Los siete discos de la semana en ¡®Babelia¡¯

Por Iker Seisdedos

El universo l¨ªrico de Madlib, productor californiano de hip-hop que, harto de su voz, decidi¨® dejar de rapear, giraba en torno al mismo ¨²nico tema que, aparentemente, su vida: los discos. Es una obsesi¨®n sostenida: cuando entr¨® en escena a finales del siglo pasado, aport¨® un nuevo sentido, enciclop¨¦dico y ecl¨¦ctico, al arte del sampleo. Es capaz de localizar y extraer material viejo para nuevas creaciones de casi cualquier umbr¨ªo lugar de la m¨²sica ...

Elogio de la incontinencia

Por Iker Seisdedos

El universo l¨ªrico de Madlib, productor californiano de hip-hop que, harto de su voz, decidi¨® dejar de rapear, giraba en torno al mismo ¨²nico tema que, aparentemente, su vida: los discos. Es una obsesi¨®n sostenida: cuando entr¨® en escena a finales del siglo pasado, aport¨® un nuevo sentido, enciclop¨¦dico y ecl¨¦ctico, al arte del sampleo. Es capaz de localizar y extraer material viejo para nuevas creaciones de casi cualquier umbr¨ªo lugar de la m¨²sica popular: jazz independiente, rock alem¨¢n, ritmos brasile?os, africanos, dub, funk¡­ Madlib da la impresi¨®n de tener una colecci¨®n tan inagotable como legendaria es su capacidad para generar loops; una m¨ªtica incontinencia que ¨¦l mismo se encarga de alimentar en sus escasas entrevistas.

Este disco nace del intento de ordenar una peque?a parte de ese ingente material. El m¨²sico electr¨®nico Four Tet venci¨® las reticencias que hacen de Madlib uno de los personajes m¨¢s hoscos e inescrutables del negocio para acceder a sus archivos y, durante dos a?os, ordenar, arreglar y presentar la m¨²sica de aqu¨¦l en una secuencia que evoca, en su morosidad y cadencia, la sesi¨®n de un DJ. El resultado recuerda a una versi¨®n m¨¢s pulida de los discos en solitario firmados por el rapero y agrupados en los proyectos Beat Konducta (2005-2010) y Madlib Medicine Show (2010-2012), en los que beats con apariencia de descartes se alternaban con sus jugueteos de esforzado instrumentista con el lenguaje del free jazz. Lee aqu¨ª la cr¨ªtica entera.

Al otro lado del ¡®hype¡¯

Por Fernando Navarro

Ser ya considerada con la salida de tu primer disco como la portavoz de la generaci¨®n Z en el Reino Unido debe de ser una losa parecida a la de aquellos que sufrieron la etiqueta del ¡°nuevo Dylan¡±. Da?a m¨¢s que impulsa. Si encima te recomienda Michelle Obama y la BBC te concede el premio anual a la mejor promesa, que antes recay¨® en figuras como FKA Twigs y Dua Lipa, la expectaci¨®n se agranda tanto que casi es imposible colmarla. Todo esto le ha pasado a Arlo Parks en el ¨²ltimo a?o y ahora toca el momento de la verdad con la publicaci¨®n de su primer disco, Collapsed in Sunbeams.

Con tan solo 20 a?os, esta poeta y cantautora despliega un encanto tan honesto y sugerente en canciones tan bien construidas desde su esp¨ªritu soul que ser¨ªa un error verla desde la ¨²nica perspectiva del hype. Fuera de etiquetas y losas, el ¨¢lbum fluye como caudal narcotizante, destacando por su conseguida ligereza, una mezcla embriagadora de suave rhythm and blues y trip-hop, como si Amy Winehouse se endulzase a la hora de lamerse las heridas. Menos visceral, m¨¢s et¨¦rea. Con ese bajo hipn¨®tico e introduciendo un pasaje de spoken word, ¡®Hurt¡¯ expone desde los primeros compases los sinsabores de una adolescente sin rumbo, que, gracias a una voz gr¨¢cil, va confesando intimidades sobre el amor, la bisexualidad, la amistad y la salud mental. Atm¨®sferas c¨¢lidas con bater¨ªas secas, como si el coraz¨®n nunca dejase de latir, y teclados y coros t¨ªmidos, como si nada estuviese nunca del todo claro, para dar con momentos definitivos de talento como en ¡®Too Good, Black Dog¡¯ y ¡®Just Go¡¯. Sin embargo, no siempre consigue alcanzar la perfecci¨®n cer¨¢mica y as¨ª hay canciones menores como ¡®Bluish¡¯. El ¨¢lbum fluye sin sobresaltos, pecando de cierta monoton¨ªa en el conjunto, pero nada que termine por estropear el aroma de calidad de una artista con una carta de presentaci¨®n m¨¢s que notable. El mejor consejo es escuchar a Arlo Parks sin pensar en todo lo que se dice de ella. Es la forma m¨¢s r¨¢pida y certera de apreciar todo lo que vale.

