?C¨®mo construir una ruta para desescalar el conflicto en Venezuela?
Ahora m¨¢s que nunca se requiere de actores que ayuden a negociar, pero partiendo de una certeza: las cosas siempre pueden estar peor
El Tribunal Supremo de Justicia de Venezuela hizo lo que se esperaba: validar el fraude electoral al sentenciar a favor de Nicol¨¢s Maduro sin mostrar pruebas. Esta decisi¨®n agrava la crisis pol¨ªtica y social del pa¨ªs. Seg¨²n ese dictamen, el mandatario ha sido reelecto, aunque no hay indicios de que haya sacado la mayor¨ªa de los sufragios. Desde el 28 de julio se avanzaba por una v¨ªa pedregosa; ahora el terreno es pantanoso...
El Tribunal Supremo de Justicia de Venezuela hizo lo que se esperaba: validar el fraude electoral al sentenciar a favor de Nicol¨¢s Maduro sin mostrar pruebas. Esta decisi¨®n agrava la crisis pol¨ªtica y social del pa¨ªs. Seg¨²n ese dictamen, el mandatario ha sido reelecto, aunque no hay indicios de que haya sacado la mayor¨ªa de los sufragios. Desde el 28 de julio se avanzaba por una v¨ªa pedregosa; ahora el terreno es pantanoso. Ni el gobierno, que se caracteriza por huir hacia adelante, hab¨ªa estado en un campo tan inestable, como el actual; ni las fuerzas democr¨¢ticas tienen una respuesta contundente, m¨¢s all¨¢ de reiterar que la sentencia, en lugar de abrir un camino a la paz, solo agudizar¨¢ la crisis, como lo ha dicho el candidato Edmundo Gonz¨¢lez Urrutia en un video en el cual reacciona al anuncio del TSJ.
?C¨®mo superar esta situaci¨®n?
Tal vez lo primero es aceptar que en Venezuela se han violado las normas democr¨¢ticas. Algunos, ingenuamente, y otros maliciosamente, pretenden estirar los conceptos. Pero ni un pensamiento na¨ªf y tampoco un enfoque deliberadamente perverso y negacionista va a contribuir a esbozar alguna ruta que resuelva el problema de fondo.
El escritor nicarag¨¹ense Sergio Ram¨ªrez lo ha resumido magistralmente. Semanas atr¨¢s escrib¨ªa: ¡°Maduro recurre a sus magistrados judiciales para que certifiquen el triunfo de Maduro, regalado por los magistrados electorales de Maduro y defendido por el ej¨¦rcito de Maduro, mientras la polic¨ªa de Maduro reprime a los adversarios de Maduro. Una escena que se puede coronar con un epigrama de Ernesto Cardenal: ¡°Somoza develiza la estatua de Somoza en el estadio Somoza¡±.
La misi¨®n de Determinaci¨®n de Hechos de la ONU alertaba, horas antes del veredicto, que el ni el CNE ni el TSJ son independientes o imparciales. Aunque el Gobierno se ha ido por un camino que lleva la crisis venezolana a un momento in¨¦dito, para Tamara Taraciuk, en realidad Maduro le ha hecho un favor a la causa democr¨¢tica al hacer las cosas tan mal. Ha sido tan burdo el fraude y la represi¨®n que de alguna forma ayuda a que gobiernos de distintas ideolog¨ªas coincidan en la solicitud de reconocer la voluntad popular del pueblo venezolano¡±.
Sin embargo, dentro de la bastedad, no hay que llamarse a enga?os. El Gobierno de Maduro ve una oportunidad de oro para salirse con la suya. En su temeridad no le importa llevarse por delante a miles de venezolanos. De hecho, los ha encarcelado y acusado de terroristas. ¡°La arremetida en contra de la sociedad civil, los medios, y los ciudadanos que participaron en la elecci¨®n indica que este proceso ser¨¢ mucho m¨¢s agresivo que el que vimos en Nicaragua. El cierre del espacio c¨ªvico en Venezuela claramente define a la etapa autoritaria de Maduro¡±, afirma la polit¨®loga Mar¨ªa Puerta Riera.
