El sanguinario Comando Vermelho de R¨ªo
La facci¨®n m¨¢s poderosa de esta ciudad se nutre de j¨®venes de las favelas y la polic¨ªa la considera la m¨¢s sanguinaria
El Comando Vermelho, el segundo cartel de drogas de Brasil y el m¨¢s poderoso de R¨ªo de Janeiro, naci¨® en lo que es ahora un para¨ªso natural considerado, en su tiempo, un infierno en la tierra: Ilha Grande, bell¨ªsimo destino tur¨ªstico en la costa de R¨ªo, alberg¨® desde 1886 hasta 1993 una de las m¨¢s horribles prisiones del mundo. Los peores criminales de R¨ªo, vestidos como mendigos, se peleaban all¨ª por un plato de comida o una ducha.
Sus prisioneros fueron, primero, enfermos de c¨®lera y de fiebre tifoidea llegados de Europa y ?frica, hasta que la c¨¢rcel se convirti¨® en calabozo de presos pol¨ªticos ilustres, opositores de la dictadura (1964-1986), guerrilleros, delincuentes comunes y asesinos y violadores de R¨ªo.
En esa convivencia asfixiante e inhumana germin¨®, en 1979, la semilla del Comando bajo el lema ¡°Paz, Justicia y Libertad¡±. Los criminales comunes que pronto ser¨ªan fundadores de una de las facciones m¨¢s peligrosas de Brasil compart¨ªan su espacio con presos pol¨ªticos encuadrados en la Ley de Seguridad Nacional de la dictadura. Los padres del Comando Vermelho enseguida se interesaron por los valores, libros y m¨¦todos m¨¢s sofisticados de los colegas politizados de celda, pero sobre todo encontraron en la uni¨®n la f¨®rmula para sobrevivir en un ambiente donde otros grupos de presos sembraban el terror con violaciones, torturas y asesinatos. La primera norma era ¡°respeto al compa?ero¡±.
Muchos de los jefes salieron o se fugaron de ese presidio, mientras la organizaci¨®n crec¨ªa dentro y fuera de las celdas. El Comando pronto se profesionaliz¨® en el asalto a bancos y secuestros de empresarios y personalidades (algo que copiaron de sus mentores pol¨ªticos) , pero la actividad fue decayendo con los a?os por su alta peligrosidad. Centrada hoy en el narcotr¨¢fico, la banda se ha convertido en refugio de muchos j¨®venes de las abandonadas favelas cariocas. El crimen les ofrece una forma de sustentar a su familia y ascender socialmente en su barrio. Muchos de los jefes de los puntos de venta de drogas que son, al final, los que imponen el orden en las favelas, rondan los 20 a?os. Tambi¨¦n es com¨²n ver a chavales a¨²n m¨¢s j¨®venes. Sus jefes, m¨¢s viejos y curtidos, est¨¢n muertos o dando ¨®rdenes en la prisi¨®n.
En 1990, el 90% de las favelas de R¨ªo de Janeiro pertenec¨ªan al Comando Vermelho, seg¨²n el libro Comando Vermelho. La historia secreta del crimen organizado, de Carlos Amorim. Pero casi desde su fundaci¨®n su hegemon¨ªa est¨¢ amenazada por las luchas de territorio con sus enemigos, Terceiro Comando Puro y Amigos dos Amigos, fruto de disidencias y traiciones dentro del propio Comando. La polic¨ªa es el cuarto actor en esta guerra, con muertos de todos los bandos, en R¨ªo de Janeiro.
Los traficantes del Comando Vermelho, un n¨²mero desconocido de soldados distribuidos en cerca de una decena de Estados brasile?os, disponen de fusiles y granadas con los que suelen repeler a tiros cada operaci¨®n policial que trata de cercarlos en las favelas. ¡°Los otros grupos de R¨ªo, m¨¢s minoritarios, tambi¨¦n te disparan, pero nada comparado al CV. Ya me he visto en tiroteos de ocho horas contra ellos. ?Ocho horas!¡±, cuenta un comisario. Sus miembros, adem¨¢s, son descritos por los agentes como los m¨¢s sanguinarios. ¡°El Comando Vermelho disfruta quemando un polic¨ªa vivo, mientras que sus enemigos prefieren sobornarlo¡±, relata otro polic¨ªa, siempre desde el anonimato.
