Petro, entre la gobernabilidad democr¨¢tica y la cacocr¨¢tica
El presidente Petro sabe bien que solo dispone de a?o y medio para cumplir con sus consignas centrales: Colombia, Potencia Mundial de la Vida y la Paz Total, ambas opacadas por todas las sombras que proyectan los esc¨¢ndalos de corrupci¨®n
Sin duda, el presidente Gustavo Petro se ha debatido durante su administraci¨®n entre ambas gobernabilidades. El esc¨¢ndalo de corrupci¨®n en la UNGRD y la presencia de Armando Benedetti en el reciente Consejo de Ministros televisado son las expresiones m¨¢s graves de la tensi¨®n entre ambas gobernabilidades. La gobernabilidad democr¨¢tica, representada en dicha conflictiva sesi¨®n ministerial por las exministras Susana Muhamad, de Medio Ambiente y F...
Sin duda, el presidente Gustavo Petro se ha debatido durante su administraci¨®n entre ambas gobernabilidades. El esc¨¢ndalo de corrupci¨®n en la UNGRD y la presencia de Armando Benedetti en el reciente Consejo de Ministros televisado son las expresiones m¨¢s graves de la tensi¨®n entre ambas gobernabilidades. La gobernabilidad democr¨¢tica, representada en dicha conflictiva sesi¨®n ministerial por las exministras Susana Muhamad, de Medio Ambiente y Francia M¨¢rquez, del ministerio de la Igualdad, colision¨® con la gobernabilidad cacocr¨¢tica en cabeza de Armando Benedetti. Una gobernabilidad es democr¨¢tica cuando sus pol¨ªticas p¨²blicas y decisiones son el resultado de la deliberaci¨®n, la legalidad, la b¨²squeda del inter¨¦s p¨²blico y el mayor bienestar de la poblaci¨®n, por lo cual nada tiene que ocultar. Por el contrario, es cacocr¨¢tica cuando en ella predominan las transacciones sin deliberaci¨®n, pues no buscan el inter¨¦s p¨²blico, sino privilegiar sectores econ¨®micos, partidistas, gremiales o hasta criminales, circunstancia por la cual transcurre tras bastidores, en medio de la penumbra y los concili¨¢bulos, de all¨ª su ilegalidad.
No hay duda que esta ¨²ltima ¡°gobernabilidad¡± ¨Cque es la ingobernabilidad causada por la corrupci¨®n¨C ha predominado en Colombia en las relaciones entre el Ejecutivo y el Legislativo, siendo una constante y un desaf¨ªo que deben enfrentar todos los gobiernos. Por eso ninguno ha estado a salvo de los esc¨¢ndalos y la corrupci¨®n. Justamente, la Constituci¨®n de 1991 pretend¨ªa erradicar esa ingobernabilidad cacocr¨¢tica, eliminando los corruptos auxilios parlamentarios. Pero termin¨®, parad¨®jicamente, claudicando ante el m¨¢s criminal de los cacos, Pablo Escobar, al aprobar en el art¨ªculo 35 la prohibici¨®n la extradici¨®n de colombianos por nacimiento. Art¨ªculo derogado posteriormente durante la administraci¨®n de Samper, mediante Acto Legislativo 1 de 1997 , en respuesta a la presi¨®n de la diplomacia norteamericana y su descertificaci¨®n como sanci¨®n por el proceso 8.000.
La reelecci¨®n cacocr¨¢tica de Uribe
Pero el mayor esc¨¢ndalo y que reviste la demostraci¨®n m¨¢s n¨ªtida de una gobernabilidad cacocr¨¢tica, fue la reforma de la Constituci¨®n en el 2004 , que cambi¨® un ¡°articulito¡± para la reelecci¨®n presidencial de ?lvaro Uribe V¨¦lez. Por dicha reforma la Corte Suprema de Justicia conden¨® a 6 a?os de prisi¨®n a sus ministros Sabas Pretelt de la Vega, entonces del Interior y Justicia; Diego Palacio Betancourt, de Salud, y 5 a?os a Alberto Vel¨¢squez Echeverri, director del DAPRE . Una prueba irrefutable de corrupci¨®n constitucional, que no tuvo consecuencia alguna en su reelecci¨®n en el 2006, lo que vendr¨ªa a corroborar que durante su segundo mandato hasta el 2010 predominara la gobernabilidad cacocr¨¢tica de su llamado ¡°Estado de opini¨®n¡± contra y sobre el Estado de derecho democr¨¢tico. De all¨ª, las ejecuciones extrajudiciales, mal llamados ¡°falsos positivos¡±, derivados de la Directiva 29 de 2005 del entonces ministro de defensa, Camilo Ospina, aunque ahora la JEP desconozca su conexidad con la pol¨ªtica de ¡°Seguridad democr¨¢tica¡±. Algo tan contraevidente, como afirmar que las Farc-Ep no tienen responsabilidad alguna en los m¨¢s de 20 mil secuestros, miles de reclutamientos de menores y numerosos actos terroristas, porque en su Reglamento Guerrillero no aparezcan contempladas semejantes delitos.
