Los venezolanos salen a la calle. En la conciencia del soldado est¨¢ no disparar
Protestar contra Maduro resulta peligroso, pero ser¨ªa ingenuo pensar que dejar¨¢ el poder sin lucha ciudadana
La incertidumbre general sobre si Edmundo Gonz¨¢lez Urrutia, elegido democr¨¢ticamente presidente el 28 de julio, lograr¨¢ regresar a Venezuela y juramentarse en su cargo ha marcado los ¨²ltimos meses. Pese a los esfuerzos de su equipo por crear condiciones que lo permitan, lo que incluye una ardua diplomacia y una intensa gira de a?o nuevo que lo llev¨® desde Buenos Aires hasta Washington, para asegurar el respaldo de figuras pol¨ªticamente tan dis¨ªmiles como Javier Milei y Joe Biden, pocos creen que lo logre. En Caracas y Washington, ob...
La incertidumbre general sobre si Edmundo Gonz¨¢lez Urrutia, elegido democr¨¢ticamente presidente el 28 de julio, lograr¨¢ regresar a Venezuela y juramentarse en su cargo ha marcado los ¨²ltimos meses. Pese a los esfuerzos de su equipo por crear condiciones que lo permitan, lo que incluye una ardua diplomacia y una intensa gira de a?o nuevo que lo llev¨® desde Buenos Aires hasta Washington, para asegurar el respaldo de figuras pol¨ªticamente tan dis¨ªmiles como Javier Milei y Joe Biden, pocos creen que lo logre. En Caracas y Washington, observadores curtidos por a?os de experiencia creen que el despliegue de represi¨®n de Nicol¨¢s Maduro y sus lugartenientes lograr¨¢ su objetivo: paralizar a los venezolanos, frustrando el llamado de Mar¨ªa Corina Machado a volver a las calles a partir del 9 de enero. Seg¨²n esa l¨®gica, Maduro se juramentar¨¢ implantando un nuevo statu quo post-fraude y dando un paso decisivo hacia la normalizaci¨®n de la tiran¨ªa. Sin duda ser¨ªa un golpe tremendo a las aspiraciones de libertad y democracia expresadas por 67 % de los votantes venezolanos, sin contar con el sue?o de regresar al pa¨ªs de muchos de los ocho millones de migrantes.
Esa es una forma de verlo. Otra, m¨¢s optimista pero no menos realista, es que el 10 de enero es el hito hist¨®rico que desnuda para siempre al r¨¦gimen chavista, despoj¨¢ndolo del ropaje justiciero, la superioridad moral y las hermosas mentiras que prometi¨® en sus remotos inicios, hace ya un cuarto de siglo. Aqu¨ª vale recordar que Hugo Ch¨¢vez lleg¨® al poder a trav¨¦s de las urnas ofreciendo una revoluci¨®n pac¨ªfica y democr¨¢tica. Desde esa perspectiva, puede que el 10 de enero no concluya la tiran¨ªa de Maduro, pero ser¨¢, en efecto, el fin de la revoluci¨®n bolivariana. Se vea como se vea, no ser¨¢ un d¨ªa cualquiera.
Al hacer esta distinci¨®n, es indispensable aclarar que la revoluci¨®n chavista lleva al menos una d¨¦cada en declive y que su fin solo ha sido postergado por la fuerza con el costo tr¨¢gico de llevar a todo un pa¨ªs a la ruina.
El fraude electoral de Maduro fue el ¨²ltimo eslab¨®n de esa ca¨ªda. Aislado del escenario internacional, y sancionado por Estados Unidos, lo que le impedir¨¢ superar la crisis econ¨®mica cr¨®nica, su r¨¦gimen ha transformado al pa¨ªs en un estado fallido sostenido sobre las bayonetas de los militares y que opera mediante criminalidad imp¨²dica. Basta ver la oleada de secuestros y desapariciones forzadas de esta misma semana, que incluye a un familiar del presidente electo, un activista de la libertad de prensa y un excandidato presidencial.
