Los ¨¢ngulos muertos

Aquel a?o de 2016, alrededor de medio centenar de mujeres fueron asesinadas en Espa?a por sus maridos o parejas. Tuvo una especial repercusi¨®n el caso que nos ocupa. El asesino, que se quit¨® la vida despu¨¦s de matar a su esposa, era Alfons Quint¨¤, un periodista de larga trayectoria, delegado en Barcelona del diario EL PA?S desde 1976 hasta 1982, primer director de TV3 y probablemente el profesional mejor informado y m¨¢s influyente durante los a?os de la Transici¨®n y de la instalaci¨®n del autogobie...

Aquel a?o de 2016, alrededor de medio centenar de mujeres fueron asesinadas en Espa?a por sus maridos o parejas. Tuvo una especial repercusi¨®n el caso que nos ocupa. El asesino, que se quit¨® la vida despu¨¦s de matar a su esposa, era Alfons Quint¨¤, un periodista de larga trayectoria, delegado en Barcelona del diario EL PA?S desde 1976 hasta 1982, primer director de TV3 y probablemente el profesional mejor informado y m¨¢s influyente durante los a?os de la Transici¨®n y de la instalaci¨®n del autogobierno.

Si alguien ha meditado sobre el significado de los sucesos es el historiador franc¨¦s Ivan Jablonka, autor de La?titia o el fin de los hombres, una narraci¨®n sobre la violaci¨®n y asesinato de una joven de 18 a?os que conmovi¨® a la opini¨®n p¨²blica y suscit¨® un duro enfrentamiento sobre el tratamiento judicial de los delincuentes sexuales entre el presidente de la Rep¨²blica, Nicolas Sarkozy, y la judicatura. ¡°Para comprender un suceso como objeto hist¨®rico¡±, ha escrito Jablonka, ¡°hace falta mirar hacia la sociedad, la familia, el ni?o, la condici¨®n de las mujeres, la cultura de masas, las formas de la violencia, los medios de comunicaci¨®n, la justicia, la pol¨ªtica¡­¡±.

Eso es lo que ha hecho Jordi Amat, animado por la idea ¡°¨¦tica y pol¨ªtica¡± de escritores como Jablonka, que est¨¢n ¡°ensayando una nueva forma de moralizar la prosa de no-ficci¨®n¡±. Su exploraci¨®n pertenece a un g¨¦nero en el que se dan la mano la literatura narrativa, la indagaci¨®n hist¨®rica y el periodismo, al estilo de El adversario, de Emmanuel Carr¨¨re, o A sangre fr¨ªa, de Truman Capote. Su hip¨®tesis es ¡°que aquel hombre maligno, a causa precisamente de su final y de la reacci¨®n que luego se produjo, pod¨ªa revelar disfunciones de nuestro pa¨ªs, ya que algunos momentos de su vida parec¨ªan entrecruzados con los poderes y los intereses de la pol¨ªtica, la banca y el periodismo¡±.

El final puede dar sentido a una entera biograf¨ªa. Sucede con los santos, los m¨¢rtires y los criminales. Pero hace falta un historiador que sea capaz de narrar esta vida bajo el foco de su desaparici¨®n. Quint¨¤ fue un asediador sexual legendario que no habr¨ªa pasado inadvertido en tiempos del Me Too. Fue tambi¨¦n un periodista imbatible por sus fuentes, origen de sus noticias exclusivas: el libro se abre con la muerte de Josep Pla, el a?o 1981, narrada en El PA?S con la precisi¨®n de un testigo directo. Y fue, sobre todo, un periodista que entendi¨® el comercio del poder y supo traficar con la informaci¨®n para obtener m¨¢s poder, con frecuencia mediante la amenaza y el chantaje.

La explicaci¨®n de una vida busca continuidades y causalidades, pero tropieza con ¨¢ngulos muertos, esos espacios pr¨®ximos fuera de la visi¨®n en el retrovisor o, en lenguaje militar, del alcance de la artiller¨ªa propia. Quint¨¤ redact¨® la entrada correspondiente a ¡°¨¢ngulo muerto¡± para la Gran Enciclop¨¨dia Catalana, empresa financiada por Jordi Pujol de la que fue despedido tras un movimiento huelgu¨ªstico. Ser¨¢ casualidad, pero la reconstrucci¨®n de su vida da con los m¨¢s destacados ¨¢ngulos muertos de la historia reciente de Catalu?a.

El m¨¢s personal es la turbia relaci¨®n de Quint¨¤ con su progenitor, especie de secretario y a la vez ch¨®fer de Josep Pla. El padre, al que detestaba, le dio acceso al entorno m¨¢s ¨ªntimo del escritor, pronto convertido en su ¨ªdolo. Todo sale de esta herida primigenia, a la vez gloria y desgracia. Redonda, sin fisuras, la brillante interpretaci¨®n biogr¨¢fica de Amat ilumina otros dos ¨¢ngulos muertos del poder catal¨¢n, esenciales para entender la historia de nuestros ¨²ltimos 70 a?os.

El primero corresponde a la corte literaria de Llofriu, el Camelot de Pla, donde se re¨²ne y conspira la ¨¦lite econ¨®mica y cultural del pa¨ªs. El otro es la construcci¨®n de la Catalunya pujolista a partir del caso Banca Catalana, jugada maestra de Pujol en la que Quint¨¤ es uno de los protagonistas: primero, como el primer periodista que denuncia en EL PA?S las dificultades que atraviesa el banco y la incompatibilidad entre la presidencia de la Generalitat y la tarea de banquero; y luego, como el director de TV3 que contribuye a que la quiebra y la querella de la Fiscal¨ªa se giren contra el Gobierno socialista e incluso contra el propio diario en el que hab¨ªa trabajado.

El 30 de mayo de 1984 fue el momento estelar de esta sombr¨ªa biograf¨ªa. Converg¨¨ncia i Uni¨® hab¨ªa ganado las elecciones por segunda vez. La Fiscal¨ªa hab¨ªa presentado la querella por el caso Banca Catalana. Quint¨¤ controlaba directamente todas las informaciones de TV3 que afectaban al caso. Y Pujol pronunci¨® desde el balc¨®n de la Generalitat dos frases cuyo eco no se ha apagado: ¡°El Gobierno central ha hecho una jugada indigna. A partir de ahora, de ¨¦tica y de moral hablaremos nosotros, no ellos¡±. Fue un momento fundacional, sobre todo de la impunidad que permiti¨® todo lo que vino luego, en corrupci¨®n y en huida pol¨ªtica hacia adelante.

Hay otro ¨¢ngulo muerto que concierne al oficio de periodista. Ryszard Kapuscinski cre¨ªa que los c¨ªnicos no serv¨ªan para este oficio, pero la vida de Quint¨¤ demuestra lo contrario. Gracias a que es una mala persona, consigue ser imbatible en la pelea por las noticias. El retrato es tenebroso. Lo es todo el libro: empieza con un muerto y termina con dos. En el pa¨ªs donde siempre hay que quedar bien, todos quedamos mal, muy mal. Amat ha hecho un buen servicio a la verdad, y tambi¨¦n al pa¨ªs.