Autobiograf¨ªa con gatos

A Mao Tse-Tung, que era ¡°amarillo y rojo, como El Gran Timonel¡±, le precedi¨® Tutu, como el disco de Miles Davis que, a su vez, homenajeaba a Desmond Tutu, el arzobispo sudafricano que fue premio Nobel de la Paz en 1984; despu¨¦s de Mao vinieron Benito y Rodolfo, que originalmente iban a llamarse Ven y Vete para propiciar confusiones. El conocimiento de los m¨¢s importantes (y controvertidos) dirigentes pol¨ªticos del siglo XX parece no estar muy extendido entre ciertos colectivos espa?oles, por ejemplo el de los veterinarios: cuando le dijimos el n...

A Mao Tse-Tung, que era ¡°amarillo y rojo, como El Gran Timonel¡±, le precedi¨® Tutu, como el disco de Miles Davis que, a su vez, homenajeaba a Desmond Tutu, el arzobispo sudafricano que fue premio Nobel de la Paz en 1984; despu¨¦s de Mao vinieron Benito y Rodolfo, que originalmente iban a llamarse Ven y Vete para propiciar confusiones. El conocimiento de los m¨¢s importantes (y controvertidos) dirigentes pol¨ªticos del siglo XX parece no estar muy extendido entre ciertos colectivos espa?oles, por ejemplo el de los veterinarios: cuando le dijimos el nombre de nuestro gato, el veterinario que estaba completando su ficha respondi¨®: ¡°Ah, qu¨¦ gracioso: como la cerveza¡±. Desde entonces, la historia m¨¦dica de Mao estuvo asociada a la denominaci¨®n comercial de la cerveza madrile?a por antonomasia, pero en privado siempre supimos cu¨¢l era su verdadero nombre. (Por cierto, ¡°Mao¡± significa ¡°gato¡± en chino).

Uno podr¨ªa escribir su autobiograf¨ªa hablando solo de los gatos que tuvo, de los rasgos m¨¢s salientes de su personalidad y de c¨®mo fue su relaci¨®n con ellos. Y eso es precisamente lo que hace el escritor y jurista espa?ol Antonio Pau (Torrijos, 1953) en Gatuperios, comenzando por la gata de su abuela farmac¨¦utica, que acechaba a las visitas desde la oscuridad. A esa gata la siguieron el gato de su padre, que irrump¨ªa en su consulta y se echaba en el regazo de los pacientes m¨¢s prometedores (¡°generalmente eleg¨ªa a una mujer gruesa¡±, recuerda Pau); la gata en guerra permanente con el chihuahua de la familia, que, sin embargo, comparte pac¨ªficamente con ¨¦l ahora su ¡°¨²ltima morada¡± bajo un almendro silvestre; el que solo se deja tocar en ocasiones pero no parece poder renunciar a la presencia de su due?o.

Gatuperios no es solo una suma de peque?os retratos, sin embargo, sino tambi¨¦n un recorrido por algunos de los gatos m¨¢s memorables de las artes visuales: el de un singular¨ªsimo doble retrato de Hans von Kulmbach de 1508; el que, comprensiblemente, huye del ¨¢ngel en una Anunciaci¨®n de Lorenzo Lotto; los gatos que aparecen en las obras de Francisco de Goya; el ic¨®nico chat noir de Th¨¦ophile Steinlen; el negro de la Olympia de ?douard Manet; los de Balthasar Klossowski, Balthus; el de una obra de Franz Marc en la que, seg¨²n Pau, ¡°lo que [Marc] pint¨® no fue solo la forma del gato, sino tambi¨¦n toda la dulzura del gato¡±; los de Paul Klee, Jean Metzinger y Manuel Alcorlo. Gatuperios incluye dos dibujos del propio Alcorlo y una nota final del escritor ?lvaro Pombo, y es tambi¨¦n una propuesta de reforma del lenguaje: Pau propone revisar las definiciones de ¡°perrer¨ªa¡± y ¡°gatuperio¡± para que ya no hagan referencia a perjuicios, ¡°embrollos y enjuagues¡±, sino a ¡°acciones ingenuas de gatos y de perros, especialmente por diversi¨®n o juego, y com¨²nmente faltas de reflexi¨®n o sensatez¡±.

Pero hay una enorme sensatez en los gatos, como sabe quienquiera que tenga o haya tenido uno a su lado, en su desd¨¦n por las apariencias y por las dificultades de quienes, tontamente, nos creemos sus due?os pero somos sus agradecidos sirvientes. Y tambi¨¦n la hay en este libro, que es delicado y escurridizo como las figuras que lo inspiran y, como ellas, tiene una fuerza y una elegancia arrebatadoras.