Venezuela en la agenda de Trump
El Gobierno venezolano pretende hacer ver que la presencia en el pa¨ªs del comisionado trumpista Richard Grenell es la reedici¨®n de la operaci¨®n avalada por Biden de la que sac¨® provecho Maduro
?Maduro es un dictador! As¨ª de categ¨®rica es la caracterizaci¨®n que el presidente Donald Trump hace de Nicol¨¢s Maduro. Ya d¨ªas antes, en su estreno como Secretario de Estado, Marco Rubio hab¨ªa sostenido una reuni¨®n con Edmundo Gonz¨¢lez Urrutia y Mar¨ªa Corina Machado. El resultado de dicho encuentro fue dado a conocer por la oficina de Rubio, reconociendo que se hab¨ªa reunido con el presidente leg¨ªtimo de Venezuela y con la l¨ªder de la lucha de r...
?Maduro es un dictador! As¨ª de categ¨®rica es la caracterizaci¨®n que el presidente Donald Trump hace de Nicol¨¢s Maduro. Ya d¨ªas antes, en su estreno como Secretario de Estado, Marco Rubio hab¨ªa sostenido una reuni¨®n con Edmundo Gonz¨¢lez Urrutia y Mar¨ªa Corina Machado. El resultado de dicho encuentro fue dado a conocer por la oficina de Rubio, reconociendo que se hab¨ªa reunido con el presidente leg¨ªtimo de Venezuela y con la l¨ªder de la lucha de resistencia que mantenemos los ciudadanos venezolanos con el prop¨®sito irrenunciable de hacer valer el resultado electoral obtenido, contra viento y marea, el pasado 28 de julio.
Ante esa verdad inocultable, Maduro y sus operadores tratan de desvirtuarla. Pretenden hacer ver que la presencia en Venezuela del comisionado trumpista Richard Grenell es la reedici¨®n de aquella sorprendente operaci¨®n avalada por la Administraci¨®n de Joe Biden de la que sac¨® provecho el r¨¦gimen madurista. Aquella vez, el Gobierno venezolano logr¨® rescatar a sus parientes condenados por narcotr¨¢fico y a su testaferro Alex Saab, a cambio de liberar a unos ciudadanos estadounidenses que Maduro manten¨ªa como rehenes. Tambi¨¦n consiguieron un alivio de las sanciones petroleras, tras jurar que ¡°respetar¨ªan y cumplir¨ªan los acuerdos suscritos en el di¨¢logo de Barbados¡±. Ya sabemos lo que ocurri¨®. Maduro incumpli¨® su palabra y consuma en la actualidad un golpe de Estado a la soberan¨ªa popular que sufrag¨® a favor de Edmundo Gonz¨¢lez Urrutia.
En esta ocasi¨®n, la situaci¨®n es diametralmente distinta. Ya no vimos en escena al grit¨®n y desafiante Maduro, sino a un dictador que se esmer¨® en adornar con banderas de los Estados Unidos los espacios del Palacio de Miraflores, sin poder simular que ten¨ªa ¡°el rabo entre las piernas¡±, con esa sonrisita neurast¨¦nica en la cara de un hombre rastrero y sumiso. Coincide ese hecho con la gira por Am¨¦rica Latina del Secretario de Estado, Marco Rubio, lo que deja a la vista que nuestra regi¨®n est¨¢ en el portafolio del gobierno de su pa¨ªs.
Basamos este an¨¢lisis en acontecimientos verificables en la realidad. Uno de ellos est¨¢ en la promesa medular de Donald Trump de garantizar la seguridad de sus connacionales. Es un hecho absolutamente cierto que en Colombia ha crecido el n¨²mero de hect¨¢reas en las que se siembra la hoja de coca. Tambi¨¦n que desde el territorio venezolano siguen saliendo, con rumbo a Estados Unidos y hacia Europa, inmensos cargamentos de coca¨ªna. Fue por eso que en su primera administraci¨®n, Trump estableci¨® un cerco antinarc¨®ticoss. Ese tr¨¢fico desde Venezuela se ha incrementado considerablemente desde 2020. Tambi¨¦n fue en ese anterior mandato de Trump cuando se ofrecieron recompensas por la captura de Maduro y algunos de sus socios, al relacionarlos con las pr¨¢cticas propias del crimen organizado.
