?De la paz total a la guerra sin fin?
No es posible alcanzar una paz total sin antes conjurar y neutralizar aquello que la convierte en una guerra sin fin: la existencia de econom¨ªas ilegales que le aportan el combustible para nunca extinguirse
La paz total es una dolorosa constataci¨®n m¨¢s del sabio aforismo de Sartori: ¡°La experiencia hist¨®rica ense?a que a ideales desmesurados corresponden siempre cat¨¢strofes pr¨¢cticas¡±. La paz total es un fracaso colosal, no s¨®lo por los errores t¨¢cticos y de m¨¦todo en su conducci¨®n ¨Dcomo lo se?al¨® el senador Ariel ?vila, en un conversatorio en Cali convocado por La Paz Querida¨D, sino sobre todo por ser un fin inalcanzable. En efecto, no es posible alcanzar una paz total sin antes conjurar y ne...
La paz total es una dolorosa constataci¨®n m¨¢s del sabio aforismo de Sartori: ¡°La experiencia hist¨®rica ense?a que a ideales desmesurados corresponden siempre cat¨¢strofes pr¨¢cticas¡±. La paz total es un fracaso colosal, no s¨®lo por los errores t¨¢cticos y de m¨¦todo en su conducci¨®n ¨Dcomo lo se?al¨® el senador Ariel ?vila, en un conversatorio en Cali convocado por La Paz Querida¨D, sino sobre todo por ser un fin inalcanzable. En efecto, no es posible alcanzar una paz total sin antes conjurar y neutralizar aquello que la convierte en una guerra sin fin: la existencia de econom¨ªas ilegales que le aportan el combustible necesario y suficiente para nunca extinguirse. Por eso se ha degradado a los niveles actuales, donde supuestas organizaciones guerrilleras se enfrentan y aniquilan por el control de vastos territorios sembrados de coca, desconociendo todos los principios y limitaciones del Derecho Internacional Humanitario. Est¨¢ claro que dichas organizaciones perdieron hace mucho tiempo, con su accionar criminal, todo asomo de proyecto pol¨ªtico rebelde.
¡°Ej¨¦rcito Liberticida Nacional¡±
El caso m¨¢s grotesco y pat¨¦tico es el del ELN, cuyas siglas ahora significan Ej¨¦rcito Liberticida Nacional, pues confina y niega a las comunidades rurales la libertad de movimiento y existencia en el Catatumbo, Choc¨® y Cauca. Ya demostraron sus comandantes ser incapaces de comprender el lenguaje de la paz, dilapidando una vez m¨¢s la generosa e ingenua oportunidad brindada por este gobierno en prolongadas y extenuantes mesas de di¨¢logo, que culminaron en la actual crisis humanitaria. Todo parece indicar que les ha llegado la hora de entender las armas, el ¨²nico ¡°lenguaje¡± que saben articular y disparar. Por eso tiene sentido el nombramiento del general Pedro S¨¢nchez como ministro de Defensa. Quiz¨¢s as¨ª se compruebe, una vez m¨¢s, la grave sentencia de Hobbes: ¡°Los pactos que no descansan en la espada no son m¨¢s que palabras, sin fuerza para proteger al hombre, en modo alguno¡±. Ello significar¨ªa, por doloroso y cruel que suene, que para dichas organizaciones solo ¡±la paz con sangre entra¡±, pues no le han dejado al ¡°Gobierno del cambio¡± otra opci¨®n que confrontarlas en el campo de batalla, sobre el cual sin duda sabe mucho m¨¢s el general S¨¢nchez que el saliente y bien intencionado ministro Iv¨¢n Vel¨¢squez, un hombre de leyes y no de armas, extraviado en el laberinto de esta guerra degradada.
