La ¡®Olympia¡¯ de Manet se va de viaje por segunda vez en 150 a?os
El c¨¦lebre cuadro abandona Par¨ªs para ser expuesto en el Museo Pushkin de Mosc¨²
Olympia (1863) de Edouard Manet, uno de los desnudos m¨¢s famosos de la historia de la pintura, abandon¨® Par¨ªs por segunda vez en el ¨²ltimo siglo y medio para refugiarse en el Museo Pushkin de Mosc¨², donde su llegada se ha convertido en todo un acontecimiento.
"S¨®lo hab¨ªa abandonado el Museo de Orsay en una ocasi¨®n, en 2013, cuando viaj¨® a Venecia. Olympia es una de esas obras maestras que todo el mundo debe ver con sus propios ojos", dijo hoy a Efe Irina Ant¨®nova, presidenta del Pushkin.
Su presencia en la capital rusa no habr¨ªa sido posible sin la intervenci¨®n de Ant¨®nova, una aut¨¦ntica instituci¨®n en el mundo del arte, ya que a sus 94 a?os sigue presidiendo uno de los museos mas pujantes de Europa.
"No lo esperaba. Le dije al director que sab¨ªa que era imposible, pero nos lo cedi¨®. Es un gran admirador de nuestro trabajo", admite y recuerda que un caso similar ocurri¨® cuando logr¨® traer a la entonces Uni¨®n Sovi¨¦tica (era 1974) La Gioconda de Leonardo Da Vinci.
Esa fue la primera vez que el Pushkin opt¨® por un formato que se ha convertido en un gran ¨¦xito: construir una exposici¨®n en torno a una sola obra maestra, aunque escoltada por unas pocas piezas que contribuyan a explicar el contexto.
"Es una obra extraordinaria por su t¨¦cnica y belleza. Pero lo importante es que simboliza lo que yo llamo 'La muerte de los dioses'. Es decir, la pintura basada en la mitolog¨ªa y la religi¨®n, esas im¨¢genes ideales cl¨¢sicas", afirma Ant¨®nova. La experta, que trabaja en el Pushkin desde 1945, cree que la importancia del cuadro de Manet no tiene parang¨®n, ya que es el que "abre el Impresionismo y allana el camino para la aparici¨®n del arte moderno".
"Es un cuadro frontera. Acaba algo y empieza otra cosa totalmente nueva. Rembrandt y Goya comenzaron ese proceso, pero fueron los impresionistas los que introdujeron la iron¨ªa y la cr¨ªtica social de su tiempo", destaca. Seg¨²n la nonagenaria comisaria de la muestra, Manet no quiere una Venus cl¨¢sica, "sino una mujer de carne y hueso, de una profesi¨®n concreta (prostituta). La mujer sigue siendo una hero¨ªna. No es una diosa, pero tiene un lugar en el mundo". El genio franc¨¦s transmite con el desnudo una mensaje de "desaf¨ªo, de negaci¨®n, de destrucci¨®n del arte antiguo (...), pero la belleza permanece, ya que conserva el respeto por la modelo" (Victorine Meurent).
Ant¨®nova ve un v¨ªnculo inevitable entre Olympia y las majas de Goya, ya que "en ambos cuadros hay dignidad. La maja, sea vestida o desnuda, conserva la dignidad. En el caso del cuadro de Manet, ella es quien decide con quien quiere estar". "Ambas son conscientes de que son maravillosas. Tienen fuerza, amor, energ¨ªa y dignidad. Estoy segura de que Manet vio la maja antes de pintar Olympia'", asegura.
El cuadro caus¨® un gran revuelo en su ¨¦poca, hasta el punto de que la muchedumbre quiso romperlo y muchos hac¨ªan cola no para admirar el cuadro, sino para expresar su repulsa por su "indecencia".
Al respecto, la directora del Pushkin, Marina Loshak, cree que, como ha ocurrido en tantas ocasiones en la historia del arte, el p¨²blico no estaba preparado para esa "mirada revolucionaria", en la que la mujer desnuda no es una Venus de Rubens, sino una mujer con nombre y apellidos.
Los amigos de Manet -desde el novelista Zola al poeta Baudelaire- tuvieron que salir en su defensa e incluso acabaron haciendo una colecta para comprar el cuadro y evitar que fuera adquirido por un coleccionista estadounidense.
"Los sectores m¨¢s conservadores tienen un concepto claro de lo que es arte. Manet rompi¨® esa frontera. Mostr¨® una Venus libre, una mujer extraordinaria que no siente verg¨¹enza alguna. Los er¨®ticos adornos (perla, orqu¨ªdeas y brazalete), la sirvienta africana y el gato negro contribuyeron a¨²n m¨¢s al esc¨¢ndalo", reconoce. En su opini¨®n, Olympia tuvo una gran influencia en sus coet¨¢neos, como es el caso de Gauguin, Degas o Cezanne, a los que animar¨ªa a crear en el ¨²ltimo tercio del siglo XIX el movimiento art¨ªstico conocido como Impresionismo.
Por ello, Ant¨®nova decidi¨® acompa?ar al cuadro de Manet por Te Arii Vahine. La reina (1895) de Paul Gauguin, un desnudo de una mujer tahitiana que no puede dejar de recordar a Olympia. "El cuadro de Gauguin pod¨ªa haber sido perfectamente la estrella de la muestra", opin¨® Loshak.
Las otras dos piezas que el Pushkin expone son Mujer en el ba?o o Fornarina (1520) del renacentista Giulio Romano y el que es considerado el primer desnudo de la historia del arte, la escultura Afrodita de Cnidus de Prax¨ªteles (siglo IV antes de Cristo). Olympia permanecer¨¢ en el Pushkin hasta el 17 de julio, tras lo que ser¨¢ expuesta en el Hermitage.
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