mundo y a todos los ¡°otros¡±. ?Cu¨¢l es el l¨ªmite?