Sandra Carolina Mena: ¡°El Salvador obliga a que fetos inviables nazcan con angustia¡±
La doctora ha aprovechado la prohibici¨®n total al aborto en el pa¨ªs para hacer un estudio in¨¦dito que alerta del aumento de la morbilidad materna como consecuencia de la penalizaci¨®n
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La doctora Sandra Carolina Mena Ugarte (San Salvador, 45 a?os) habr¨ªa preferido no ser pionera en su investigaci¨®n m¨¦dica. En febrero public¨® un estudio ginecobst¨¦trico que da cuenta de c¨®mo aumentan los riesgos de morbilidad materna como consecuencia de la penalizaci¨®n absoluta del aborto en su pa¨ªs, El Salvador. En concreto, estudi¨® qu¨¦ pasa con las mujeres a las que se les obliga a llevar a t¨¦rmino gestaciones en las que se han detectado alguna de las 18 enfermedades cong¨¦nitas incompatibles con la vida. ¡°No se ha investigado antes porque en otros pa¨ªses nadie fuerza a llevar a t¨¦rmino embarazos anencef¨¢licos¡±, explica detr¨¢s de una mascarilla en su cl¨ªnica privada de la capital. Los resultados son alarmantes: ¡°Se est¨¢ enfermando a mujeres que entraron sanas, y que lo seguir¨ªan estando si se les permitiera optar por el aborto terap¨¦utico¡±.
La anencefalia (cuando un feto se desarrolla sin cr¨¢neo o cerebro) es una condici¨®n que se sospecha en la octava semana de gestaci¨®n y se confirma en la onceava; con apenas tres meses. Sin embargo, como en El Salvador el aborto es un delito en cualquier circunstancia, las mujeres contin¨²an gestando seis meses m¨¢s, esperando un milagro. En el pa¨ªs centroamericano, este servicio m¨¦dico est¨¢ penado con hasta 12 a?os de c¨¢rcel, tanto para el paciente como para el doctor que lo efect¨²a o recomienda. Sin embargo, tambi¨¦n se les puede condenar por homicidio agravado, un tipo penal que llega hasta los 50 a?os de c¨¢rcel. As¨ª que una mujer salvadore?a a cuyo feto diagnostiquen una patolog¨ªa inviable fuera del ¨²tero solo tiene dos opciones: parirlo y enterrarlo o arriesgarse a acabar en la c¨¢rcel.
Seg¨²n el estudio, coescrito por Mar¨ªa Virginia Rodr¨ªguez Funes y Jocelyn Viterna, m¨¢s de la mitad de las embarazadas analizadas (54,9%) experimentaron al menos una complicaci¨®n de salud grave vinculada a la gestaci¨®n, mientras que el 47,9 % de las mujeres se sometieron a un procedimiento m¨¦dico f¨ªsicamente invasivo para controlar las complicaciones, incluidos partos por ces¨¢rea, amniocentesis de descompresi¨®n, descompresi¨®n de la cabeza fetal y, en uno de los 239 casos, estudiados entre 2013 y 2018, una histerectom¨ªa completa (extirpar el ¨²tero). ¡°Continuar con un embarazo riesgoso o inviable, a no ser que sea por la voluntad de la madre, raya lo iatrog¨¦nico [un da?o en la salud provocado por un m¨¦dico o medicamento]. En El Salvador se es proparto, no provida¡±.
Con el t¨¦rmino provida, la antigua coordinadora del Comit¨¦ de Malformaciones del ministerio de Salud hace referencia a un movimiento religioso y ultraconservador, con mucha fuerza en el pa¨ªs centroamericano, que est¨¢ dificultando avanzar en la lucha por los derechos sexuales y reproductivos de las mujeres. Es normal ver a estos colectivos ir a rezar frente a las sedes de organizaciones feministas o acosar a las mujeres que defienden su derecho a decidir. Hace apenas un mes, volvieron a hacerlo. El 22 de marzo se celebr¨® la hist¨®rica audiencia de Beatriz vs El Salvador, en la Corte Interamericana de Derechos Humanos para evaluar las consecuencias de la legislaci¨®n antiaborto, la m¨¢s restrictiva de Am¨¦rica.
