?Qui¨¦n democratiza a qui¨¦n? La sociedad organizada y la lucha silenciosa por el cambio en Venezuela
La falta de coordinaci¨®n sostenida en la estrategia de la oposici¨®n ha contribuido a apuntalar al chavismo en el poder
Venezuela enfrenta un momento decisivo. ?Seguir¨¢ Nicol¨¢s Maduro en el poder o avanzar¨¢ la oposici¨®n hacia una transici¨®n? M¨¢s all¨¢ de esta encrucijada fundamental, el futuro democr¨¢tico del pa¨ªs depende de un actor clave y frecuentemente ignorado: la sociedad organizada. Este sector diverso, profundamente conectado con las demandas ciudadanas, puede convertirse en un motor decisivo para una posible democratizaci¨®n.
Durante 25 a?os, la coalici¨®n autoritaria ha priorizado la concentraci¨®n de poder y los privilegios de sus ¨¦lites. El desmantelamiento del sistema p¨²blico ha dejado a la ciudadan¨ªa sin garant¨ªas o servicios b¨¢sicos. Este deterioro ha profundizado la desigualdad, precarizado la vida y exacerbado la desconfianza en el Estado.
En el pasado, la oposici¨®n min¨® su credibilidad con estrategias fallidas como boicots electorales, intentos de golpe, el ¡°gobierno interino¡± y sanciones sectoriales. Aunque desde 1999 ha logrado victorias y alianzas significativas, la falta de coordinaci¨®n sostenida en su estrategia ha contribuido a apuntalar al chavismo en el poder. Un punto de inflexi¨®n reciente fue el retorno al camino electoral de quienes se agrupan en la Plataforma Unitaria en 2024 as¨ª como de Mar¨ªa Corina Machado. Su participaci¨®n permiti¨® a la oposici¨®n reconectar con la sociedad y movilizarla en torno al anhelo de cambio, demostrando que jugar bajo las ¡°reglas del juego¡± en un contexto autoritario puede ser clave para avanzar pol¨ªticamente.
En la ¨²ltima d¨¦cada, sin embargo, la p¨¦rdida de legitimidad del gobierno y el declive de la representatividad opositora tradicional han reconfigurado el espacio p¨²blico, dando a las organizaciones sociales y humanitarias un protagonismo decisivo. En condiciones de adversidad extremas, estos actores han atendido problemas inmediatos, como la falta de alimentos y medicamentos, han articulado demandas colectivas, han conectado comunidades con redes de apoyo local e internacional y han posicionado los valores democr¨¢ticos y de reivindicaci¨®n de derechos como eje central de su acci¨®n.
Como sugiere el antrop¨®logo estadounidense James C. Scott en una de sus obras m¨¢s conocidas, Los dominados y el arte de la resistencia (Weapons of the Weak en el original en ingl¨¦s), en contextos donde el poder desp¨®tico es demasiado cruento para enfrentarlo directamente, las comunidades desarrollan estrategias sutiles de resistencia que, aunque no siempre visibles, se acumulan en el tiempo logrando ser profundamente efectivas.
Venezuela es un buen caso para repensar el arte de la resistencia y la acci¨®n colectiva, silenciosa en contextos de arbitrariedad. A trav¨¦s de la defensa de derechos humanos, la creaci¨®n de espacios para la deliberaci¨®n comunitaria y su compromiso constante con las necesidades ciudadanas m¨¢s inmediatas, las organizaciones locales se han consolidado como actores clave en el panorama sociopol¨ªtico, resistiendo y desafiando las limitaciones impuestas por el r¨¦gimen autoritario. Su labor, aunque discreta y a menudo invisibilizada, ha aportado algo m¨¢s profundo: ha configurado un tejido social basado en la confianza, la cooperaci¨®n y la acci¨®n colectiva sistem¨¢tica.
Ejemplos comunitarios y de la sociedad organizada muestran c¨®mo, incluso bajo represi¨®n, las organizaciones locales han logrado articular formas de resistencia y solidaridad que desaf¨ªan las narrativas del gobierno. Estas experiencias demuestran que la acci¨®n colectiva coordinada es esencial para restablecer el tejido social y mellar el poder autoritario. Tenemos como ejemplo, las redes de periodistas y de medios digitales de informaci¨®n que se han aliado y han ideado medios creativos para ejercer su labor period¨ªstica a trav¨¦s de personajes creados por la Inteligencia Artificial. Esta alianza ha permitido encarar de manera articulada y colectiva el poder opresor de la censura. Est¨¢n las madres de los adolescentes privados de libertad, que, actuando en trama con activistas y militantes de base, han logrado erigir su denuncia y reclamo por la libertad de sus hijos, avanzando asimismo la liberaci¨®n de los presos pol¨ªticos. Existe una comunidad de profesores universitarios e investigadores, articulados con pares en la di¨¢spora, comprometidos con no dejar morir la vida acad¨¦mica y las universidades venezolanas. El pa¨ªs cuenta con un vibrante, pero tambi¨¦n amenazado movimiento de derechos humanos, colectivos de artistas y de acci¨®n c¨ªvica que ha venido documentando los reclamos de verdad, justicia y reparaci¨®n para los familiares sobrevivientes de las v¨ªctimas de violaciones de derechos humanos.