La cacocracia electoral
La gobernabilidad cacocr¨¢tica se origina en las elecciones, desde el 8.000 hasta hoy: la Farcpol¨ªtica con Andr¨¦s Pastrana , quien intercambi¨® votos por la zona de distensi¨®n del Cagu¨¢n; la Parapol¨ªtica y Narcopol¨ªtica de las AUC con m¨¢s de 60 aspirantes al congreso condenados y el grotesco llamado de Uribe a los congresistas entonces electos para que votaran sus proyectos antes de ir a la c¨¢rcel . Luego, la financiaci¨®n de Odebrecht a Santos y la ?o?opol¨ªtica ; m¨¢s reciente con Duque la ?e?epol¨ªtica y ahora la Benedetti-pol¨ªtica y Pitufopol¨ªtica . En fin, todos los presidentes cargan con ese pesado fardo de gobernabilidad cacocr¨¢tica, que lastra de muerte la gobernabilidad democr¨¢tica y arruina la credibilidad ciudadana en la pol¨ªtica y la misma legitimidad del Estado. Por eso, con cierto facilismo, muchos analistas internacionales hablan del narcoestado colombiano y hasta de un Estado fallido, mientras otros nacionales, m¨¢s ingenuos o quiz¨¢ c¨ªnicos, resaltan la fortaleza de nuestras instituciones democr¨¢ticas y su estabilidad inexpugnable porque llevamos realizando elecciones ininterrumpidas desde 1957.
La cleptocracia electoral
Pero olvidan que en 1970 el mismo presidente Carlos Lleras Restrepo reconoci¨® que hab¨ªa escamoteado el triunfo electoral del general Rojas Pinilla, candidato de la Alianza Nacional Popular (ANAPO), para otorgarle la presidencia al conservador Misael Pastrana Borrero: ¡°Pr¨®spero, esto se ha perdido. No hay nada que hacer, el general ha ganado. Si, de acuerdo con lo que me han informado, Rojas decide salir uniformado para iniciar una marcha por las principales avenidas con destino al palacio de San Carlos, temo que haya un levantamiento, una sublevaci¨®n, con todas las atrocidades y derramamiento de sangre que de ella se pueda derivar. No puedo permitir por ning¨²n motivo la toma del poder por la fuerza¡±, seg¨²n su comentario al entonces Jefe de Prensa, Pr¨®spero Morales. De esos turbios polvos es que viene el fango en que ahora nos debatimos, m¨¢s sanguinolento por la acci¨®n criminal de organizaciones que, bajo membretes supuestamente revolucionarios, se han dedicado a la codicia y el negociado de las econom¨ªas il¨ªcitas, cuyos tent¨¢culos se extienden a trav¨¦s de la financiaci¨®n de numerosas campa?as electorales y lavados de activos en el mercado financiero e inmobiliario.
Lavados Avalados
Lavados que incluso han contribuido a la prosperidad del conglomerado AVAL, del banquero Luis Carlos Sarmiento Angulo, como lo revel¨® la Operaci¨®n POLAR CAP : ¡°Se trataba de la vinculaci¨®n a la lista de acusados por el gobierno norteamericano, de las oficinas de Panam¨¢ y Colombia del Banco de Occidente, entidad que aparec¨ªa como eslab¨®n clave de un complejo montaje de vasos comunicantes que habr¨ªa permitido, seg¨²n las autoridades de EE.UU., el lavado de m¨¢s de 1.200 millones de d¨®lares entre 1987 y 1988¡å.
