Robert Frank, vivir del cine y con el cine
Conocido por sus fotograf¨ªas, el artista estadounidense fue tambi¨¦n uno de los impulsores del New American Cinema. Una retrospectiva en Madrid redescubre ahora su rompedora obra cinematogr¨¢fica
En los anales del arte del siglo XX, Robert Frank (1924-2019) figura con justicia como un magn¨ªfico fot¨®grafo, autor de uno de los libros m¨¢s influyentes del ¨²ltimo medio siglo: The Americans. Publicado en 1958, sus im¨¢genes romp¨ªan con la est¨¦tica apol¨ªnea de la obra de Walker Evans o Cartier-Bresson y apostaban por la fugacidad, la imperfecci¨®n, el desequilibrio, el caos compositivo. Pero Frank no quiso ser fot¨®gra...
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En los anales del arte del siglo XX, Robert Frank (1924-2019) figura con justicia como un magn¨ªfico fot¨®grafo, autor de uno de los libros m¨¢s influyentes del ¨²ltimo medio siglo: The Americans. Publicado en 1958, sus im¨¢genes romp¨ªan con la est¨¦tica apol¨ªnea de la obra de Walker Evans o Cartier-Bresson y apostaban por la fugacidad, la imperfecci¨®n, el desequilibrio, el caos compositivo. Pero Frank no quiso ser fot¨®grafo, o quiso no ser ¨²nicamente fot¨®grafo, y su obra posterior, en la que tanto el negativo como las impresiones se someten a una serie de operaciones irreversibles, se entiende mucho mejor si a?adimos que, a partir de 1959, quiso vivir del cine y con el cine, produciendo una obra f¨ªlmica de una apasionada sinceridad.
El manifiesto fundacional del New American Cinema, firmado en 1961 y en el que participa Frank, se distingue de otros escritos coet¨¢neos de las nuevas olas por el ¨¦nfasis no solo en una nueva est¨¦tica, sino tambi¨¦n por nuevos cauces de difusi¨®n, distribuci¨®n y exhibici¨®n. Inspir¨¢ndose en el circuito del teatro independiente (el llamado Off-Broadway), el texto defend¨ªa un modelo en el que fuera posible ganarse la vida con el cine en tanto que arte. En aquel momento, Frank viv¨ªa de encargos comerciales y an¨®nimos y hab¨ªa codirigido con Alfred Leslie Pull My Daisy (1959), con idea y narraci¨®n de Jack Kerouac. Es una de esas escasas pel¨ªculas que exhiben la necesidad y el goce de reinventar el cine y Frank filma las ocurrencias de sus amigos Allen Ginsberg, Gregory Corso y compa?¨ªa con el disfrute reverencial con el que Ren¨¦ Clair filmaba a Picabia, Man Ray o Satie en Entreacto (1924). Sin embargo, las dos pel¨ªculas siguientes est¨¢n lastradas por la compulsi¨®n de mostrar profesionalidad.
A todos los efectos, se podr¨ªa defender perfectamente que Me and My Brother (1965-1968) es su primera pel¨ªcu?la. El proyecto nace del deseo de filmar Kaddish, el poema de Allen Ginsberg dedicado a su madre, a¨²n en la l¨ªnea de las adaptaciones literarias que hab¨ªa hecho Frank hasta entonces. Pero luego evolucion¨® hasta centrarse en el retrato de Julius Orlovsky, hermano de la entonces pareja de Ginsberg, el poeta Peter Orlovsky.
Al igual que Naomi, la madre de Ginsberg, Julius hab¨ªa sufrido un diagn¨®stico psiqui¨¢trico y hab¨ªa sido sometido a electroshocks que le hab¨ªan dejado temporalmente en un estado casi catat¨®nico. El desaf¨ªo de filmar a Julius, de acceder a su mundo, la pretensi¨®n a¨²n no superada de cumplir con los criterios de profesionalidad y un deseo desbordante de utilizar el medio cinematogr¨¢fico como exploraci¨®n personal confluyen y estallan en Me and My Brother. Julius se desdobla en persona y personaje; la pel¨ªcu?la se analiza, se critica ante nuestros ojos. Las im¨¢genes, ya de por s¨ª ca¨®ticas y fren¨¦ticas, se manipulan, se superponen, se distorsionan, el montaje las violenta. La pel¨ªcula es una espiral de capas, de sentidos, de contradicciones, una obra angustiada, perturbadora, insistente, imperfecta e imposible. Y es tambi¨¦n, o al menos debi¨® serlo para Robert Frank, una catarsis y una liberaci¨®n.