Como en otras facciones criminales hay reglas internas irrompibles y existe un tribunal del crimen en el que los jefes, la mayor¨ªa en la c¨¢rcel, deciden qu¨¦ hacer con los transgresores. Una especie de juicio paralelo al margen de la ley. Ser informante de la polic¨ªa o cambiar de facci¨®n se paga con la muerte, robar en la favela puede costarte una mano y, en teor¨ªa, no se permiten violaciones sexuales que no sean realizadas por ellos mismos. Hay otros pecados, como coquetear con los enemigos. En una investigaci¨®n reciente de la Polic¨ªa Civil de R¨ªo, las escuchas telef¨®nicas revelaron el escarmiento que sufrir¨ªa la mujer de un miembro del Primeiro Comando da Capital, la mayor facci¨®n de Brasil, asentada sobre todo en S?o Paulo, y hoy enemiga del CV, por haber tonteado con uno de sus ¡°hermanos¡±. ¡°Ella va a llevarse una zurra y le rapar¨¢n la cabeza¡±, reportaba un preso a su superior. Por otra parte, los traficantes tambi¨¦n costean gastos m¨¦dicos de sus vecinos, compran alimentos b¨¢sicos u organizan fiestas de Navidad.
El exgobernador de R¨ªo de Janeiro, Wellington Moreira Franco, que sufri¨® dos ataques de la banda que no fueron divulgados en aquella ¨¦poca, los describi¨® as¨ª en los a?os noventa: ¡°Quien crea que no pasan de un bando de ignorantes de un pu?ado de analfabetos, est¨¢ completamente enga?ado¡±.
El tercero en discordia: la Familia del Norte
"La c¨¢rcel ya era nuestra con los presos sin cabeza: tocaba matar a los del PCC". La letra pertenece a una canci¨®n de funk brasile?o, de autor desconocido, compuesta para celebrar la masacre (y decapitaci¨®n) de 56 presos pertenecientes a la banda enemiga del PCC (Primeiro Comando da Capital) por parte de los reclusos pertenecientes a la Fam¨ªlia do Norte, en la c¨¢rcel An¨ªsio Jobin, en Compaj (Manaos) el 1 de enero.
Hasta ahora esta facci¨®n era casi desconocida para la mayor¨ªa de los brasile?os, acostumbrados solo a escuchar historias macabras y espeluznantes del PCC, radicado en S?o Paulo y del Comando Vermelho, en R¨ªo. Ahora ya no. Y va a seguir cobrando protagonismo. Como profetiza el rapero an¨®nimo: ¡°Tomad nota, la guerra no ha hecho m¨¢s que empezar; buscamos lo correcto, no aguantamos vilezas; ya lo vio el mundo entero, arrancamos las cabezas¡±.
La irrupci¨®n de la Familia del Norte, de hecho, asociada por ahora al Comando Vermelho, ha roto el precario equilibrio entre los dos principales grupos de crimen organizado radicados en Brasil y encendido todas las alarmas.
El ¨¢rea de influencia de la Fam¨ªlia do Norte se extiende por el Norte de Brasil, con epicentro en el Estado de Amazonas, controlando uno de los m¨¢s importantes corredores de tr¨¢fico de drogas de la zona, el que une la triple frontera de Brasil, Colombia y Per¨² con la capital del Estado, Manaos.
El Ministerio P¨²blico brasile?o asegura que los cabecillas del grupo han mantenido una "estrecha relaci¨®n" con las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia, las FARC. Adem¨¢s de negociar la compra de drogas, el grupo de Amazonas, que posee al menos 73 cuentas corrientes, la mayor¨ªa a nombre de testaferros, tambi¨¦n obtuvo de los guerrilleros armas de guerra como lanzagranadas y fusiles AK-47.
El grupo ha regentado hasta un equipo de f¨²tbol, el Manaus Compens?o, que aunque ahora ya ha sido apartado de la competici¨®n, lleg¨® a ser campe¨®n en 2009 de la segunda divisi¨®n de la liga de Amazonas. El l¨ªder de la banda, Jos¨¦ Roberto Fernandes Barbosa, muy aficionado al f¨²tbol, era uno de los principales directivos del club. "Me gasto mucho con el equipo, t¨ªo. Ya me he gastado 320.000 reales [algo m¨¢s de 100.000 d¨®lares]", se quejaba hace tiempo el mandam¨¢s en un mensaje de texto enviado por el m¨®vil desde la c¨¢rcel e interceptado por la Polic¨ªa Federal.
Asimismo, la Polic¨ªa sostiene que los delincuentes negociaban fichajes de jugadores y entrenadores y organizaban la estructura del Compens?o desde la c¨¢rcel. Los d¨ªas de partido, se enviaban salves ¡ªcomunicados de la banda criminal¡ª a los miembros de la Fam¨ªlia do Norte y sus familiares, para que fueran al campo a animar.
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