Radiograf¨ªa de la crisis de fondo de la democracia peruana
El autogolpe fallido de Pedro Castillo se produjo en un pa¨ªs que desconf¨ªa de su propio sistema, pero en el que ninguno de los actores que aspiran a beneficiarse de esa desconfianza es lo suficientemente fuerte como para imponerse
La ciudadan¨ªa peruana est¨¢ m¨¢s insatisfecha con su democracia y tendr¨ªa una mayor tolerancia a un golpe de fuerza sobre las instituciones que la media de la regi¨®n latinoamericana. Esta tendencia, que se ha acrecentado en los ¨²ltimos tiempos, constituye la corriente de fondo que se traduce en los seis presidentes que en seis a?os ha tenido el pa¨ªs, y es el iceberg bajo la superficie imprescindible para entender los picos de inestabilidad, como la huida hacia adelan...
La ciudadan¨ªa peruana est¨¢ m¨¢s insatisfecha con su democracia y tendr¨ªa una mayor tolerancia a un golpe de fuerza sobre las instituciones que la media de la regi¨®n latinoamericana. Esta tendencia, que se ha acrecentado en los ¨²ltimos tiempos, constituye la corriente de fondo que se traduce en los seis presidentes que en seis a?os ha tenido el pa¨ªs, y es el iceberg bajo la superficie imprescindible para entender los picos de inestabilidad, como la huida hacia adelante de Pedro Castillo tratando de disolver el legislativo que, pese a nacer condenada a fracasar y producirse a manos de un l¨ªder que llevaba a?o y medio dilapidando capital pol¨ªtico, no apareci¨® de la nada.
Un alto porcentaje de los peruanos (45%) estar¨ªa de acuerdo con que el poder ejecutivo gobernase sin el legislativo en situaci¨®n de emergencia o crisis, seg¨²n el Bar¨®metro de las Am¨¦ricas. En 2018 los niveles eran a¨²n m¨¢s elevados: casi 60%. Fue la c¨²spide de un proceso de deslegitimaci¨®n que ven¨ªa de m¨¢s atr¨¢s, seg¨²n ilustra la comparaci¨®n de Per¨² con su entorno. Era y es una posici¨®n bastante transversal, con ciertos ¨¦nfasis entre la izquierda y las personas de mayor nivel educativo.
En paralelo a esta tolerancia a un golpe ejecutivo va la insatisfacci¨®n creciente respecto al sistema democr¨¢tico espec¨ªfico en Per¨². Una din¨¢mica que no es ajena en el resto de la regi¨®n, pero que s¨ª es m¨¢s acentuada aqu¨ª.
Si seguimos buceando iceberg abajo, llegamos a la parte m¨¢s profunda de este divorcio: la falta de apego con la democracia en abstracto, como sistema de gobierno. No s¨®lo con el funcionamiento de este mecanismo en Per¨², que es lo que med¨ªa la pregunta anterior, sino con la idea de democracia como superior (o no). La mayor¨ªa de la ciudadan¨ªa mantiene una temperatura tibia: ni entusiasmo, ni rechazo frontal.
Adem¨¢s, la tasa de rechazo frontal ha crecido en Per¨² por encima de casi todos sus vecinos.
Lo m¨¢s interesante de esta variable es que aunque habitualmente correlaciona con el grado de libertad objetivamente medible en el pa¨ªs (no con la percepci¨®n, sino con la valoraci¨®n de un observador externo), ese no es el caso para Per¨². Junto a Colombia forman una dupla andina en la que el desapego democr¨¢tico est¨¢ muy por encima de lo que le corresponder¨ªa seg¨²n el grado de libertad institucional.
Es decir: Colombia y Per¨² rompen esta din¨¢mica: tienen ciudadan¨ªas m¨¢s descontentas de lo que cabr¨ªa esperar por su (intermedio e imperfecto, pero en ning¨²n caso inexistente) nivel democr¨¢tico. No es de extra?ar que ambas naciones hayan protagonizado algunos de los episodios m¨¢s contestatarios de la regi¨®n en los ¨²ltimos meses.
La paradoja peruana
Una vez calibrada la profundidad del descontento en Per¨², preguntarse por qu¨¦ las numerosas intentonas autoritarias se han diluido en unas instituciones que carecen de la legitimidad necesaria a la luz de estos datos para resistir por s¨ª mismas.
Aqu¨ª es especialmente iluminadora la perspectiva que hace poco aportaron los polit¨®logos peruanos Rodrigo Barrenechea y Daniel Encinas en forma de hip¨®tesis acad¨¦mica: ¡°un empate entre actores d¨¦biles que son incapaces de construir un autoritarismo duradero¡±, como lo defini¨® el medio independiente Puente. Sencillamente, ninguno de los participantes del complejo, cambiante, inestable panorama del pa¨ªs tiene fuerza suficiente como para aprovechar el descontento ciudadano y convertirlo en un movimiento autoritario exitoso.
Pero estos mismos actores har¨ªan bien en leer esta hip¨®tesis como una advertencia: puede que en alg¨²n momento surja alguien lo suficientemente h¨¢bil y bien posicionado para dejar al resto atr¨¢s. La ¨²nica forma que tienen de evitarlo es, parad¨®jicamente, dejando de competir f¨²tilmente por qui¨¦n lo logra y pasar a la l¨®gica contraria: fortalecer a las instituciones, mejorando su respuesta a las demandas ciudadanas.
Suscr¨ªbase aqu¨ª a la newsletter de EL PA?S sobre Colombia y reciba todas las claves informativas de la actualidad del pa¨ªs.