Un general para la paz
Ser¨ªa tambi¨¦n una oportunidad hist¨®rica para la Fuerza P¨²blica, pues el general Pedro S¨¢nchez podr¨¢ refutar los hip¨®critas y falaces argumentos de exministros civiles como Rafael Pardo y Martha Luc¨ªa Ram¨ªrez, que ahora ponen el grito en el cielo y hablan de ¡°inconsistencia ideol¨®gica¡± del primer presidente de izquierda. Dice la exministra Ram¨ªrez: ¡°Es inconcebible que despu¨¦s de todo el avance de Colombia para que haya un poder civil a la cabeza de las Fuerzas se ceda este poder. [Petro] Lo hace para congraciarse con las Fuerzas Militares, a las que no ha hecho otra cosa que maltratar¡±. M¨¢s bien es todo lo contrario, exministra: lo inconcebible es que usted, bajo la direcci¨®n del presidente Uribe y el mando del general Mario Montoya, haya realizado la Operaci¨®n Ori¨®n en la comuna 13 de Medell¨ªn, en asocio criminal con Don Berna, Diego Fernando Murillo, de las AUC, cuyo saldo de cr¨ªmenes impunes no solo ¡°maltrat¨®¡± a las Fuerzas Militares, sino que las deslegitim¨® y degrad¨®.
Algo similar le sucedi¨® al exministro Rafael Pardo, el primero civil reci¨¦n estrenada la Constituci¨®n del 91, que no solo prometi¨® llevar a la mesa de negociaciones a las FARC en seis meses y estuvo al frente de la fracasada ¡°guerra integral¡±, sino que adem¨¢s promovi¨® con el entonces presidente C¨¦sar Gaviria la creaci¨®n de las Convivir, mampara de la actuaci¨®n de las AUC en muchas regiones del pa¨ªs que luego anegaron en sangre con sus masacres. Cooperativas que siempre auspici¨® y defendi¨® el muy civilista gobernador de Antioquia, ?lvaro Uribe V¨¦lez, que condecor¨® como general de la Paz a Rito Alejo del R¨ªo, condenado a 26 a?os por su ejemplar colaboraci¨®n con las AUC y el crimen de Marino L¨®pez Mena en el marco de la Operaci¨®n G¨¦nesis adelantada en Cacarica y Salaqu¨ª entre el 24 y 27 de febrero de 1997.
?Civiles guerreristas contra el general S¨¢nchez!
Y para completar el corifeo de indignados por la presencia del general S¨¢nchez en el ministerio de Defensa, tenemos la flamante y reveladora declaraci¨®n del representante a la C¨¢mara por el Centro Democr¨¢tico Jos¨¦ Jaime Usc¨¢tegui, hijo del general (r) Jaime Humberto Usc¨¢tegui: ¡°Que el nuevo ministro sea de origen militar permite pensar que se va a reactivar la ofensiva de la Fuerza P¨²blica que necesita Colombia, pero a su vez queda la duda de si S¨¢nchez es una persona capaz de decirle ¡®No¡¯ al Presidente y anteponer los intereses del sector Defensa a la obediencia debida que tienen los militares ante el jefe de Estado¡±. Declaraci¨®n inaudita en un congresista, pues afirma que los ¡°intereses del sector Defensa¡± deben estar por encima del poder civil presidencial y de la Constituci¨®n, que manda en su art¨ªculo 22: ¡°La paz es un derecho y un deber de obligatorio cumplimiento¡±.
Sin duda, las reacciones de estos tres ac¨¦rrimos civilistas confirman el aserto atribuido a don Miguel de Unamuno: ¡°Es m¨¢s f¨¢cil civilizar a un militar, que desmilitarizar a un civil¡±. Sobre todo, porque esos civilistas ac¨¦rrimos nunca han estado en el campo de batalla exponiendo sus vidas y cuando m¨¢s se han limitado a dar ¨®rdenes desde sus seguros escritorios ministeriales o vociferar discursos belicistas en sus encumbradas curules del Congreso. Todo lo contrario del general S¨¢nchez, con 35 a?os en servicio, quien ¡°lider¨® en 2023 la Operaci¨®n Esperanza, con la que se logr¨® el rescate de los menores Lesly Mucutuy, de 13 a?os; Soleiny Mucutuy, de 9; Tien Noriel Ranoque Mucutuy, de 4 a?os, y Cristin Ranoque Mucutuy, de uno, en un operativo que cont¨® con el apoyo de los conocimientos ancestrales de las guardias ind¨ªgenas¡±. Solo cabe desearle igual ¨¦xito al general S¨¢nchez en el rescate del orden p¨²blico nacional, demostrando que la seguridad humana y territorial es el presupuesto necesario para la paz, confrontando eficaz y leg¨ªtimamente, con el cumplimiento del DIH y los Derechos Humanos, a las organizaciones criminales que hoy los desconocen y conculcan la vida, libertad y seguridad de civiles en vastas regiones del pa¨ªs.