Autobuses-barricada: la nueva t¨¢ctica del crimen en R¨ªo de Janeiro para cortar el paso a la polic¨ªa
Delincuentes toman a mano armada 14 veh¨ªculos de la red p¨²blica en dos d¨ªas y casi cien en lo que va de 2024 tras echar a los pasajeros
La escena impresiona, pero no deja de ser relativamente habitual en algunos barrios de la ciudad de R¨ªo de Janeiro: autobuses p¨²blicos vac¨ªos y cruzados en medio de la calle en modo barricada, bloqueando el tr¨¢fico. Es la estrategia que usan algunos delincuentes armados para interrumpir las operaciones policiales y evitar que los agentes accedan a las barriadas que controlan. Esta semana, ya se cuentan 14 autobuses atacados, aunque no hubo toma de rehenes ni heridos. Tampoco detenidos. En el trasfondo, la guerra por el control territorial entre grupos del crimen organizado.
El mi¨¦rcoles, cerca del mediod¨ªa, un grupo de hombres armados mand¨® parar a nueve autobuses en la carretera de Itanhang¨¢, que como tantos otros lugares en R¨ªo es una especie de muro invisible: a un lado, un exclusivo campo de golf y urbanizaciones de lujo; al otro, la favela de Rio das Pedras, una de las m¨¢s peligrosas de la ciudad y famosa por ser la cuna de la milicia, el movimiento paramilitar que en los ¨²ltimos a?os ha extendido r¨¢pidamente sus dominios en la ciudad.
Los autores del secuestro de los veh¨ªculos, de los que de momento poco se sabe, ordenaron a punta de pistola a pasajeros y conductores que los abandonaran y se quedaron con las llaves. El objetivo, cerrar el paso a una operaci¨®n del Bope, el temido Batall¨®n de Operaciones Especiales de la Polic¨ªa Militar. El tr¨¢fico qued¨® bloqueado durante dos horas, hasta que se pudieron retirar los autobuses.
¡°Cuando entra el Bope, hacen ese tipo de represalias, que generalmente indican que la polic¨ªa se acerc¨® a un objetivo estrat¨¦gico¡±, afirm¨® la teniente coronel Claudia Moraes, portavoz de la Polic¨ªa Militar, a la cadena Globonews. ¡°Cuando hay una reacci¨®n de esa dimensi¨®n es porque est¨¢n intentando proteger alguna cosa¡±, a?adi¨®. El jueves se registr¨® un incidente similar, con otros cinco autobuses transformados en barreras: dos de nuevo en la carretera de Itanhang¨¢ y otros tres en varios puntos de la zona norte de la ciudad, a decenas de kil¨®metros de distancia.
Las empresas que gestionan los autobuses p¨²blicos de R¨ªo afirman que en lo que va de a?o, al menos 97 autobuses fueron atacados de esta forma, para ser convertidos en barricadas, otros ocho fueron incendiados y unos 1.760 vandalizados. Los da?os superan los 22 millones de reales (casi cuatro millones de d¨®lares).
La principal explicaci¨®n tras la imagen de los autobuses-barricada es la batalla por el control territorial. El poder paralelo del crimen organizado ya domina el 18% de la regi¨®n metropolitana de R¨ªo (casi 500 kil¨®metros cuadrados entre varias ciudades), seg¨²n datos del Grupo de Nuevos Ilegalismos de la Universidad Federal Fluminense (UFF). Desde hace d¨¦cadas hay una guerra abierta entre grupos dedicados al narcotr¨¢fico (con el poderoso Comando Vermelho como claro protagonista) y las llamadas milicias, las mafias formadas por exagentes de las fuerzas de seguridad, famosas por extorsionar a los vecinos a cambio de una te¨®rica protecci¨®n frente a otros delincuentes.
En esta guerra territorial, la polic¨ªa es un convidado de piedra y se limita a poner pa?os calientes. La Polic¨ªa Militar inform¨® de que la primera toma de autobuses de esta semana (con nueve veh¨ªculos) pretend¨ªa evitar que el Comando Vermelho (CV) se hiciera con el control de Rio das Pedras, hasta ahora un basti¨®n inexpugnable de las mafias paramilitares. El a?o pasado, el CV fue el grupo armado que consigui¨® extender m¨¢s sus tent¨¢culos por la ciudad. Dado que erradicar el crimen organizado de los territorios que controla parece misi¨®n imposible, la polic¨ªa hace ahora contenci¨®n de da?os, intentando, como en este caso, evitar picos de inestabilidad y ba?os de sangre entre grupos rivales. ¡°El desorden urbano es la regla en R¨ªo de Janeiro, no podemos negar eso¡±, dec¨ªa estos d¨ªas en tono lac¨®nico el secretario de Seguridad P¨²blica del Gobierno de R¨ªo, Victor Santos.
A pesar de que R¨ªo de Janeiro no est¨¢ entre los estados m¨¢s peligrosos de Brasil, la regi¨®n vive una crisis de seguridad que acab¨® salpicando la campa?a electoral de las elecciones municipales, cuya primera vuelta se celebr¨® el d¨ªa 6. El alcalde, el centrista Eduardo Paes, reelegido con una amplia mayor¨ªa, acus¨® al gobernador Cl¨¢udio Castro (aliado de Bolsonaro) de total incompetencia, dado que es ¨¦l quien tiene las competencias en materia de seguridad.
Lo cierto es que en los ¨²ltimos a?os, el n¨²mero de homicidios y las muertes causadas por la polic¨ªa ha ca¨ªdo notablemente en el Estado de R¨ªo, pero otros delitos que tienen mucho impacto en la percepci¨®n de seguridad (como los atracos callejeros) han crecido sustancialmente. Episodios como los de las barricadas, con decenas de pasajeros teniendo que salir de su autob¨²s a punta de pistola, no ayudan a disipar la idea de que, como dec¨ªa el propio responsable de seguridad, en R¨ªo, el caos es la regla.