La Justicia argentina procesa por estafa a un falso hijo de desaparecidos de la dictadura
Adri¨¢n Mart¨ªnez Moreira es acusado de encabezar una asociaci¨®n il¨ªcita que falsificaba pruebas en juicios por cr¨ªmenes de lesa humanidad y de inventar su identidad
La justicia argentina sospecha que Adri¨¢n Mart¨ªnez Moreira es un impostor serial. Se presenta como hijo de paraguayos secuestrados por un comando policial del dictador Alfredo Stroessner. Bajo esa identidad ha logrado enga?ar durante a?os tanto al Estado argentino como a v¨ªctimas reales del r¨¦gimen militar que gobern¨® el pa¨ªs entre 1976 y 1983. Este mi¨¦rcoles, Mart¨ªnez Moreira fue procesado como presunto jefe de una asociaci¨®n il¨ªcita destinada a falsificar pruebas en ju...
La justicia argentina sospecha que Adri¨¢n Mart¨ªnez Moreira es un impostor serial. Se presenta como hijo de paraguayos secuestrados por un comando policial del dictador Alfredo Stroessner. Bajo esa identidad ha logrado enga?ar durante a?os tanto al Estado argentino como a v¨ªctimas reales del r¨¦gimen militar que gobern¨® el pa¨ªs entre 1976 y 1983. Este mi¨¦rcoles, Mart¨ªnez Moreira fue procesado como presunto jefe de una asociaci¨®n il¨ªcita destinada a falsificar pruebas en juicios por cr¨ªmenes de lesa humanidad en busca de un beneficio econ¨®mico. Pesan sobre ¨¦l y sobre otras cuatro personas los cargos de falso testimonio, estafa y fraude a la administraci¨®n p¨²blica por 62 hechos. La Secretar¨ªa de Derechos Humanos de Argentina, querellante en la causa, asegura que los hechos son muchos m¨¢s y que de ser hallados culpables, les corresponde una pena de prisi¨®n efectiva.
¡°Su verdadero nombre es Mat¨ªas Ezequiel L¨®pez y naci¨® en 1993¡å, dice sobre el cabecilla de la banda el director nacional de Asuntos Jur¨ªdicos de la citada secretar¨ªa, Federico Efr¨®n. Seg¨²n su DNI, en cambio, se llama Adri¨¢n Mart¨ªnez Moreira y naci¨® en 1986. ¡°No puede ser que alguien invente hechos, que invente v¨ªctimas y que intente cobrar una reparaci¨®n econ¨®mica que no le corresponde. Vamos a intentar llevarlo a juicio¡±, afirma Efr¨®n.
El director de Asuntos Jur¨ªdicos revela que se trata de una investigaci¨®n muy dif¨ªcil por la naturaleza misma de la dictadura, que actu¨® en la clandestinidad para garantizarse la impunidad e impedir que se supiese qu¨¦ pas¨® con los secuestrados. ¡°En ese espacio gris ¨¦l meti¨® informaci¨®n falsa¡±, sostiene. Entre las evidencias aportadas hay constancias de juzgados federales falsificadas y declaraciones de v¨ªctimas reales adulteradas con nombres ficticios.
Una de estas declaraciones fue la que permiti¨® a los investigadores empezar a tirar del hilo. Mart¨ªnez Moreira testific¨® en la causa sobre el Plan C¨®ndor en 2013. Para sustentar su relato, invent¨® una declaraci¨®n de Adriana Calvo, sobreviviente de un centro clandestino de detenci¨®n cuyo desgarrador testimonio en el Juicio de las Juntas se populariz¨® en la pel¨ªcula Argentina, 1985. Moreira dijo que Calvo hab¨ªa dado el testimonio que ahora citaba ante la justicia alemana en 1999, pero era falso. La mentira no se supo hasta mucho despu¨¦s, porque Calvo en ese momento ya hab¨ªa fallecido.
¡°Empezaron a surgir dudas y cuestiones que no eran claras. En la Secretar¨ªa encontramos en distintos expedientes de leyes reparatorias un patr¨®n que era com¨²n: involucraba a un abogado que aparec¨ªa firmando todo y no s¨®lo expedientes sino amparos por mora¡±, se?ala Efr¨®n.
Todas las fuentes consultadas se muestran sorprendidas por la gran habilidad de Mart¨ªnez Moreira para enga?ar y ganarse la confianza de sus interlocutores. En 2014, consigui¨® que un juez civil le otorgase la identidad que reclamaba como suya en tanto que hijo de militantes paraguayos desaparecido sin necesidad de presentar una prueba de ADN. Seg¨²n el relato convalidado por la justicia en ese momento, sus padres fueron secuestrados en 1988 y ¨¦l, con dos a?os, fue apropiado por un militar argentino.
