Una oportunidad para encauzar el barco de la acci¨®n clim¨¢tica
El primer Balance Mundial del Acuerdo de Par¨ªs deber¨ªa resultar en un ajuste de rumbo, pero esto s¨®lo se lograr¨¢ con transformaciones sist¨¦micas e integrales econ¨®micas, financieras, de infraestructura, de pol¨ªticas y sociales
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A medio camino entre la adopci¨®n del Acuerdo de Par¨ªs y el a?o 2030, fecha l¨ªmite para reducir la mitad de las emisiones globales de gases de efecto invernadero (GEI), el r¨¦gimen clim¨¢tico de Naciones Unidas y la acci¨®n colectiva de m¨²ltiples actores sigue sin lograr los resultados requeridos. Es un barco con norte claro, pero mal abastecido, con una tripulaci¨®n conflictiva y un capit¨¢n (s¨ª, en masculino) que se desorienta con facilidad.
Para apoyar su navegaci¨®n y asegurar la llegada a buen puerto, el Balance Mundial (BM o GST, por su sigla en ingl¨¦s) evaluar¨¢ este a?o si colectivamente estamos avanzando. Recordemos que el norte del Acuerdo est¨¢ descrito en t¨¦rminos de mantener el incremento global de temperatura por debajo de los 1,5¡ãC respecto a los niveles preindustriales, reducir la vulnerabilidad e incrementar la resiliencia y capacidad de adaptaci¨®n, y alinear los flujos financieros con rutas de desarrollo resiliente y bajas en emisiones.
No se necesita una bola de cristal para saber que no hemos llegado a ese destino ni estamos bien encaminados. En el ¨²ltimo informe, el Panel Intergubernamental de Expertos de Cambio Clim¨¢tico (IPCC, 2023) afirm¨® que no tiene dudas de que las actividades humanas han calentado el planeta de forma acelerada. Asimismo, los eventos clim¨¢ticos extremos, cada vez m¨¢s frecuentes e intensos, han generado consecuencias irreversibles sobre ecosistemas y sistemas humanos, afectando especialmente a poblaciones vulnerables y marginalizadas. Mientras tanto, los pa¨ªses desarrollados no movilizan los 100.000 millones de d¨®lares anuales que pactaron durante la d¨¦cada pasada y, la mayor¨ªa del financiamiento provisto fue en la forma de pr¨¦stamos (71%), profundizando la crisis de deuda en pa¨ªses en desarrollo.
?Y ahora qu¨¦?
Para avistar un futuro m¨¢s all¨¢ de la niebla, las decisiones de la COP28 deber¨¢n trascender el simple reconocimiento de que no hemos hecho lo suficiente y plantear una hoja de ruta con propuestas estructurales y de gran alcance para transformar nuestros sistemas sociales y econ¨®micos. Esta hoja de ruta debe ayudarnos a sortear las tormentas del cabildeo petrolero y otros combustibles f¨®siles, y del modelo econ¨®mico prevaleciente que se alimenta de desigualdades en todos los niveles y amenaza con minimizar la evidencia e informaci¨®n cient¨ªfica disponible, y mantener el statu quo.
El BM deber¨¢ reconocer la importancia de lograr una transici¨®n energ¨¦tica justa a nivel global, reduciendo dr¨¢sticamente la extracci¨®n y uso de combustibles f¨®siles para transporte, industria y generaci¨®n de energ¨ªa el¨¦ctrica, a la vez que se escalan las inversiones en energ¨ªas renovables con salvaguardas socioambientales.
Tambi¨¦n tendr¨¢ que replantear el nexo entre el ser humano y la naturaleza, y generar cambios fundamentales en los sistemas alimentarios y extractivos, a trav¨¦s de la conservaci¨®n y uso sostenible de ecosistemas terrestres y marinos, de la mano de sus mejores guardianes: los pueblos ind¨ªgenas y las comunidades locales.
Como elementos habilitantes, ser¨¢ cr¨ªtico transformar el sistema financiero global, prestando especial atenci¨®n a la deuda, garantizando alivio, cancelaci¨®n, o canje por acci¨®n clim¨¢tica para pa¨ªses en desarrollo que se han visto afectados por los efectos adversos del cambio clim¨¢tico, incluyendo quienes han tenido que asumir las p¨¦rdidas y da?os consecuencia de la inacci¨®n global. Trazado el curso, falta un capit¨¢n decidido para avanzar.
Ser¨¢n los gobiernos, en representaci¨®n de la tripulaci¨®n del barco, quienes definan el camino y medidas para llegar a tierra firme. Aunque lograrlo no solo depender¨¢ de ellos, su se?al ser¨¢ determinante para otros actores cr¨ªticos como el sector privado, financiero y la sociedad civil. Actualmente, la inercia pol¨ªtica y la falta de liderazgo de los principales pa¨ªses emisores, del G7 y G20, y, en general, del grueso del mundo desarrollado, as¨ª como la influencia de la industria de los combustibles f¨®siles en los procesos globales y nacionales de toma de decisiones, se ciernen como los principales obst¨¢culos. Sin l¨ªderes fuertes en las negociaciones clim¨¢ticas, incluso el informe t¨¦cnico m¨¢s disruptivo ser¨¢ insuficiente a la hora de impulsar un resultado orientado a la acci¨®n, en la COP28, desperdiciando una oportunidad ¨²nica en esta d¨¦cada.
Contra todo pron¨®stico, Am¨¦rica Latina y el Caribe se han posicionado a la vanguardia de la ambici¨®n clim¨¢tica. A pesar de contribuir al problema con tan s¨®lo 8% de las emisiones globales de GEI, y de recibir ¨²nicamente un 17% del financiamiento clim¨¢tico global, detr¨¢s de Asia (42%) y ?frica (26%), y de ser una de las regiones m¨¢s vulnerables a los impactos del cambio clim¨¢tico, es una de las m¨¢s prometedoras para lograr una transici¨®n energ¨¦tica justa y salvaguardar sumideros de carbono estrat¨¦gicos para el mundo.
Costa Rica va de camino a alcanzar la neutralidad de carbono, Uruguay cubre el 98% de sus necesidades de energ¨ªa el¨¦ctrica con fuentes renovables, Chile es el pa¨ªs latinoamericano que m¨¢s invierte en la lucha contra el cambio clim¨¢tico. Adem¨¢s, los cambios electorales en el continente prometen seguir con estas tendencias. Brasil y Colombia ya han iniciado di¨¢logos para fortalecer sus estrategias para frenar la deforestaci¨®n en la Amazon¨ªa. As¨ª mismo, Barbados, ha asumido el liderazgo en el llamado a reformar del sistema financiero internacional, y en espec¨ªfico del sistema de deuda, puesto que Am¨¦rica Latina y el Caribe es la regi¨®n m¨¢s endeudada del planeta.
No podemos seguir en un barco a la deriva cuando los pasajeros somos la humanidad entera, y menos aun cuando contamos con las herramientas necesarias para ajustar el rumbo. El BM es la oportunidad de ajustar nuestra trayectoria con una verdadera transformaci¨®n, m¨¢s all¨¢ de un simple diagn¨®stico.