Un catalanismo leal a Espa?a

¡°La vida p¨²blica en Catalu?a se ha tornado un verdadero volc¨¢n que llena de oscuras cenizas la vida privada de muchos catalanes¡±. Esta es una de las preocupantes descripciones que hace de la situaci¨®n pol¨ªtica y social en el antiguo principado Roberto Fern¨¢ndez, historiador de prestigio, rector que fue de la Universidad de Lleida y expresidente de la Conferencia de Rectores de las Universidades Espa?olas. Su Combate por la concordia es un esfuerzo voluntarioso por impulsar un di¨¢logo que pr...

¡°La vida p¨²blica en Catalu?a se ha tornado un verdadero volc¨¢n que llena de oscuras cenizas la vida privada de muchos catalanes¡±. Esta es una de las preocupantes descripciones que hace de la situaci¨®n pol¨ªtica y social en el antiguo principado Roberto Fern¨¢ndez, historiador de prestigio, rector que fue de la Universidad de Lleida y expresidente de la Conferencia de Rectores de las Universidades Espa?olas. Su Combate por la concordia es un esfuerzo voluntarioso por impulsar un di¨¢logo que promueva el futuro en com¨²n de Catalu?a y Espa?a o, por mejor decir, de Catalu?a en Espa?a. Fern¨¢ndez es experto en el siglo XVIII. Autor de una excelente biograf¨ªa de Carlos III, recibi¨® en 2015 el Premio Nacional de Historia por su libro Catalu?a y el absolutismo borb¨®nico. La obra era un alegato cient¨ªfico a favor de las contribuciones de la dinast¨ªa francesa a la modernizaci¨®n de Espa?a y de la propia Catalu?a. Contradec¨ªa en cierta forma la mala prensa que Felipe V y sus herederos suelen tener entre los sectores soberanistas. Ya antes, en su tesis doctoral escrita bajo la direcci¨®n de Josep Fontana, hab¨ªa abordado el estudio del comportamiento de la burgues¨ªa catalana de la ¨¦poca, cuya descendencia mucho tiene que ver con las actuales tensiones. De modo que nadie le puede negar a Fern¨¢ndez un conocimiento profundo del origen y devenir del soberanismo catal¨¢n.

Este nuevo libro ofrece la novedad de que junto a su rigor cient¨ªfico, que le lleva a extremar el cuidado en la descripci¨®n hist¨®rica de los hechos, conviven las convicciones ¨ªntimas del autor, hijo de inmigrantes y conocedor en carne propia de la ruptura social provocada por los soberanistas radicales. El relato tiende a desmontar las falacias secesionistas que justifican su empe?o en esl¨®ganes tan manidos como el ¡°Espa?a nos roba¡±. Ahora los acusados de robar a los catalanes, y a los espa?oles todos, son Pujol y familia, cuya cleptoman¨ªa parece casi gen¨¦tica. Sin ahondar en ese tipo de heridas, Fern¨¢ndez hace un an¨¢lisis riguroso y documentado del pujolismo pol¨ªtico y su viaje desde un catalanismo leal a la Constituci¨®n, aunque repleto de ambig¨¹edades, hasta la subversi¨®n independentista. El primero se ha nutrido hist¨®ricamente de un deseo de reconocimiento del liderazgo de aquella comunidad por parte del resto de Espa?a, y singularmente por la capital del reino. Los anhelos de independencia, el antiguo sue?o que la Rep¨²blica espa?ola abort¨® por dos veces, se multiplicaron en este siglo a ra¨ªz del dictamen del Tribunal Constitucional sobre el Estatut promovido por Zapatero y Maragall; pero tambi¨¦n y, sobre todo, tras los severos recortes sociales impuestos por el Gobierno de Artur Mas con ocasi¨®n de la crisis financiera internacional. La desigualdad, como en tantas otras ocasiones, es el mejor abono para ser utilizado por quienes cultivan el populismo. La referencia a la Rep¨²blica no es por lo dem¨¢s gratuita, pues el autor afirma que el Gobierno de Rajoy se encontr¨® ¡°en una situaci¨®n parecida al Gobierno de Aza?a ante una pol¨ªtica nacionalista de hechos consumados y deslealtad¡±.

Hombre moderado en su expresi¨®n, socialdem¨®crata y librepensador de los que no quedan, Fern¨¢ndez procura situarse en una posici¨®n lo m¨¢s ecl¨¦ctica posible, aun sin ocultar su alineamiento con lo que llama el catalanismo hisp¨¢nico, del que se declara militante. Reconoce el derecho de los independentistas a tener y expresar sus convicciones y proyectos, pero insiste en la necesidad de seguir los cauces legales y constitucionales a la hora de tratar de implementarlos. Y describe acertadamente las caracter¨ªsticas del actual proc¨¦s, un verdadero proceso en marcha alimentado por los dos Gobiernos tripartitos y cuyo objetivo permanente es construir la naci¨®n catalana no desde la apelaci¨®n popular, sino desde el poder y el dinero que otorga la ocupaci¨®n de la Generalitat. As¨ª se explica la paradoja de que el primer representante del Estado en la comunidad aut¨®noma haya sido en realidad el primer enemigo de ese mismo Estado.

Sus cr¨ªticas al nacionalismo, tanto el catal¨¢n como el espa?ol o cualquier otro, son feroces. ¡°Los nacionalismos¡±, dice, ¡°tienen una gen¨¦tica ideol¨®gica y axiol¨®gica que los hace intr¨ªnsecamente peligrosos, tanto los que tienen Estado como los que no¡±. No se amilana a la hora de denunciar a los culpables de la fractura social que vive Catalu?a, orquestada y alimentada desde la Generalitat. Nadie se libra de su dedo acusador: los curas, los maestros, los periodistas, los l¨ªderes sindicales han contribuido a un relato mentiroso e interesado sobre la realidad de Catalu?a en Espa?a y, lo que es peor, a la construcci¨®n de una verdad oficial que empa?a el pensamiento cr¨ªtico y promueve el pesebre intelectual. Sus juicios sobre los medios de comunicaci¨®n catalanes son extremadamente duros, seguramente con raz¨®n, especialmente en lo que se refiere a la radio televisi¨®n p¨²blica.

Su honestidad intelectual y su patriotismo biling¨¹e le llevan a proponer al final del volumen algunas soluciones tan sugerentes como dif¨ªciles de practicar. Se declara partidario convencido del di¨¢logo, pero este no puede ser solo bilateral sino que tiene que incorporar a todos los agentes relevantes del arco pol¨ªtico. De la negociaci¨®n deber¨ªa emanar una reforma del Estatut y, ?por qu¨¦ no?, otra de la Constituci¨®n que defina el car¨¢cter federal de nuestra democracia. Eso ayudar¨ªa a recuperar la estabilidad en un pa¨ªs v¨ªctima de la polarizaci¨®n. Primero se trata de restaurar la convivencia entre los catalanes, los secesionistas y los que no. Y luego entre Catalu?a y el poder central, junto con el resto de los poderes auton¨®micos. No se le ocultan las dificultades del proyecto, pero tampoco le preocupan las acusaciones que se le hagan de ingenuidad o buenismo.

Este es, en definitiva, un libro imprescindible para comprender el actual e impostado relato sobre el que se ha llamado el conflicto catal¨¢n. Sobre todo en v¨ªsperas de unas elecciones en cuya campa?a deber¨ªan resonar m¨¢s las voces de la concordia y menos las de la confrontaci¨®n.