Agrega que si bien se necesitar¨ªa un quiebre interno (no solamente entre el ala civil, sino tambi¨¦n en el sector militar), es tambi¨¦n necesario que la sociedad civil trabaje en forma organizada para resistir y presionar en contra de la autocratizaci¨®n. ¡°No obstante, al neutralizar la capacidad de organizaci¨®n, har¨¢ mucho m¨¢s dif¨ªcil luchar en contra del r¨¦gimen autoritario. El secuestro de familiares en la persecuci¨®n pol¨ªtica es la profundizaci¨®n del esquema autoritario de Maduro, lo que nos permite anticipar medidas mucho m¨¢s agresivas para impedir la organizaci¨®n, y por ende, la movilizaci¨®n pol¨ªtica¡±.
Mientras se procesa la situaci¨®n, hay varios hechos para tomar en cuenta.
Aunque el Gobierno de Maduro se sostiene sobre las bayonetas, ha pasado casi inadvertido que en los cuadros del oficialismo no todos parecen inclinados a pagar las consecuencias. Por eso, el mandatario ha asumido la vocer¨ªa de la coacci¨®n. No puede hacer un cambio de gabinete y solo recurre a sus ac¨®litos m¨¢s leales. Es, por tanto, fundamental que se desestimule el sendero de violencia, que se mantenga un sistema de la denuncia oportuna, que no se tolere que ning¨²n otro funcionario- m¨¢s all¨¢ de los sospechosos habituales- ingrese al c¨ªrculo de los ejecutores. La protecci¨®n de las v¨ªctimas, la b¨²squeda de justicia y el apoyo a las organizaciones venezolanas que velan por las garant¨ªas fundamentales, deben estar al frente de las prioridades.
Otro aspecto a tomar en cuenta es el marco temporal. El nuevo per¨ªodo constitucional inicia en enero. Esto da un tiempo de actuaci¨®n para que miembros de la comunidad internacional puedan alinearse en una estrategia de incentivos y presi¨®n. Ese lapso seguramente va a ser usado por el gobierno para hacer ca¨ªda y mesa limpia, porque es su comportamiento habitual.
En el plano interno hay una suerte de desconcierto entre las distintas corrientes que se identifican en el eje ideol¨®gico de izquierda. Sin embargo, todos coinciden en exigir el respeto a la voluntad popular. Es posible que se genere una coalici¨®n amplia de defensa de la democracia. Propiciar esos espacios ameritan acciones planificadas que conduzcan a que haya puentes entre los dem¨®cratas. En este sentido, mucho pueden hacer organizaciones de la comunidad internacional.
Parece prudente aceptar que las gestiones de Brasil y Colombia han fracasado. Las razones pueden ser varias. Pero, algunas de ellas tal vez se ubiquen en un plano no diplom¨¢tico.
Juan Carlos Apitz, decano de la facultad de Ciencias Jur¨ªdicas y Pol¨ªticas de la Universidad Central de Venezuela, sostiene que la sentencia del TSJ es nula y por tanto no es acatable. Desgrana uno a uno los argumentos jur¨ªdicos, pero, se afana en recordar la Constituci¨®n venezolana. En la carta magna est¨¢n plasmadas las garant¨ªas para dise?ar una hoja de ruta pac¨ªfica, pero lograr la restituci¨®n de la decisi¨®n de las mayor¨ªas.
?Significa todo lo anterior que no se deben abrir espacios para una negociaci¨®n? Al contrario. Ahora m¨¢s que nunca se requiere de actores que ayuden a desescalar el conflicto. Pero partiendo de una certeza: en Venezuela las cosas siempre pueden estar peor.
Volviendo a lo planteado por Taraciuk, vale la pena ver los pronunciamientos de los presidentes Gabriel Boric, de Chile y Luis La Calle Pou, de Uruguay. Ambos, de ideolog¨ªa distinta, han coincido en rechazar el dictamen del TSJ porque saben que lo que est¨¢ en juego, para la regi¨®n, es la estabilizaci¨®n de un gobierno autoritario que no garantiza ninguna gobernabilidad, m¨¢s all¨¢ de la que le proporciones el uso del terror.
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