Efervescencia en los colegios electorales de Venezuela: ¡°Estamos emocionados¡±
Los votantes pasaron la noche en la puerta de los centros de votaci¨®n o llegaron muy temprano para ejercer su derecho a voto por todo el pa¨ªs
Nadie convoc¨® a la gente a salir de madrugada. Los venezolanos, acostumbrados a hacer cola para poner gasolina o comprar comida, entendieron que la elecci¨®n presidencial de este domingo era la mayor de las diligencias que han tenido que hacer en a?os. Desde el s¨¢bado, la gente eligi¨® pasar la noche frente a su centro de votaci¨®n, cuid¨¢ndolo. Las escenas de gente reunida en la oscuridad de la noche, con chaquetas, banquitos y tazas de caf¨¦ para aguantar las horas corrieron durante horas en las redes sociales y, luego con un sol picante, se repitieron durante la primera parte de la jornada. Algu...
Nadie convoc¨® a la gente a salir de madrugada. Los venezolanos, acostumbrados a hacer cola para poner gasolina o comprar comida, entendieron que la elecci¨®n presidencial de este domingo era la mayor de las diligencias que han tenido que hacer en a?os. Desde el s¨¢bado, la gente eligi¨® pasar la noche frente a su centro de votaci¨®n, cuid¨¢ndolo. Las escenas de gente reunida en la oscuridad de la noche, con chaquetas, banquitos y tazas de caf¨¦ para aguantar las horas corrieron durante horas en las redes sociales y, luego con un sol picante, se repitieron durante la primera parte de la jornada. Algunos pusieron el himno nacional, como pidi¨® la dirigente Mar¨ªa Corina Machado, que empuja la candidatura opositora de Edmundo Gonz¨¢lez; los toques de diana que pidi¨® el candidato y presidente Nicol¨¢s Maduro tambi¨¦n movilizaron a activistas chavistas, aunque se vieron menos.
En Caracas no madrugaron tanto como en las regiones. En un s¨®tano bajo una iglesia, en el este de la capital, decenas de personas esperaban para votar y otras se quedaban para ver c¨®mo lo hac¨ªan otros. En el silencio, la misa se escuchaba desde afuera. Mar¨ªa Gabriela Coa, de 54 a?os, vot¨® en pocos segundos antes de las ocho de la ma?ana y fue de las que se qued¨® esperando. Est¨¢ esperanzada con un cambio de Gobierno. Tiene sus propias certezas para creerlo: conoce gente que regres¨® a Venezuela para votar. Y sus familiares en Espa?a fueron y volvieron en autob¨²s de Valencia a Madrid para hacer lo mismo. ¡°Creo que vamos a poder¡±.
El Consejo Nacional Electoral hizo reubicaciones de electores de ¨²ltima hora en un pu?ado de centros en el pa¨ªs. Rafael Cede?o, de 74 a?os, lleg¨® como reubicado con su banquito al hombro. Tuvo que regresar a su centro original porque hubo un error. La falta de informaci¨®n oficial y precisa durante el proceso ha sido una constante hasta el mismo d¨ªa de la votaci¨®n. ¡°Nos tienen del timbo al tambo¡±, dijo mientras caminaba de vuelta a paso r¨¢pido a su centro electoral. ¡°Estamos cansados de un solo Gobierno y antes (del chavismo) est¨¢bamos cansados de uno y otro (los gobiernos de Acci¨®n Democr¨¢tica y Copei, que se alternaban en el poder). Yo creo que ahora s¨ª vamos a un cambio¡±.
En los alrededores del centro, Juan Carlos Rivero, de 47 a?os, cuidaba los carros de los que iban a votar. Sali¨® a hacer los ingresos del d¨ªa, a punta de propinas, antes de ejercer su derecho al sufragio, planificado para despu¨¦s del mediod¨ªa. Vota en uno de los barrios de Petare, donde vio gente en vela esperando la apertura del proceso y camiones con bocinas llamando a la gente a participar. ¡°Esto no lo gana el Gobierno¡±, adelant¨® su an¨¢lisis pol¨ªtico de la jornada. ¡°Mucha gente est¨¢ cansada¡±. A unos metros, un grupo de unos siete barrenderos esperaba para echar a andar sus escobas. Todos bien entrados en la tercera edad, son parte de una de las misiones creadas por Maduro para limpiar la ciudad y generar empleo. Ayer, ellos tambi¨¦n ten¨ªan que trabajar primero y votar despu¨¦s. Del grupo, uno solt¨® con orgullo que votar¨ªa por el ¡°gallo pinto¡±, es decir por el candidato-presidente. El resto se qued¨® en silencio.
Torres vac¨ªas
Al otro lado de la ciudad votaba Edmundo Gonz¨¢lez Urrutia, en el barrio de Las Mercedes, una antigua zona residencial de clase media en la que, durante la crisis econ¨®mica de los ¨²ltimos a?os, prosperaron torres empresariales que est¨¢n vac¨ªas. Desde temprano estaban todas las c¨¢maras, los periodistas, los votantes, los seguidores del candidato opositor y tambi¨¦n los amigos. Acomodados en una acera, intentando huirle al sol, la familia Franco esperaba saludarlo. Abuela, hija y esposo y nieto. No todos votaban ah¨ª, pero se acercaron. ¡°Estamos esperando al abuelo Cucho porque vinimos a apoyarlo¡±, dijo Claudia Franco, en referencia a un apodo desconocido de la intimidad del callado candidato que amenaza con romper el muro del chavismo. ¡°Nos emocionamos mucho cuando supimos que ser¨ªa ¨¦l y por lo valiente que ha sido¡±, agreg¨®. ¡°Mi pap¨¢, Rub¨¦n Franco, y Edmundo hicieron carrera diplom¨¢tica juntos, trabajaron con todos los gobiernos y por eso tenemos fe sobre lo que pueda pasar, porque queremos uni¨®n, que las cosas avancen para el progreso de todos¡±. El candidato opositor pas¨® varias veces en una camioneta saludando. Luego, cuando s¨ª iba a votar, lleg¨® manejando su Volkswagen escarabajo amarillo.
En los balances del comando opositor, antes del cierre de las votaciones, no hab¨ªa incidencias de calado, m¨¢s all¨¢ de problemas con las m¨¢quinas de votaci¨®n, y algunos hechos de violencia aislados. En el equipo del Consejo Nacional Electoral se habl¨® de supuestas amenazas e insultos a sus miembros y sus familias por parte de ¡°un sector que pretende desconocer la voluntad del pueblo¡±.
La alta participaci¨®n en la jornada, represada en algunos Estados, y la solidaridad espont¨¢nea para apoyar a miembros de mesa y testigos, personas mayores y los que esperaban en las filas, confirman parte de los pron¨®sticos de las encuestas m¨¢s fiables. Los resultados est¨¢n ahora en el terreno de las horas m¨¢s cruciales que se aproximan para Venezuela.
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