Las sangrientas confrontaciones en la franja del Catatumbo ¡ªterritorio entre Colombia y Venezuela¡ª obedecen a una disputa entre las facciones narcoguerrilleras del Ej¨¦rcito de Liberaci¨®n nacional (ELN) y las agrupaciones disidentes de las Fuerzas Armadas de Cooperaci¨®n de Colombia. Ambas pugnan por el control de ese diab¨®lico negocio, que genera no menos de 6.000 millones de d¨®lares, traficando entre 300 y 350 toneladas de coca¨ªna y manejando sembrad¨ªos que superan las 54.000 hect¨¢reas de hoja de coca. Ante esa tragedia, retumban las denuncias formuladas por el comandante de las FARC de Colombia, Alexander D¨ªaz Mendoza, m¨¢s conocido como ¡°alias Calarc¨¢ C¨®rdoba¡±, acusando a militares obedientes a Maduro que se prestan a atacar la infraestructura de las FARC para favorecer a las facciones del ELN.
No menos significativo es el hecho cierto de que en las oficinas de identificaci¨®n de Venezuela se documentan piezas del terrorismo internacional encubiertas por la administraci¨®n madurista. Esas pruebas fehacientes las mostr¨® p¨²blicamente la ministra de seguridad de Argentina, Patricia Bullrich. Eso es, aunado al creciente narcotr¨¢fico, sin lugar a dudas, una seria amenaza para la estabilidad y la seguridad del hemisferio occidental, que ha prometido resguardar Trump. Al mismo tiempo, en territorio venezolano se ha instalado un santuario para estos grupos terroristas como las FARC, ELN, Hezbol¨¢ y Ham¨¢s. No menos relevante es el entramado geopol¨ªtico que sostienen con Rusia, China e Ir¨¢n.
Otro drama humanitario lo representa el flujo migratorio. Desde que Nicol¨¢s Maduro, el pasado 29 de julio, protagoniz¨® el fraudulento acto de proclamaci¨®n para presentarse como presidente reelecto, las oleadas de seres humanos tratando de ponerse a buen resguardo siguen atravesando las trochas ubicadas entre la frontera colombo venezolana. Tambi¨¦n buscan establecerse en territorio de Brasil o desafian el infierno que representa la Selva de Dari¨¦n. Debe tenerse muy en cuenta que este drama humanitario se intensificar¨¢, tanto y en cuanto Maduro logre establecerse definitivamente como dictador en Venezuela. Si, por el contrario, Edmundo Gonz¨¢lez y Mar¨ªa Corina Machado asumen la transici¨®n en Venezuela, no ser¨¢ menester realizar deportaciones, ya que los venezolanos en la di¨¢spora comenzar¨¢n a retornar voluntariamente a nuestro pa¨ªs.
Desde Venezuela, Nicol¨¢s Maduro y Diosdado Cabello no han disimulado su empe?o en acoplar bandas peligros¨ªsimas con mucho poder de fuego, como Tren de Aragua y otras tantas articuladas por la dictadura venezolana, que operan en territorio de Ecuador, Colombia, Brasil, Argentina y con las organizaciones delincuenciales que controlan la llamada Triple Frontera desde Per¨². Tambi¨¦n con Maduro en el poder continuar¨¢ la explotaci¨®n de minerales como el oro y otras materias primas que son usufructuadas, sin reparar en el inmenso da?o ecol¨®gico que le ocasionan al territorio correspondiente al Arco Minero venezolano, que representa el 12,5 % del territorio nacional.
Venezuela cuenta con significativas reservas probadas de hidrocarburos. Bien se sabe que sin seguridad jur¨ªdica y sin una nueva ley de Hidrocarburos que retome el esquema de la Apertura Petrolera, ni Estados Unidos podr¨¢ recibir en la Costa del Golfo el crudo extrapesado que posee Venezuela, ni los pa¨ªses del Caribe recibir¨¢n beneficio solidario alguno. Los yacimientos gas¨ªferos, de los m¨¢s grandes del mundo (La Perla y Drag¨®n), y los pozos petroleros seguir¨¢n dormidos, ante un r¨¦gimen que no ofrecer¨¢ jam¨¢s atractivos ni incentivos para retomar esos programas de explotaci¨®n.
En conclusi¨®n, para garantizar la paz, la estabilidad y la seguridad de nuestro hemisferio, se hace indispensable desatar y resolver esos nudos antes citados. Eso implica liberar a Venezuela de esta tiran¨ªa. No hay de otra.