Ante esta realidad abrumadora, la pregunta es c¨®mo deber¨ªa reaccionar la sociedad. Los pesimistas y los esc¨¦pticos recomiendan ser cautelosos. Esto es: reconocer la asimetr¨ªa entre el poder de fuego del r¨¦gimen y una poblaci¨®n sin m¨¢s armas que la indignaci¨®n y la voluntad de cambio. Ello implicar¨ªa mantener la denuncia del fraude electoral y replegarse sin provocar al Gobierno en las calles; resistir a la espera de un nuevo escenario m¨¢s favorable al cambio. Ciertamente, es posible que en alg¨²n momento las Fuerzas Armadas abandonen a Maduro. Pero ante el despliegue represivo del ministro del interior, Diosdado Cabello, y la reingenier¨ªa constitucional anunciada por el presidente de la Asamblea Nacional, Jorge Rodr¨ªguez, lo ¨²nico seguro en ese escenario es un control m¨¢s f¨¦rreo de la nomenklatura chavista sobre la sociedad.
Edmundo Gonz¨¢lez Urrutia y Mar¨ªa Corina Machado han optado por desafiar a Maduro galvanizando el descontento e interpelando a la comunidad internacional para que tome cartas de manera m¨¢s decidida en la situaci¨®n. A los ojos del mundo y de los venezolanos, Machado, Gonz¨¢lez y una mir¨ªada de dirigentes pol¨ªticos y comunitarios, han hecho todo lo que han podido, a pesar del alto riesgo para ellos y sus familiares. Sea cual sea el resultado, habr¨¢n intentado honrar su promesa de llegar hasta el final y pocos podr¨¢n reproch¨¢rselo.
Confrontados con esta realidad y arropados por una atm¨®sfera de terror, ?c¨®mo deber¨ªan responder los venezolanos? Por mucho tiempo se ha dicho que la salida del r¨¦gimen chavista solo se producir¨¢ por una fractura interna, es decir, cuando los hombres armados le den la espalda. Este evento puede darse de dos formas: un golpe de Estado contra Maduro o negarse a reprimir a los manifestantes para evitar un ba?o de sangre altamente costoso en vidas. No hay visos de que esa fractura se haya producido, pero est¨¢ en la conciencia de cada jefe de tropa y cada soldado no disparar contra sus compatriotas.
Es la hora m¨¢s oscura y peligrosa que los venezolanos han vivido desde la ca¨ªda de la atroz dictadura de Marcos P¨¦rez Jim¨¦nez hace m¨¢s de medio siglo. La historia venezolana est¨¢ marcada por episodios violentos y sangrientos, como elocuentemente lo capt¨® el ensayista Jes¨²s Sanoja Hern¨¢ndez en su saga Entre golpes y revoluciones. El llamamiento de Mar¨ªa Corina Machado a protestar pac¨ªficamente es una apuesta por desencadenar una crisis que ponga fin al r¨¦gimen. Ante la ausencia de instituciones p¨²blicas que los protejan y con una sociedad civil bajo acecho, tomar las calles conlleva un enorme peligro para todos los que participen en la protesta. Ser¨ªa ingenuo negarlo. Pero ser¨ªa igualmente candoroso creer que el r¨¦gimen chavista dejar¨¢ el poder sin lucha ciudadana. De modo que, as¨ª como los venezolanos apostaron por votar en condiciones adversas el 28 de julio y ganaron, ahora deber¨ªan apoyar el esfuerzo para que el ganador tome la presidencia.
En las pr¨®ximas horas se sabr¨¢ si la convocatoria tiene piernas cortas o largas. Si no hay una represi¨®n masiva y la movilizaci¨®n ciudadana se sostiene por un tiempo, es probable que provoque una negociaci¨®n para la salida de Maduro. De no alcanzarse ese objetivo, el Gobierno intentar¨¢ sacar a Machado del camino y la posibilidad de cambio quedar¨¢ hasta nuevo aviso ac¨¦fala, en un limbo.
Pero ese final a¨²n no se ha escrito. El destino de Venezuela es ahora mismo una moneda en el aire. Lo que se juega son dos futuros radicalmente opuestos: uno de terror totalitario, en el cual el poder seguir¨¢ secuestrado por una c¨²pula criminal y su ¨¦lite corrupta, y otro en el que al menos exista la libertad para emprender un debate plural que impulse la dificil¨ªsima tarea de reconstruir la democracia y levantar a una sociedad postrada. Ante ambas posibilidades, es la gente de pie y los peque?os grupos de la sociedad civil que a¨²n subsisten, los que har¨¢n la diferencia.