Seguramente por esa compleja tramoya donde se fusionan lo legal con lo ilegal y lo leg¨ªtimo con lo ileg¨ªtimo, propio de un r¨¦gimen electof¨¢ctico , es que el presidente Petro est¨¢ empe?ado en la extradici¨®n de Pap¨¢ Pitufo desde Portugal, cuyas revelaciones ante la Fiscal¨ªa comprometer¨ªa a m¨¢s de un expresidente y congresista en ejercicio y develar¨ªa el entramado de corrupci¨®n en la Polic¨ªa Fiscal y Aduanera, la DIAN y otras instituciones estatales, met¨¢stasis que viene desde hace m¨¢s de una d¨¦cada. Pero tambi¨¦n por ello, es que pone al frente del ministerio de interior a Armando Benedetti, quien por su pasado de tr¨¢sfuga partidista conoce entuertos de miembros de organizaciones como Cambio Radical y el Centro Democr¨¢tico, adem¨¢s de liberales, conservadores y de la U, que hoy desde su oposici¨®n cerril a las reformas del Pacto Hist¨®rico, impiden el avance de la gobernabilidad democr¨¢tica.
??ltimo Gabinete y ¨²ltima Oportunidad?
El presidente Petro sabe bien que solo dispone de a?o y medio para cumplir con sus consignas centrales: Colombia, Potencia Mundial de la Vida y la Paz Total, ambas opacadas por todas las sombras que proyectan los esc¨¢ndalos de corrupci¨®n. A ello se suma el no contar con un eficaz equipo de gobierno, desgarrado en medio de conflictos y disputas p¨²blicas, que afectan gravemente su capacidad de gesti¨®n y transformaci¨®n de la realidad. Les reclama a sus colaboradores en el Consejo de Ministros televisado que no han cumplido el 75% de los compromisos asumidos con el pueblo en los consejos regionales de gobierno. Por eso, en el acto de posesi¨®n de los nuevos ministros recalc¨® que: ¡°la labor de este gabinete es penetrar las ollas de la corrupci¨®n, no dejarles tomar decisiones y cumplir con el programa de gobierno¡±.
De all¨ª, que el nuevo gabinete tenga una composici¨®n hibrida entre coequiperos fiables del Pacto Hist¨®rico: como Carlos Rosero, en el ministerio de la Igualdad; Edwin Palma, en Minas y Energ¨ªa; Lena Estrada, primera mujer ind¨ªgena al frente del Medio Ambiente y Angie Lizeth Rodr¨ªguez, de las bases del Pacto Hist¨®rico, al frente del DAPRE, entre los m¨¢s representativos. Pero tambi¨¦n cuente con figuras tan controversiales como Armando Benedetti, cuya destreza de tr¨¢sfuga le facilita el trato con las fuerzas opositoras m¨¢s diversas y distantes en el Congreso, como lo acaba de demostrar al lograr la aprobaci¨®n en C¨¢mara de Representantes del proyecto de reforma a la salud .
Adem¨¢s, cuenta con ministros y ministras procedentes de sectores conservadores, como Patricia Duque en el ministerio del Deporte y Juli¨¢n Molina del partido de la U en el ministerio de las TIC. As¨ª, probablemente, espera que a trav¨¦s de mutuas transacciones logr¨¦ el tr¨¢mite de reformas sustanciales como la de salud y laboral, sin claudicar en los objetivos progresistas del Pacto Hist¨®rico y garantizar la continuidad de las mismas con el Frente Amplio en el 2026. Pero, m¨¢s all¨¢ de ese esfuerzo de fun¨¢mbulo presidencial, inclinando el balanc¨ªn burocr¨¢tico a la derecha y la izquierda, para no perder el equilibrio de la gobernabilidad, valdr¨ªa la pena que el presidente Petro escuchara y atendiera el siguiente consejo de la polit¨®loga Terry Lynn Karl: ¡°Los democratizadores deben aprender a dividir tanto como unificar, y no solo a dar esperanzas sino a desalentar expectativas¡±. Especialmente expectativas desmesuradas, como la de ¡°creer que pod¨ªa hacer la revoluci¨®n gobernando¡± , como lo expres¨® en entrevista a este Diario. Quiz¨¢ no sea demasiado tarde para rectificar y avanzar hacia una transici¨®n democr¨¢tica, evitando as¨ª una pesadilla autocr¨¢tica en el 2026 y otros cien a?os m¨¢s de soledad.