Edmundo Gonz¨¢lez Urrutia, el hombre consenso
Parco, t¨ªmido, met¨®dico, amable, disciplinado, algo impaciente, el candidato opositor que se enfrent¨® a Maduro es un socialcristiano de modales moderados que nunca ha buscado poder ni protagonismo
El joven embajador Edmundo Gonz¨¢lez Urrutia fue uno de los responsables del regreso de Felipe Gonz¨¢lez a Espa?a, a mediados de los a?os setenta, en los inicios de la Transici¨®n espa?ola. Una gesti¨®n que coordin¨® el entonces presidente de Venezuela, Carlos Andr¨¦s P¨¦rez, y que Gonz¨¢lez Urrutia recuerda perfectamente: ¡°Estaba en una misi¨®n en Ginebra, y el presidente P¨¦rez tambi¨¦n, en una visita oficial. En un momento, el canciller Escovar Salom me pide: ¡®Pase por este hotel, lo esperar¨¢ esta persona para que usted la haga abordar el avi¨®n presidencial porque se va para su pa¨ªs. Usted lo busca y se lo lleva¡¯. Eso hice: me le present¨¦, vi qui¨¦n era. Lo met¨ª por la parte de atr¨¢s del avi¨®n y lo llevamos a Espa?a. Al bajarnos en Barajas, el presidente P¨¦rez le dijo a Adolfo Su¨¢rez, en tono de broma: ¡®Aqu¨ª le traigo un poliz¨®n¡¯. As¨ª llev¨¦ a Felipe de regreso a su pa¨ªs¡±.
Un diplom¨¢tico de prolongada carrera en la Canciller¨ªa venezolana, Gonz¨¢lez Urrutia, el candidato que se enfrentaba a Nicol¨¢s Maduro en las elecciones presidenciales fue embajador de Venezuela en Argelia, T¨²nez y Argentina. Es profesor y escritor con un trabajo intelectual de cierta extensi¨®n. Habla cuatro idiomas. Trabaj¨® en la incorporaci¨®n de Venezuela a Mercosur y fue secretario pro tempore de la Cumbre Iberoamericana de Naciones que se organiz¨® en la Isla de Margarita en 1997.
Con esta hoja de servicios y los m¨²ltiples estudios y aportes al trabajo program¨¢tico de la Mesa de la Unidad Democr¨¢tica (ahora Plataforma Unitaria) no deja de sorprender cuan desconocido era hasta hace muy poco. Edmundo Gonz¨¢lez Urrutia no quer¨ªa el poder, no lo busc¨®: el poder ha tocado a la puerta de su casa. Mar¨ªa Corina Machado, la l¨ªder absoluta de la oposici¨®n, pens¨® en ¨¦l despu¨¦s de que la inhabilitaran y a la siguiente que design¨®, la historiadora Corina Yoris. Entonces le lleg¨® el momento a Edmundo, al que tuvieron que convencerle. A estas alturas de su vida no se ve¨ªa en una misi¨®n de este calibre. Al final, acept¨®, y aqu¨ª est¨¢, en la cornisa de la historia.
Hay una raz¨®n importante para ese no dejarse ver: es un tipo t¨ªmido. Muy disciplinado y trabajador, es renuente a polemizar con estridencias y no le gusta llamar la atenci¨®n. Hasta que las exigencias de la pol¨ªtica tocaron su puerta, puede afirmarse que era ¡°un se?or de su casa¡±: alguien con una vida familiar, apegado a su esposa, hijas y nietos, con rutinas acad¨¦micas y procedimientos aprendidos.
¡°Como jefe, es un hombre muy respetuoso, amable, cercano. Puede parecer distante porque es t¨ªmido. Trabaj¨¦ con ¨¦l en la canciller¨ªa, fui del grupo de sus asistentes. Es muy buen diplom¨¢tico. Buen jugador de tenis. Le gusta comer bien. Le gusta mucho la m¨²sica, Los Beatles, C¨¦line Dion¡±. As¨ª lo describe una de sus amigas personales en los tiempos de la Canciller¨ªa, que ha preferido no identificarse.
¡°Gonz¨¢lez Urrutia era muy amigo de Thomas Shannon, el diplom¨¢tico estadounidense. Les gustaba mucho jugar partidos de tenis¡±, recuerda la fuente. Gonz¨¢lez Urrutia es tataranieto de Wenceslao Urrutia, canciller de Venezuela durante el gobierno de Juli¨¢n Castro, en 1868. Sus allegados coinciden en que tiene un punzante sentido del humor en su c¨ªrculo cerrado de amistades, si bien tiende a ser algo parco y distante en los espacios formales.