Una investigaci¨®n posterior llevada a cabo por la Unidad especializada para casos de apropiaci¨®n de ni?os contradijo esta versi¨®n. Los datos que hab¨ªa proporcionado eran falsos, los a?os no coincid¨ªan y hasta encontraron a su hermana biol¨®gica, pero Mart¨ªnez Moreira se opuso a hacerse una prueba gen¨¦tica que habr¨ªa enterrado de forma definitiva la farsa. A¨²n desenmascarado, su actitud se mantuvo igual.
Pistas falsas
¡°Lo m¨¢s preocupante es que se contactaba hasta hace poco con familiares diciendo que ten¨ªa informaci¨®n. Tiene una gran capacidad de penetraci¨®n y le hizo da?o a mucha gente¡±, dice una fuente judicial que pide mantener el anonimato. Ante la esperanza de obtener alguna pista que aportase informaci¨®n sobre sus seres queridos, los familiares de desaparecidos le abr¨ªan las puertas de sus casas y generaban lazos afectivos con ¨¦l.
Otras v¨ªctimas de la dictadura llegaron a ¨¦l cuando buscaban ayuda legal. Fue el caso de Mario Bellene, hijo de dos militantes que fueron secuestrados en abril de 1977 y trasladados al centro clandestino de detenci¨®n Mansi¨®n Ser¨¦: Mario Valerio S¨¢nchez y de Mar¨ªa Margarita Miguens. A su madre, embarazada de ¨¦l, la liberaron dos d¨ªas antes de que diese a luz; su padre contin¨²a desaparecido.
En 2010 Bellene present¨® su expediente ante la Justicia para cobrar la pensi¨®n reparatoria para hijos de desaparecidos. Ante la lentitud del tr¨¢mite, pasados unos a?os empez¨® a buscar abogados para ver c¨®mo se pod¨ªa acelerar. Su consulta en un grupo de Facebook fue respondida por Omar Garc¨ªa, otro de los procesados en la causa, que le dijo que lo contactar¨ªa el abogado Adri¨¢n Mart¨ªnez Moreira. ¡°Me llam¨® Adri¨¢n y dijo que me conoc¨ªa porque hab¨ªa sido querellante en la causa de mis viejos (padres) por la Secretar¨ªa de Derechos Humanos. Yo no lo registraba, pero me comentaba tantas cosas que s¨®lo est¨¢n en el expediente que no me quedaba ninguna duda de que lo que dec¨ªa era cierto, que me estaba hablando una persona de la Secretar¨ªa¡±, recuerda sobre ese contacto inicial.
Sin embargo, al investigar sobre ¨¦l descubri¨® que ten¨ªa denuncias y que se hab¨ªa hecho pasar por hijo de desaparecidos. Preocupado, puso sobre aviso a otros compa?eros y dio una nota en la que relataba lo ocurrido. ¡°A los tres o cuatro d¨ªas de la nota, Moreira me hizo una denuncia diciendo que yo me hac¨ªa pasar por hijo de desaparecidos y que presentaba documentaci¨®n falsa para cobrar la reparatoria. Me preocup¨¦ much¨ªsimo, hizo que hasta mi compa?era, con la que llevaba tres meses, dudase de m¨ª¡±, contin¨²a antes de confesar que lleg¨® a pensar en el suicidio. Este mi¨¦rcoles ha celebrado la noticia de su procesamiento. ¡°Sent¨ª una alegr¨ªa terrible. La causa contra m¨ª ya est¨¢ cerrada, pero esta gente sigue intentando estafar a compa?eros¡±, advierte.
¡°Parte de su forma de trabajar es que frente a la persona que lo denuncia ¨¦l hace una contradenuncia para denunciar a quien lo ataca¡±, confirma Efr¨®n, ¡°es su modus operandi para amedrentar¡±. El director de asuntos jur¨ªdicos de la Secretar¨ªa de Derechos Humanos pone como ejemplo la denuncia por acoso sexual que puso contra un abogado a quien le hab¨ªa falsificado la firma ¡°m¨¢s de 50 veces¡± o la que realiz¨® contra una v¨ªctima de lesa humanidad que tambi¨¦n le plant¨® cara.
Efr¨®n cuenta que es la primera vez que la Secretar¨ªa se enfrenta a un caso similar, pero asegura que no dudar¨¢n en actuar igual en caso de aparecer nuevos estafadores que por intentar conseguir beneficios que no les corresponden comprometan la legitimidad de una pol¨ªtica de Estado.
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