¡°Cuando hago cine, sigo mirando a mi alrededor, pero ya no soy el observador solitario que se va despu¨¦s de hacer clic, sino que intento capturar de nuevo lo que vi, escuch¨¦ y sent¨ª. No hay un instante decisivo, este tiene que crearse¡±, escrib¨ªa Frank en Lines of the Hand (1972). ¡°Busco-explico-cavo-observo-juzgo-borro-finjo-distorsiono-miento-juzgo-grabo-intento-intento-intento-sigo-digo la verdad-sigo-me arrastro-abro camino a la verdad-hasta que sale¡±. Me and My Brother abre la espita a una serie de pel¨ªculas hermosas, libres, sinceras y transparentes (Conversation in Vermont, About Me: A Musical, Life Dances On, Home Improvements, One Hour¡) que formar¨¢n el grueso de su obra cinematogr¨¢fica (con la excepci¨®n de alguna trasnochada incursi¨®n en la comercialidad independiente, como Candy Mountain). Adem¨¢s, le devuelve la fotograf¨ªa, que se hab¨ªa convertido, en todos los sentidos, en una cosa del pasado. En sus pel¨ªculas, Frank filma, manipula, usa y trae al presente sus fotos (y en ocasiones las destruye). A partir de ahora har¨¢ eso mismo con sus fotograf¨ªas ¡ª escribir sobre ellas, recortarlas, mezclarlas, filmarlas¡ª para ¡°capturarlas de nuevo¡±, para que tengan un presente propio, desligado de aquel remoto y fugaz ¡°instante decisivo¡±.
Y entonces ocurri¨® Cocksucker Blues (1972). Mick Jagger, en pleno coqueteo con el cine de autor, pide a Frank que filme la gira de los Rolling Stones por Estados Unidos. Aunque apreciaban la pel¨ªcula, o eso dec¨ªan, el grupo decide pr¨¢cticamente prohibirla (se permit¨ªan cuatro pases al a?o y siempre en presencia de Robert Frank). Se pueden intuir razones para ese rechazo: los Rolling Stones se muestran detestables y alien¨ªgenas ante la c¨¢mara que busca la verdad; la comparaci¨®n con los activistas filmados en Life-Raft Earth es, en ese sentido, odiosa. A ra¨ªz de esa desagradable experiencia y de otras circunstancias ¡ªalgunas terribles, como la muerte de su hija o la enfermedad de su hijo; otras ventajosas, como la revalorizaci¨®n de su obra fotogr¨¢fica, que le permiti¨® vivir sin problemas econ¨®micos el resto de su vida¡ª, Frank abandona la idea de vivir del cine para dedicarse plenamente a vivir con el cine (y, a partir de 1985, con el v¨ªdeo).
En Me and My Brother, Frank pide a Julius que diga algo ¡°a la c¨¢mara¡±. Con una literalidad reveladora, Julius habla ¡°a la c¨¢mara¡±. ¡°La c¨¢mara parece un reflejo de reproche o desagrado (¡) de inexplicabilidad¡ de revelar cualquier verdad real que pueda existir¡±, dice. En 2002, en el cortometraje Paper Route, Frank acompa?a al repartidor Robert MacMillan a distribuir el peri¨®dico por el pueblo de Nueva Escocia, donde ambos viven. Al final de la pel¨ªcula, Frank pregunta a su coprotagonista c¨®mo se siente al ser filmado. ¡°Bien¡±, le responde tranquilamente. Un poco antes, al completar la ruta, MacMillan ha anunciado: ¡°As¨ª hemos cerrado el c¨ªrculo¡±. Recordando los movimientos de c¨¢mara circulares que fueron marca de f¨¢brica de las pel¨ªculas de los a?os convulsos, recibimos como un b¨¢lsamo la respuesta de Frank. ¡°Hemos cerrado el c¨ªrculo. Eso es lo ¨²nico que hacemos todos, ?verdad?¡±.
Retrospectiva de Robert Frank. Documenta Madrid. Filmoteca Espa?ola. Del 10 al 23 de diciembre.