¡°Edmundo es un hombre del servicio diplom¨¢tico venezolano de toda la vida, un diplom¨¢tico de carrera¡±, comenta el historiador Edgardo Mondolfi, que trabajo con ¨¦l en la Embajada de Venezuela en Buenos Aires.
Egresado de la Escuela de Estudios Internacionales de la Universidad Central de Venezuela, toda su carrera la hizo en la Canciller¨ªa venezolana. Gonz¨¢lez Urrutia form¨® parte del servicio diplom¨¢tico del pa¨ªs incluso hasta bien entrado el Gobierno de Hugo Ch¨¢vez. Los diplom¨¢ticos de carrera de la Canciller¨ªa fueron reemplazados progresivamente por personal leal a los principios ideol¨®gicos y objetivos hegem¨®nicos del chavismo. Resisti¨®, de acuerdo con las fuentes, hasta 2006.
¡°Dir¨ªa que es un hombre de gran serenidad. No suele alterarse. Cuidadoso de los detalles al proceder. Le gusta escribir, tiene inquietudes intelectuales. Es autor de algunas biograf¨ªas importantes, como la que le hizo al historiador Carracciolo Parra P¨¦rez, y ha compilado varios libros sobre temas de pol¨ªtica internacional¡±, recuerda Mondolfi.
Aunque ha tenido mucho cuidado en no antagonizar con Mar¨ªa Corina Machado, que impulsa su candidatura, Gonz¨¢lez Urrutia tiene, definitivamente, otros estilos y otra escuela de proceder en pol¨ªtica, y ha procurado encontrar espacios para escuchar a sus interlocutores y formarse sus impresiones ante su nueva responsabilidad.
Algunos de estos pol¨ªticos, como Ram¨®n Guillermo Aveledo (por mucho tiempo, secretario ejecutivo de la MUD) o Ram¨®n Jos¨¦ Medina, tienen apreciaciones distintas a las de Machado. Gonz¨¢lez Urrutia no es un hombre de extremos: su pensamiento est¨¢ cercano a la democracia cristiana, y su estilo personal tiende de forma natural a la creaci¨®n de espacios de di¨¢logo, el realismo pol¨ªtico y la b¨²squeda del consenso.
Aunque ha prestado su asesor¨ªa a varias facciones de la oposici¨®n, Gonz¨¢lez Urrutia es uno de sus funcionarios que no trabaja para los partidos, sino para las instancias unitarias que conserva la oposici¨®n como bloque pol¨ªtico (antes Mesa de la Unidad Democr¨¢tica, ahora Plataforma Unitaria), que en general son m¨¢s bien peque?as. Durante estos a?os, sin levantar antagonismos, Gonz¨¢lez Urrutia ha estado muy cercano al Instituto de Estudios Parlamentarios Ferm¨ªn Toro, fundado por Aveledo, y auxiliar a la Plataforma. En este trabajo de apoyo profesional a las necesidades de la Plataforma Unitaria, Gonz¨¢lez Urrutia ha hecho causa con dirigentes como Jos¨¦ Luis Cartaya, Gerardo Blyde, Medina o Fernando Mart¨ªnez Mottola.
¡°Es un caballero¡±, afirma una de sus asistentes, quien ha preferido no identificarse. ¡°A veces es un poco impaciente¡±, un rasgo que coincide con las versiones de algunos periodistas, que atestiguan que se ha irritado ante cierto tipo de preguntas de dif¨ªcil respuesta, o la escasez de tiempo que impone la televisi¨®n.
El nombramiento de Gonz¨¢lez Urrutia fue un peque?o milagro: su nombre y su trayectoria, acorde con las actuales necesidades de la oposici¨®n, emergieron de la nada. ¡°Cuando a m¨ª me rodearon para pedirme que asumiera la candidatura, y terminaron por dejarme sin argumentos, yo lo que le dije a Mar¨ªa Corina y el resto de los dirigentes presentes, fue: todo muy bien, ahora vayan a convencer a mi esposa de que voy a ser el candidato¡±, recuerda Gonz¨¢lez Urrutia. La misi¨®n se cumpli¨® con ¨¦xito: es ella, y sus hijas, seg¨²n ¨¦l mismo confiesa, quienes le acompa?an y le asisten en todos los detalles de la campa?a. Aunque no lo quisiera, aunque no lo haya buscado, la esperanza de una parte del pa¨ªs que quiere un cambio recay¨® durante la campa?a sobre sus hombros.
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