Cuando Beatriz, la joven cuyo caso inspir¨® la demanda en la Corte IDH, fue a someterse a una ces¨¢rea para extraerle un feto que, se sab¨ªa, llegaba sin cr¨¢neo ni cerebro, este grupo le envi¨® una cuna y gorritos de lana al hospital. ¡°Es curioso que le pongan el asterisco a esa m¨¢xima de proteger la vida cuando se trata de la mujer y no del feto. Con esta pol¨ªtica y todo el acoso, las mujeres dejan de ir a consulta. Buscan soluciones fuera¡±.
Esta realidad tambi¨¦n la refleja el an¨¢lisis. Una de cada diez pacientes suspendieron la atenci¨®n m¨¦dica despu¨¦s de recibir el diagn¨®stico de malformaci¨®n fetal fatal. Esto, seg¨²n las organizaciones feministas del pa¨ªs, suele ser un indicador de que buscan poner fin al embarazo de manera clandestina y, por ende, insegura. Y cuando no es esta quien abandona el sistema sanitario es el sistema quien la abandona a ella. ¡°Existe una creencia muy perversa de los doctores que, cuando van a atender un parto as¨ª, fuerzan a que sea vaginal porque no amerita una ces¨¢rea. Dicen: ¡®Total, si se va a morir¡¯. Entonces, por un lado las obligas a parir y por el otro acabas recibiendo a beb¨¦s decapitados durante el proceso del parto¡±, explica. ¡°Hasta que la ley cambie, al menos deber¨ªa de ser central que se vigile de cerca a estas mujeres, porque est¨¢n en riesgo¡±.
Medicina paternalista
Para la doctora Mena, lo ¡°verdaderamente cruel¡± de la penalizaci¨®n de abortar en estos casos no es tanto la prohibici¨®n en s¨ª como la irrelevancia que le da el Estado a la voluntad de la mujer, o lo que ella llama la medicina ¡°paternalista¡±. ¡°Hay mam¨¢s que buscaron mucho tener un hijo y que, aunque sepan que se va a morir al nacer, quieren alargar lo m¨¢ximo posible su maternidad. Nuestro trabajo es entonces llevar un seguimiento riguroso con ella y con el feto para que este sufra lo menos posible. Pero para muchas otras mujeres, esto es una absoluta aberraci¨®n¡±, cuenta. ¡°En mi pa¨ªs, la realidad es esa. La ley no les pregunta a ellas: ?t¨² qu¨¦ quieres?¡±.
Otra de las grandes iron¨ªas de la posici¨®n de El Salvador frente a los derechos sexuales y reproductivos de las mujeres es la propia percepci¨®n de vida. La ley antiaborto se apoya en que la Constituci¨®n recoge desde 1998 que la vida comienza en la propia concepci¨®n. As¨ª, cualquier interrupci¨®n del embarazo, siempre ser¨¢ considerada como asesinato. Sin embargo, El Salvador s¨ª permite la fecundaci¨®n in vitro, un proceso de reproducci¨®n que ronda los 8.000 d¨®lares y que conlleva la muerte de entre seis y nueve embriones por cada ni?o nacido.
¡°La diferencia entre uno y otro es el dinero. ?Qui¨¦nes acceden a tratamientos in vitro? Quienes pueden pagarlo; esas mujeres jam¨¢s ir¨¢n a la c¨¢rcel. Pero la legislaci¨®n afecta, como siempre, a las mujeres pobres¡±, zanja Mena, quien matiza no estar en contra del tratamiento, sino de la ¡°incoherencia¡± de las normativas. ¡°A El Salvador le parece bien irrespetar la Constituci¨®n para atender los deseos de mujeres sanas que quieren embarazarse, pero no cuando son ni?os incompatibles, mujeres con riesgo de vida y mujeres violadas¡±.