El polic¨ªa, el ni?o y la ¡®turra¡¯: tres personajes an¨®nimos para pensar Buenos Aires
El artista chileno Nicol¨¢s Miranda planta en diferentes puntos de la capital, de forma fugaz y sin aviso, esculturas hiperrealistas que proponen una lectura cr¨ªtica de la realidad local
Nicol¨¢s Miranda camina por el centro de Buenos Aires con una escultura al hombro. La obra pesa, m¨¢s o menos, como un ni?o de nueve a?os. Est¨¢ inspirada en un personaje del imaginario popular argentino, Juanito Laguna, un sujeto inventado a principios del siglo XX por el muralista Antonio Berni, que lo concibi¨® como ¡°un ni?o de extramuros de Buenos Air...
Nicol¨¢s Miranda camina por el centro de Buenos Aires con una escultura al hombro. La obra pesa, m¨¢s o menos, como un ni?o de nueve a?os. Est¨¢ inspirada en un personaje del imaginario popular argentino, Juanito Laguna, un sujeto inventado a principios del siglo XX por el muralista Antonio Berni, que lo concibi¨® como ¡°un ni?o de extramuros de Buenos Aires o de cualquier capital de Am¨¦rica Latina¡±: ¡°Un ni?o pobre, que no un pobre ni?o¡±. Miranda ¨Cartista chileno, 43 a?os¨C descubre la escultura y la sienta a los pies de un edificio robusto. Es min¨²scula junto a la puerta dorada de la sede de la Bolsa.
La escultura permanecer¨¢ all¨ª solo unos minutos. La intervenci¨®n fugaz que Miranda hace junto a un equipo de artistas, fot¨®grafos y amigos propone una lectura cr¨ªtica de la realidad local. ¡°Pensamos en ciertos t¨®picos an¨®nimos que est¨¢n en la vereda opuesta de las figuras que ya est¨¢n instaladas en Buenos Aires a partir de su particularidad¡±, cuenta a EL PA?S. ?l, dice, ha buscado ¡°tomar t¨®picos y generar contrapuntos¡± a partir de tres personajes ¨CJuanito Laguna, el Polic¨ªa y la Turra¨C que ubica en distintos puntos de la ciudad.
Miranda lleva cuatro a?os trabajando en el proyecto. El estallido social en 2019 en Chile, primero, y la pandemia de covid-19, despu¨¦s, demoraron el trabajo. En el medio, ejecut¨® una obra similar en Madrid que llev¨® al alcalde de la capital de Espa?a, Jos¨¦ Luis Mart¨ªnez-Almeida, a decir que era ¡°una imbecilidad¡±. El artista coloc¨® una escultura de Juan Carlos I, el rey em¨¦rito, apuntando con un rifle al oso de bronce de Puerta del Sol. Fueron 10 minutos de provocaci¨®n.
La diferencia, en este caso, es que los personajes no son personalidades conocidas. ¡°Son tentativas¡±, dice sobre las tres esculturas que cre¨®: ¡°Podr¨ªan ser otras; las locaciones tambi¨¦n¡±. De ah¨ª el t¨ªtulo del proyecto, Gente en su sitio, o tentativas de una noble igualdad. ¡°[Los personajes] son m¨¢s o menos universales, por lo menos en la regi¨®n. Pero este proyecto funciona solo ac¨¢ porque con lo que me acoplo o me camuflo es con espacios que ya existen. Me interesa leer los c¨®digos que hay en un lugar determinado, en este caso, Buenos Aires¡±.
Este mi¨¦rcoles, instal¨® la escultura del ni?o a las faldas de la Bolsa de Comercio. Hab¨ªa salido del conventillo donde se aloja siempre en Buenos Aires, en el sur de la capital; atravesado el distrito financiero; se hab¨ªa cruzado con vendedores de garrapi?ada, oficinistas, vendedores de flores, separadores de residuos urbanos; hab¨ªa pasado delante de la Casa Rosada, y seguido unas cuadras m¨¢s. La pieza, hecha de materiales livianos como el telgopor y pintada con ¨®leo, permaneci¨® all¨ª alrededor de 15 minutos antes de que la retiraran.
Un hombre, socio vitalicio de la Bolsa, vio enseguida el contraste entre el ni?o desahuciado y el edificio que se alzaba sobre su cabeza y empez¨® a tomar fotos de la obra: ¡°Vamos a estar todos as¨ª. Escuchame: el d¨®lar, si hoy no llega a 800 [pesos], va a estar raspando. Hay gente que est¨¢ cada vez mejor mientras la pobreza avanza a pasos acelerados. Se quieren aferrar a [Javier] Milei, que es un loquito suelto. Pero ac¨¢ no siempre prim¨® la cordura¡±, expres¨® d¨ªas despu¨¦s de que el candidato ultra fuera el m¨¢s votado en las elecciones primarias y que el peso se devaluara casi un 20%.
Miranda, sin embargo, no busca con esta acci¨®n la reacci¨®n de los espectadores. Y, en realidad, muy pocos transe¨²ntes se detuvieron a interactuar. ¡°No es un experimento sociol¨®gico, no me interesa experimentar con la gente. Si alguien se suma y se saca una foto, perfecto. Y si no tambi¨¦n. Me importa el relato que se genera y ese relato vive en los archivos¡±, cuenta a este peri¨®dico. Despu¨¦s de varias semanas instalando las obras en diferentes zonas de la ciudad por sorpresa, el 20 de octubre podr¨¢ verse el resultado y las esculturas en la Galer¨ªa Pabell¨®n 4.
El mismo ejercicio que hizo con Juanito Laguna lo repiti¨® con la escultura de una mujer joven de nuca rapada, aros en el rostro, tatuajes varios, barriga descubierta, leggins y zapatillas. A ella la ubic¨® este mi¨¦rcoles junto a Las chicas de Divito, la escultura de dos personajes femeninos con curvas imposibles creados hace m¨¢s de medio siglo. La llam¨® Turra, por su est¨¦tica relacionada a una identidad urbana particular.
Tambi¨¦n lo repiti¨® con el Polic¨ªa, una agente que lleva la pistola en una mano y el celular en la otra. A ¨¦l lo ubic¨®, primero, junto a un personaje creado por el historietista Manuel Garc¨ªa Ferr¨¦ y, despu¨¦s, delante de un antiguo centro clandestino de detenci¨®n de la dictadura. ¡°Cada una tiene una lectura distinta. Ambas pueden ser violentas; una desde el absurdo y otra desde el car¨¢cter m¨¢s pol¨ªtico¡±, cuenta. En los tres casos, busc¨® apelar al humor: ¡°Tiene que ver con cuestionar tu entorno, con ponerlo en duda, con ridiculizarlo¡±.
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