Peque?ez heroica

Por Xavi Sancho

Hay algo heroico en Kiwi Jr., la banda canadiense liderada por Jeremy Gaudet. Su ambici¨®n es tan peque?a que solo puede ser correcta, y su visi¨®n del mundo es tan amplia que siempre resulta interesante, ya sea al hablar de drones, de compa?eros del colegio o de cultura de la cancelaci¨®n. Su segundo disco, Cooler Returns, es una fant¨¢stica oda a la realidad y un recuerdo de que ser peque?o no es la consecuencia de no saber c¨®mo ser grande. A medio camino entre Jonathan Richman, Pavement o Hefner y propuestas m¨¢s recientes como Parquet Courts o Harlem, el combo despacha un largo que reconforta a quienes decidieron habitar la periferia, que no es lo mismo que habitar en el pasado. No es nostalgia musical, es extrarradio metaf¨ªsico.

Electr¨®nica agridulce

Por I?igo L¨®pez Palacios

Bicep, los autores de Glue y Opal, himnos de baile de 2017, publicaban su segundo disco con la presi¨®n de estar a la altura de los tiempos. La m¨²sica del d¨²o de Belfast, que naci¨® en salas abarrotadas y luego fue creciendo en festivales, parece guiada al esfumarse todo eso por la deslumbrante remezcla que Four Tet hizo de su Opal. Porque Isles, un disco para o¨ªr con cascos a?orando aquellas noches, est¨¢ lleno de melod¨ªas con regusto pop que parten de las ense?anzas del citado m¨²sico brit¨¢nico: texturas trasparentes sin ser ligeras, profundas sin ser densas y euforizantes sin caer en lo vulgar. Electr¨®nica que captura ese estado de ¨¢nimo tan irland¨¦s que consiste en estar contento y triste al mismo tiempo.

El aire del Atl¨¢ntico

Por Yahv¨¦ M. de la Cavada

Qu¨¦ dif¨ªcil es sacarse el Atl¨¢ntico de dentro. La percusionista Luc¨ªa Mart¨ªnez, una de las grandes improvisadoras espa?olas, versada en jazz, folk y cl¨¢sica, vive en Berl¨ªn desde hace m¨¢s de una d¨¦cada, pero su m¨²sica no ha sido colonizada por la influencia germ¨¢nica, aunque s¨ª se deja acompa?ar de algunos excitantes m¨²sicos de la escena berlinesa, como Benjamin Weidekamp, Ronny Graupe o DJ Illvibe. Mart¨ªnez, asociada a diferentes ¨¢mbitos del free jazz, ofrece con su nuevo combo m¨²sica que parte del jazz contempor¨¢neo y se resiste a ser catalogada. Su excelente disco es un original compendio de influencias y paisajes musicales: creativo, mel¨®dico y con ese delicioso aire atl¨¢ntico siempre presente.

¡®Melodismo¡¯ irresistible

Por Luis Gago

All¨ª donde est¨¦ Thomas Dunford sucede siempre algo musicalmente interesante. Presencia habitual en el continuo de los mejores grupos europeos de m¨²sica antigua, sus d¨²os con el clavecinista Jean Rondeau o la soprano L¨¦a Desandre son ya cl¨¢sicos del siglo XXI. Ahora ha encontrado un nuevo compa?ero de aventuras en el violinista Th¨¦otime Langlois de Swarte y su estreno discogr¨¢fico lo protagonizan obras de los dos Purcell (Henry y Daniel), los dos Nicola Matteis (padre e hijo) y los dos Eccles (Henry y John, cuyo The Mad Lover, representado por dos melanc¨®licos grounds, da t¨ªtulo al disco). Ochenta generosos minutos llenos de sorpresas incesantes, fantas¨ªa a raudales, melodismo irresistible y un derroche de musicalidad de estos dos j¨®venes portentos.