La Cumbre Amaz¨®nica, un buen punto de partida
A¨²n nos hace falta un llamado contundente a la acci¨®n y una meta clara para frenar la deforestaci¨®n y la degradaci¨®n de la cuenca amaz¨®nica en esta d¨¦cada y una postura clara sobre c¨®mo concretamente avanzar para una econom¨ªa sostenible
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Conservar la Amazonia es una prioridad mundial. Mucho m¨¢s ahora, cuando sus bosques y sus aguas est¨¢n gravemente amenazadas. Seg¨²n varios informes, los bosques amaz¨®nicos se est¨¢n transformado de manera acelerada y muestran altos niveles de degradaci¨®n. La imagen es cada vez m¨¢s frecuente: fragmentos de selva desconectados, al mismo tiempo que se multiplican los grandes pastizales destinados a agricultura o ganader¨ªa. Uno de los ecosistemas m¨¢s estrat¨¦gicos, por su papel como regulador de la temperatura global y los ciclos de lluvia, tiene un alto riesgo de llegar a un punto de no retorno, lo que implica que el ecosistema perder¨ªa su capacidad de resiliencia y recuperaci¨®n, lo que tendr¨ªa un impacto nefasto para las comunidades y las econom¨ªas de la regi¨®n, as¨ª como para el clima global.
La situaci¨®n actual de la Amazonia requiere de soluciones ambiciosas, que abarquen de manera urgente y a profundidad la problem¨¢tica multidimensional, ya que no solo es un tema ambiental sino econ¨®mico, social y cultural. Es por eso que, con el fin de movilizar acciones necesarias para frenar la deforestaci¨®n y evitar que este ecosistema alcance su punto de inflexi¨®n, la semana pasada se realiz¨® la Cumbre Amaz¨®nica en la ciudad brasile?a de Bel¨¦m Do Par¨¢. En este evento, se reunieron los l¨ªderes de los pa¨ªses panamaz¨®nicos, representantes de los pueblos ind¨ªgenas y comunidades locales y miles de personas de la sociedad civil, sector privado, sector financiero y cient¨ªficos, para encarar los desaf¨ªos de este ecosistema.
Como resultado de la Cumbre, se public¨® la Declaraci¨®n de Bel¨¦m, que marca un hito importante de acercamiento entre los pa¨ªses de la regi¨®n con una visi¨®n com¨²n de mantener la conectividad entre los bosques e impulsar, con urgencia, soluciones que busquen el equilibrio entre la naturaleza y cada una de las agendas nacionales de desarrollo.
La Declaraci¨®n recoge avances importantes en 113 puntos reunidos en 18 ejes tem¨¢ticos. Se destaca, por ejemplo, el fortalecimiento de la participaci¨®n de los pueblos ind¨ªgenas y comunidades locales y la apertura de espacios de di¨¢logo entre pueblos; el financiamiento para programas que promuevan el manejo integrado y sostenible de los recursos naturales y generen alternativas econ¨®micas; propuestas con el fin de mejorar la seguridad, que apuntan a crear mayor cooperaci¨®n entre pa¨ªses para la prevenci¨®n, represi¨®n e investigaci¨®n de actividades il¨ªcitas, adem¨¢s de medidas enfocadas a disminuir cr¨ªmenes ambientales y violaciones a los derechos de las personas defensoras de los Derechos Humanos, derechos de los pueblos ind¨ªgenas y derechos socioambientales; un gran avance ha sido el reconocimiento del ciclo de agua y de los r¨ªos de la regi¨®n, mencionando el fortalecimiento de la gesti¨®n sostenible del agua como una acci¨®n prioritaria; finalmente, se estableci¨® el compromiso de destinar mayores recursos a la investigaci¨®n cient¨ªfica para la regi¨®n.
Sin embargo, esto no es suficiente.
La Declaraci¨®n se queda corta frente a demandas como la conservaci¨®n y protecci¨®n del 80% de la Amazonia para el a?o 2025, una de las principales solicitudes de los pueblos ind¨ªgenas y otras organizaciones de la sociedad civil, concertadas d¨ªas antes de la Cumbre, con el fin de evitar el punto de no retorno.
A¨²n nos hace falta un llamado contundente a la acci¨®n y una meta clara para frenar la deforestaci¨®n y la degradaci¨®n de la cuenca amaz¨®nica en esta d¨¦cada; nos hace falta una postura clara sobre c¨®mo concretamente avanzar para una econom¨ªa sostenible basada en el potencial de la biodiversidad; adem¨¢s, nos hace falta una hoja de ruta concreta de muchos otros temas, especialmente en el reconocimiento de los territorios de los pueblos ind¨ªgenas, pues son ellos quienes resguardan grandes extensiones de bosque que a¨²n permanece en pie, al igual que los r¨ªos.
El tiempo pasa, y necesitamos compromisos concretos de los pa¨ªses con metas claras, necesitamos forjar un esfuerzo colectivo para lograr proteger, restaurar y gestionar de forma adecuada la Amazonia.
Por eso, desde The Nature Conservancy (TNC), reiteramos nuestro compromiso con el trabajo que estamos implementando de la mano de las comunidades locales para impulsar un sistema de bioeconom¨ªa. Un modelo de desarrollo en el que, a partir de la conservaci¨®n, podemos generar alternativas de negocio viables y atractivas para las poblaciones locales.
En un estudio publicado por TNC, apoyado por Natura y el BID, se estableci¨® que la bioeconom¨ªa puede generar ingresos similares a los sistemas de producci¨®n tradicionales, adem¨¢s de generar un valor agregado vinculado a los servicios ecosist¨¦micos como la regulaci¨®n del clima para la sociedad. La bioeconom¨ªa representa una gran oportunidad a nivel ambiental, econ¨®mico, social y cultural, por lo tanto, debe ser priorizada en las pol¨ªticas p¨²blicas de la regi¨®n.
La Cumbre refuerza la necesidad de avanzar con acciones urgentes. El 2030 es ahora. Por lo tanto, m¨¢s que una soluci¨®n, la Declaraci¨®n es un punto de partida. Una oportunidad que no podemos desaprovechar para hacernos eco de este mensaje de ambici¨®n y urgencia que ha emanado de la Cumbre e impulsar acciones para salvar la Amazonia, uno de los ecosistemas m¨¢s cr¨ªticos para el planeta.