?Debe el artista hablar de los problemas del mundo?
En el marco de un mundo con temas urgentes y conflictos de diversa ¨ªndole, ?cu¨¢l ser¨ªa la funci¨®n y din¨¢mica del creador art¨ªstico? Cr¨ªticos y artistas nos ayudan a tener una aproximaci¨®n cr¨ªtica y humana al respecto.
Adem¨¢s de los m¨²ltiples planteamientos y las ¨®pticas distintas que el arte propone para con el ser humano frente a su tiempo, espacio y devenir hist¨®rico, funge tambi¨¦n como un importante catalizador de reflexiones en torno a las sensaciones, ideas y din¨¢micas que detonan sus problem¨¢ticas m¨¢s inmediatas. Hist¨®ricamente, y a trav¨¦s de diversas t¨¦cnicas y/o discursos est¨¦ticos, el arte contempor¨¢neo ha ido m¨¢s all¨¢ de las lecturas medi¨¢ticas, superficiales o mercantiles que pudieran derivarse de sucesos adversos como las crisis de diversa ¨ªndole.
Trascendiendo el esp¨ªritu de la crueldad b¨¦lica de la ic¨®nica Guernica de Picasso, la crisis ¨ªntima de Edvard Munch enmarcada en los tiempos de muerte por la tuberculosis y la gripe espa?ola (1918) con El Grito, o incluso m¨¢s recientemente con la denuncia en torno a los Presos pol¨ªticos en la Espa?a contempor¨¢nea (2018) del madrile?o Santiago Serra, por mencionar s¨®lo tres ejemplos, la expresi¨®n art¨ªstica no se ha podido deslindar de sus discursos frontales y desesperados, en pos de alzar la voz o reflejar sobre aquellas desavenencias que nos ata?en como sociedad.
En este sentido, una de las m¨¢ximas recurrentes en el arte apunta a que el artista debe ser, ante todo, ese veh¨ªculo pertinente (o claramente impertinente, para los discursos hegem¨®nicos), que nos permita ver con otros ojos la guerra, las pandemias y epidemias, as¨ª como las complejidades humanitarias o el coraz¨®n m¨¢s abyecto del ser humano. Sin embargo, no todas las voces creativas derivan o empatan con esta responsabilidad hist¨®rica, social, pol¨ªtica, ¨¦tica y moral, cuestionando muchas veces el fin ¨²ltimo (el mercado o la ponderaci¨®n del artista a trav¨¦s del sufrimiento ajeno revestido de justificaciones est¨¦ticas o humanistas).
Otra visi¨®n confronta el dilema creativo ausente de discursos frontalmente ideol¨®gicos, aseverando que actualmente el arte contempor¨¢neo, especialmente el desatendido, l¨²dico o ausente de tem¨¢tica, no puede escapar a su esencia reflexiva del contexto en el que est¨¢ inserto. Igualmente, del otro lado de la obra, habr¨ªa que tener cuidado en las distintas lecturas y recepciones que una pieza pueda o no tener fuera de su contexto m¨¢s pr¨®ximo.
La fot¨®grafa mexicana Juliana Alvarado (1990), quien busca un distanciamiento representativo, documental y sensacionalista en el que se ha venido viciado su medio, apunta que actualmente la imagen local no ha dejado de estar en una l¨ªnea discursiva, sea ¨¦sta abstracta o no, con los conflictos coyunturales del pa¨ªs.
¡°Actualmente [en la fotograf¨ªa] veo muchas obras sobre territorios, identidades¡ violencia sobre todo. Tambi¨¦n hay mucho discurso de g¨¦nero, ligado no a lo abyecto sino desde la met¨¢fora del cuerpo. Eso se mueve mucho dentro del lenguaje fotogr¨¢fico, incluso con artistas del norte. De repente me han escrito fot¨®grafas de Ciudad Ju¨¢rez y veo que tenemos puntos en com¨²n, me sorprende; fotos muy parecidas desde contextos distintos. En mi caso, mis contextos fueron Michoac¨¢n y Morelos con conceptos similares desde el paisaje, la carretera, las fronteras imaginarias¡ Son cosas que nos interesa abordar. Y eso me parece interesante porque tambi¨¦n es una mirada anal¨ªtica de la realidad pero abstracta, subjetiva. Mi obra es sobre el espacio como una extensi¨®n de m¨ª, c¨®mo el espacio me representa, no como autorretrato sino m¨¢s como ¡®el espacio es el otro y el espacio soy yo¡¯. Una transmutaci¨®n¡±, explica Alvarado.
Oportunismo, desinter¨¦s y creaci¨®n
Para el artista multidisciplinario Israel Mart¨ªnez (1979), quien recientemente expuso una instalaci¨®n multiformato, en torno a una ficci¨®n que especula sobre una posible visita del escritor norteamericano Henry David Thoreau (autor de Walden y Desobediencia Civil) a P¨¢tzcuaro en 1845, semanas antes de dejar concordia para irse al lago de Walden Point, en donde escribir¨ªa sus dos piezas nodales, el discurso pol¨ªtico, cr¨ªtico y reflexivo sobre la realidad humana ligada a los diferentes sistemas que lo oprime, ha sido una constante que lo ha llevado tambi¨¦n a dialogar en distintos entornos y ¨¢mbitos art¨ªsticos fuera de su pa¨ªs, M¨¦xico.
