Los peligros de noviembre
Juan Carlos Martel Bayod empapa de angustia ¡®El mal de la juventud¡¯, de Bruckner, en una versi¨®n que entrecruza el pasado con el presente
Media luz tirando a bombillas tristes, como de relato de Aldecoa. Sin embargo, hay en el espacio donde se entrecruzan los protagonistas un cierto peligro de ca¨ªda y un improbable cruce de lujo y elegancia. La obra, con el t¨ªtulo de La malaltia, es una versi¨®n (¡°idea y direcci¨®n¡±) de El mal de la juventud (1926), de Ferdinand Bruckner, a cargo de Juan Carlos Martel Bayod, con dramaturgia de Ingrid Guardiola.
El espacio esc¨¦nico es de Bibiana Puigdef¨¤bregas. Baj...
Media luz tirando a bombillas tristes, como de relato de Aldecoa. Sin embargo, hay en el espacio donde se entrecruzan los protagonistas un cierto peligro de ca¨ªda y un improbable cruce de lujo y elegancia. La obra, con el t¨ªtulo de La malaltia, es una versi¨®n (¡°idea y direcci¨®n¡±) de El mal de la juventud (1926), de Ferdinand Bruckner, a cargo de Juan Carlos Martel Bayod, con dramaturgia de Ingrid Guardiola.
El espacio esc¨¦nico es de Bibiana Puigdef¨¤bregas. Bajo la media luz hace su entrada D¨¦sir¨¦e (Elena Mart¨ªn). Se presenta: ¡°Me llamo D¨¦sir¨¦e, soy una estudiante de Medicina¡±. Le responden, zumbones, algunos de sus compa?eros: ¡°?Eterna estudiante de Medicina!¡±. Suenan, como cr¨¦ditos de apertura, Howling Around My Happy Home, de Daniel Norgren. ?Estamos ayer, anteayer, pasado ma?ana? Seis j¨®venes estudiantes de Medicina, pero tambi¨¦n varios apresados por la pasi¨®n del cine. En los textos de presentaci¨®n del montaje sintetizan: ¡°Periodo de entreguerras¡± (aunque siempre hay entreguerras). Y ¡°entre el nihilismo, el aburguesamiento y el suicidio¡± (otro frecuente tr¨ªo en cualquier ¨¦poca), aunque parece predominar demasiado futuro. Es una de las obras m¨¢s representadas en Alemania. En clave de drama furioso y de musical de tono m¨¢s alto, incluso con giros ir¨®nicos.
Maria (Mariant¨°nia Salas) informa de que La malaltia de la joventud se represent¨® en Barcelona por primera vez en 1982, dirigida por Jordi Mesalles, en el que luego se llam¨® Jove Teatre Regina. En 2002, Mesalles volvi¨® a montarla en el Institut del Teatre de Barcelona y cuatro d¨ªas m¨¢s en el de Terrassa. Tres a?os m¨¢s tarde, Mesalles muri¨® a los 52 a?os. ¡°El c¨®mo todav¨ªa se oculta¡±, dice Freder (Guillem Balart). Hay violencia en Freder, el amargo jefe de casting: ¡°Tienes 30 segundos para romper a llorar¡±.
En El mal de la juventud, el cine y la poes¨ªa se reencuentran, con la muerte en el centro. El cine confluye en el documental, al que aqu¨ª llaman, un poco pomposamente, ¡°c¨¢psulas visuales¡±. Hablan de la violencia del casting en una pel¨ªcula (Hello Cinema, de Makhmalbaf). ¡°Es una de las partes m¨¢s duras de la profesi¨®n de int¨¦rprete¡±, dice D¨¦sir¨¦e. Lucy (Martina Roura) encarna en una ¡°c¨¢psula¡± a una chica iran¨ª que quiere conseguir un papel en una pel¨ªcula de Kiarostami, en Cannes, para hacerse con un visado y abandonar su pa¨ªs. Llega la evocaci¨®n de un momento precioso, casi m¨¢gico, a cargo de Freder. Quiere ahorcarse a las afueras de Teher¨¢n en El sabor de las cerezas, la pel¨ªcula de Kiarostami. Estuvo a punto. Im¨¢genes del coche. Y de su boca salv¨¢ndole, llen¨¢ndole de zumo rojo vivo. La esencia de la obra podr¨ªa ser el zumo salvador. Y el rompecabezas que mezcla abundantes fragmentos de El mal de la juventud con Don¡¯t Let Me Down, de los Beatles, y Creep, de Radiohead. Y unas frases de la alta, sensual, vivac¨ªsima Ansia, de Sarah Kane. El alcohol calma o lleva lejos.
En esos pasajes hay aires del Godard m¨¢s perdido y risue?o, pero busqu¨¦ golpes de la oscuridad y la tensi¨®n de La maman et la putain, de Jean Eustache. En la obra tiembla algo fr¨ªo pero que no empapa, no flota en el aire de una tarde de s¨¢bado de invierno. Record¨¦ el talento de una primera pieza de Llu?sa Cunill¨¦, Molt novembre, con la humedad y la niebla pint¨¢ndola al anochecer. Pienso con parejo afecto en Sota la ciutat, de Ll¨¤tzer Garcia. Tres generaciones quieren escribir y hacer teatro. El mayor es un director de escena ca¨ªdo en desgracia, eg¨®latra, autodestructivo. Con el aire ¨¢spero, desencantado y rabioso del joven John Osborne. A Garcia le bastan tres pinceladas para su dibujo: aquel joven autor al que nadie le daba trabajo por ¡°conflictivo¡± y ¡°porque pas¨® su hora¡±, asquerosos calificativos.
Pienso que Mesalles muri¨® en noviembre de 2005. Se citan frases de Mesalles o Ferrater, y se palpa el malestar, la angustia, pero me gustar¨ªa atrapar de un modo m¨¢s f¨ªsico esa inquietud y salvar esos cuerpos. Echo de menos a esos muertos, como a tantos. Los querr¨ªa m¨¢s cerca, m¨¢s centrales en la obra. Muchas noches corr¨ªan las tantas historias de Mesalles, contadas por Oll¨¦, por Anguera, y por aquel, y por aquella. Esta es memorable: ¡°Sufr¨ªa y re¨ªa mejor que nadie. Se sab¨ªa si ¨¦l estaba en un estreno porque, en el momento menos indicado, una risotada inconfundible cubr¨ªa como una ola la autocomplacencia de la platea¡±. Para mi gusto, cuanto m¨¢s breves los fragmentos, m¨¢s intensos. Hay elementos formidables (Guillem Balart, Elena Mart¨ªn, Martina Roura, Emma Arquillu¨¦), que pese a su juventud saben exhalar rabia e intensidad. A veces hablan demasiado, y el estofado, por exceso, no acaba de ligar. El pr¨®ximo puede ser inolvidable.
La malaltia. Texto: Ferdinand Bruckner. Direcci¨®n: Juan Carlos Martel Bayod. Teatre Lliure. Barcelona. Hasta el 11 de abril.