Una lectura imprescindible
'La?titia o el fin de los hombres¡¯ es obra fundamental de la no ficci¨®n criminal y es la desgarradora cr¨®nica del asesinato y descuartizamiento de una chica de 18 a?os
Hay libros que merecer¨ªan ser recomendados con fervor para que el lector atento no se los perdiera. Eso es lo que deber¨ªa ocurrirle a La?titia o el fin de los hombres, la desgarradora cr¨®nica del asesinato y posterior descuartizamiento de una chica de 18 a?os que tuvo lugar en Nantes en 2011, escrita por el historiador y soci¨®logo Ivan Jablonka.
La?titia se public¨® en octubre pasado en Espa?a, pero a mi juicio no se insisti¨® en el hecho de que se ha convertido ya con toda justicia en una de las obras fundamentales de la no ficci¨®n criminal. Se la compara con A sangre fr¨ªa, de Capote. Error: Capote se permiti¨® algunas fantas¨ªas que transforman su historia en una novela porque no cumplen con el sagrado compromiso de la veracidad. Tambi¨¦n se nombra insistentemente El adversario, de Emmanuel Carr¨¨re, pero las preocupaciones sociales de Jablonka convierten este trabajo exhaustivo sobre una v¨ªctima en algo m¨¢s que la narraci¨®n de unos hechos. Este profesor de Historia de la Universidad Par¨ªs XIII obedece a la fidelidad a los hechos de los historiadores y a la atenci¨®n al entorno vital de la Sociolog¨ªa; su prop¨®sito es guiarnos por los territorios poco transitados de los que han sido excluidos del bienestar desde el mismo momento de su llegada al mundo. No es por tanto una obra de ficci¨®n, por m¨¢s que aquellos que pretendan alabarla digan eso de ¡°se lee como una novela¡± (como si las novelas hubieran de ser por fuerza m¨¢s inspiradoras), y lo que nos atrae de sus p¨¢ginas es el puro brillo de la verdad y su consecuente denuncia pol¨ªtica. Nos cuenta y al mismo tiempo nos interroga, apela al sentido real de la justicia de los que nos tenemos por justos. Pero tiene algo que le diferencia del trabajo al uso del historiador: Jablonka no pretende ser objetivo, ni fr¨ªo, ni distante. ?l, profesor, cultivado, cosmopolita, parisiense, editor, padre de dos hijas que duermen felizmente cada noche, ama a la ni?a descuartizada. A lo largo del libro la abraza con sus palabras, la convierte en hero¨ªna y casi estoy por afirmar que esa reverencia por La?titia Perrais es la verdadera esencia de este elaborad¨ªsimo trabajo.
Tal vez fuera el tratamiento que algunos medios televisivos dieron al asesinato de Diana Quer lo que me hizo acercarme a este libro que no me hab¨ªa planteado leer. Si Patrick Modiano ha escrito: ¡°Desvelar ese misterio y esa fosforescencia que se hallan en el fondo de toda persona es cometido del poeta y del novelista, tambi¨¦n del pintor¡±, nuestro autor agrega el oficio del historiador-soci¨®logo. De esta manera, Jablonka, empecinado en que la historia de La?titia no quede en el olvido reconstruye su vida: dos gemelas, La?titia y Jessica Perrais, nacen en el seno de una familia pobre, de padre violento y madre enajenada. Son incapaces de hacerse cargo de ellas. Su futuro queda en manos de los servicios sociales. Viven durante un tiempo en un colegio y luego pasan a un hogar de acogida. Visitan a sus padres biol¨®gicos los fines de semana.
El autor se pregunta cu¨¢nto del destino est¨¢ escrito si es as¨ª la casilla de salida, y de qu¨¦ tama?o ha de ser el esfuerzo de una criatura para que pueda eludir un destino fatal. Han sido beb¨¦s muertas de miedo, ni?as aterrorizadas, adolescentes acostumbradas a que los hombres no traten bien a las mujeres. Pero sobreviven, y ordenan sus vidas en la familia de acogida siendo supervisadas por un padre en exceso controlador, que por un lado les da cobijo y por otro les resta libertad. Aprenden a ser camareras y limpiadoras, que es a lo m¨¢ximo a lo que pueden aspirar ni?as que parten desde abajo: a servir a quienes empiezan desde arriba. El autor describe con ternura las canciones que les gustan, la ropa, sus entradas en Facebook, los selfies, todo ese lenguaje que construye su universo juvenil. La?titia coquetea con colegas del hotel en el que ha empezado a trabajar, pero un d¨ªa fatal se cruza con un indeseable, un tipo violento, de infancia tambi¨¦n oscura, que sus treinta y pocos a?os ya ha estado 13 veces en la c¨¢rcel, y se deja llevar por ¨¦l. Cuando trata de dar marcha atr¨¢s ya es demasiado tarde. Este suceso provoc¨® una abrumadora atenci¨®n medi¨¢tica, tambi¨¦n una huelga de los trabajadores de la justicia cuando Sarkozy, aprovech¨¢ndose de la ni?a muerta, los se?al¨® como culpables y promovi¨® el endurecimiento de penas. Algo inaudito en Francia: la Rep¨²blica socavada desde dentro la Rep¨²blica. Sarkozy tomando el micr¨®fono para postularse como el padre que ha de librar a los franceses de los monstruos. Es el presidente quien resulta peor parado de esta historia. ?l y el padre de acogida, que tambi¨¦n se encendi¨® ante la prensa exigiendo cadena perpetua para los delincuentes sexuales. Poco tiempo habr¨ªa de pasar para que se supiera que este individuo que viv¨ªa del Estado encargado de dar cobijo a ni?as desamparadas se hab¨ªa cobrado un extra abusando sexualmente de ellas.
Hay demasiada mitolog¨ªa sobre los asesinos, pero el autor reclama un principio de justicia en el que nos hemos de ver aludidos: ¡°Que nuestra fascinaci¨®n y nuestra ternura vayan a los inocentes¡±. As¨ª sea.
Babelia
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