Mart¨ªnez considera que actualmente hay un abandono reactivo, tal vez subconsciente, ante el hartazgo de la dureza y violencia por la que hist¨®ricamente ha atravesado el pa¨ªs, poniendo en su lugar el juego, lo sard¨®nico y lo susceptible de ser comercializable.
¡°Los galeristas proponen mucho infantilismo, c¨®mic y una veta muy sarc¨¢stica. Es una l¨ªnea que refleja, para m¨ª, una distancia del compromiso del arte en su reflexi¨®n social, resultante del hartazgo. Claro, no deja de ser pol¨ªtico pero no lo enuncia frontalmente y eso hace que el galerista pueda ofrecerlo como una obra que pueda ser coleccionable.
¡°(...) Lo que he notado desde que comenz¨® el conflicto Ucrania-Rusia, es que hay unas escenas art¨ªsticas politizadas de forma muy fuerte; en Alemania y Austria, por ejemplo, todo ha girado en torno a eso: exposiciones sobre guerra, refugiados¡ Recientemente (mayo 2022) particip¨¦ en un foro en Austria, Adressing Amnesia, Performing Trauma sobre pol¨ªticos de ah¨ª y c¨®mo eso ha influ¨ªdo en el arte, esto derivado de que en 2014 present¨¦ la pieza No ilussion sobre un monumento en la Plaza de M¨¦xico en Viena, que es un pronunciamiento sobre la invasi¨®n nazi en 1938. Lo que yo dec¨ªa en ese entonces era ¡®c¨®mo tenemos tantas condecoraciones por la paz cuando se mata a todo mundo y el narco hace lo que quiere en el pa¨ªs¡¯. Yo me sent¨ª extra?o en este foro, especialmente porque ac¨¢ [en M¨¦xico] el arte est¨¢ apuntando a otros puntos¡±, confiesa Mart¨ªnez.
Ante este contexto resulta pertinente la ¨®ptica de la curadora Paulina Ascencio Fuentes (1988), para quien la coyuntura hist¨®rica presente en ferias y bienales de arte recientes (ninguna de ellas exenta de cr¨ªticas por oportunismo o ¡°correcci¨®n pol¨ªtica¡± por algunas voces) resulta pertinente y necesaria. Ascencio Fuentes agrega que habr¨ªa que tener cautela con esas cr¨ªticas y ser observadores de d¨®nde provienen y c¨®mo se vierten.
¡°Para m¨ª, la pr¨¢ctica curatorial es un modo o una serie de herramientas para generar conocimiento nuevo, pero este no tiene que estar constre?ido necesariamente a un sistema del arte, sino a un ¨¢mbito m¨¢s amplio. Hay que ser cr¨ªticos tambi¨¦n en la forma en la que se est¨¢n dando estas cr¨ªticas, pero es importante que est¨¦ pasando. S¨ª es un parteaguas que tiene mucho trabajo detr¨¢s y por delante. Antes no se hablaba de esto ni se cuestionaban las directrices o las intenciones de estos grandes eventos [las ferias, las bienales]. Estamos reconociendo estas nuevas narrativas, las estamos incluyendo. M¨¢s que pensar en que se diversifica la gran narrativa te das cuenta que son muchas y est¨¢n sucediendo de forma simult¨¢neas, que pasaron y suceden al mismo tiempo, pero hay que contarlas y, claro, ser cr¨ªticos en c¨®mo se est¨¢n contando tambi¨¦n¡±, apunta la curadora.
Por su parte, para el artista Luis Felipe Ortega (1966), quien con frecuencia desprende la ¡°claridad¡± tem¨¢tica en su obra procurando su permeabilidad y discursos, independientemente de los mensajes expl¨ªcitos o no, pol¨ªticos o no, coyunturales o no, considera que una constante en el arte contempor¨¢neo que habr¨ªa que desaparecer es la del consumo, echando mano adem¨¢s de referentes certeros y que resulten vigentes para el contexto que vivimos.
¡°Hay quienes s¨®lo quieren una constante y eso ha definido al mundo contempor¨¢neo en t¨¦rminos de consumo en general. Se consume en una direcci¨®n, y esa es una idea que yo considero que hay que reventar. Me he recargado en un tipo de filosof¨ªa, de literatura y de arte que evidentemente no tira hacia el optimismo, sino todo lo contrario. Pienso que, entre m¨¢s tomemos estos referentes, digamos no chistosos o no humor¨ªsticos -por eso insisto en Beckett-, al final de esa posici¨®n se decanta una iron¨ªa, y la iron¨ªa siempre es pol¨ªtica. Llegas por el otro lado y no es como la risa congelada, al contrario, es el ¨²nico camino que va a posibilitar otra v¨ªa¡±.