Parad¨®jicamente, en un contexto autoritario que inhibe la participaci¨®n ciudadana, estas organizaciones han logrado construir una agencia que trasciende la respuesta a necesidades urgentes. Mediante la defensa de derechos humanos, la creaci¨®n de espacios para la deliberaci¨®n y su compromiso con las demandas de la poblaci¨®n, se han convertido en actores clave del panorama sociopol¨ªtico venezolano. Su legitimidad, forjada en acciones concretas junto a las comunidades, las posiciona como referentes centrales en el imaginario colectivo y en los debates sobre el futuro pol¨ªtico del pa¨ªs.
Este capital social y pol¨ªtico, sin embargo, enfrenta el riesgo de ser instrumentalizado por las ¨¦lites pol¨ªticas, ya sea desde el oficialismo o desde la oposici¨®n. Encara, adem¨¢s, el desaf¨ªo de evitar caer en la trampa de la confrontaci¨®n antag¨®nica que ha tendido el gobierno, hist¨®ricamente h¨¢bil en el ¡°divide y vencer¨¢s¡± que tanto da?o ha hecho a la oposici¨®n pol¨ªtica venezolana. Preservar la autonom¨ªa ser¨¢ crucial para garantizar su capacidad transformadora y democratizadora, protegiendo su conexi¨®n directa con las demandas de la ciudadan¨ªa. Protegerse de las trampas que atizan el antagonismo interno, resulta decisivo para resistir la bota militar y avanzar en las tramas que permiten mantener y recuperar los espacios c¨ªvicos que se han reducido.
Replantear el futuro pol¨ªtico bajo una democracia tutelada por partidos o un modelo personalista centralizado ignora el creciente anhelo de participaci¨®n activa de la sociedad. El desaf¨ªo de construir una sociedad democr¨¢tica y abierta tras a?os de autoritarismo no se limita a desplazar al oficialismo del Estado. Implica tambi¨¦n un replanteamiento de las pr¨¢cticas democr¨¢ticas liberales dentro de las propias ¨¦lites anti-chavistas. Exige igualmente en el seno de la heterogeneidad de la sociedad organizada profundizar las subjetividades democr¨¢ticas y no caer en la tentaci¨®n del antagonismo aupada desde el poder autoritario.
En este sentido, el pluralismo, el respeto a las minor¨ªas y la promoci¨®n de una sociedad abierta deben ser principios innegociables para cualquier proyecto pol¨ªtico que aspire a liderar una transici¨®n.
En tiempos de iliberalismo transnacional, sectores de la oposici¨®n venezolana han establecido v¨ªnculos con figuras y movimientos internacionales como Donald Trump, Nayib Bukele, Javier Milei, Jos¨¦ Antonio Kast y Keiko Fujimori, Vox, entre otros, cuyos liderazgos personalistas y propuestas autoritarias representan un riesgo para la democracia a nivel global. Esta proximidad pudiera alimentar la tentaci¨®n de recurrir al autoritarismo y sus pr¨¢cticas de ¡°mano dura¡± como sin¨®nimo de eficiencia, un mito peligroso que no solo contradice los principios democr¨¢ticos, sino que tambi¨¦n puede ser utilizado como justificaci¨®n para concentrar poder bajo la premisa de resolver problemas de manera m¨¢s expedita.
La apuesta por un enfoque personalista, promovido por sectores pol¨ªticos y conservadores, perpet¨²a una visi¨®n reduccionista que limita la capacidad transformadora de una sociedad organizada y plural. Estudios muestran que un mayor personalismo est¨¢ asociado con efectos negativos, como un aumento del populismo, un mayor riesgo de erosi¨®n democr¨¢tica y de las libertades civiles, una mayor polarizaci¨®n pol¨ªtica. An¨¢lisis avisados de los procesos sociales y pol¨ªticos en pleno desenvolvimiento en pa¨ªses bajo reg¨ªmenes de presidentes personalistas (El Salvador, Argentina) revela la desconfianza prevaleciente entre la poblaci¨®n, la amenaza contra los medios, la regresi¨®n de derechos sociales y el incremento de la pobreza. El enfoque personalista pondr¨ªa en riesgo la construcci¨®n de instituciones s¨®lidas y perpetuar¨ªa din¨¢micas autoritarias y de desprecio a la diferencia que ya est¨¢n enraizadas en el pa¨ªs.
Las democracias, aunque imperfectas, tienen la capacidad de enfrentar retos socio-econ¨®micos, como reducci¨®n de la pobreza, crecimiento econ¨®mico, respetando las reglas del juego, la alternabilidad, la independencia de poderes y los mecanismos de rendici¨®n de cuentas. Resistir la tentaci¨®n autoritaria implica aceptar que las sociedades democr¨¢ticas giran en torno a las diferencias, reconoci¨¦ndolas sin buscar aniquilarlas.
El camino hacia una sociedad plural y democr¨¢tica ser¨¢ largo y complejo en Venezuela, pero las bases para esa transformaci¨®n ya existen, gracias al trabajo constante de quienes han sostenido espacios de resistencia en medio de la adversidad. Reconocer la articulaci¨®n aut¨®noma y la acci¨®n colectiva desde la base y fortalecer estos esfuerzos son claves para evitar los errores del pasado y para avanzar hacia una democracia inclusiva.
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